El paraíso turístico de los Cayos de Florida, asediado por agentes de inmigración: “Nunca habíamos visto algo así”
La carretera que conecta las islas con el resto de Estados Unidos se ha vuelto una “trampa fácil”, donde las autoridades realizan retenes y puntos de control para detener a migrantes que transitan por la zona

La única carretera que conecta los Cayos de Florida, un destino turístico global, con el resto de Estados Unidos, se ha convertido en una emboscada. Las autoridades han lanzado una ofensiva migratoria a gran escala en la autopista A1A Overseas Highway, por la que transitan unos tres millones de viajeros al año y la que conecta la cadena de islas que se extiende casi 200 kilómetros sobre el arrecife de Florida desde Cayo Largo, al sur de Miami, hasta Cayo Hueso, con retenes y puntos de control. Según activistas, los agentes revisan matrículas y detienen a personas con procesos migratorios pendientes. En Cayo Hueso, la ciudad más austral del país, una embestida de arrestos en los últimos meses ha desatado un estado de alarma en la comunidad y aterrorizado a las familias migrantes.
El idílico Cayo Hueso, de apenas 13 kilómetros cuadrados, recibe más de un millón de turistas al año, atraídos por su ambiente bohemio y relajado que inspiró a escritores como Ernest Hemingway y Tennessee Williams y que el cantante Jimmy Buffett describió como un crisol excéntrico de pescadores, hippies y contrabandistas. Desde su fundación en el siglo XIX, Cayo Hueso forjó carácter irreverente que quedó simbolizado en 1982, cuando declaró de forma simbólica su independencia de Estados Unidos en protesta por un control de la Patrulla Fronteriza.
Pero con una sola vía de entrada y salida, el famoso polo turístico se ha convertido, en la práctica, en una trampa para atrapar migrantes. En las últimas semanas, las autoridades están realizando casi a diario retenes, redadas y arrestos durante paradas de tráfico, como parte de la cruzada antiinmigrante del Gobierno de Donald Trump. El operativo ha generado un clima de tensión y miedo entre los 27.000 habitantes de Cayo Hueso, un quinto de los cuales son migrantes.
Activistas locales de la Red de Apoyo a Inmigrantes de Cayo Hueso (KWISN) han documentado más de 300 arrestos, la mayoría durante paradas de tráfico, y dicen que están asistiendo a familias afectadas y rastreando en tiempo real los movimientos de las autoridades de inmigración. La mayoría de los 300 detenidos desde junio han sido hombres que eran el principal sustento de su familia, apunta Heather Slivko-Bathurst, fundadora de KWISN. La red ayuda a las familias afectadas con alimentos, insumos y apoyo legal.
En el vecindario de Stock Island, donde viven muchos de los trabajadores de servicios de Cayo Hueso, los residentes están evitando salir de sus casas por temor a ser detenidos, asegura Slivko-Bathurst. Hace unos meses, las autoridades comenzaron a detener personas cuando cruzaban en bicicleta el pequeño puente de acceso a la isla. “Mucha gente se movía en bicicleta desde Stock Island a Cayo Hueso para ir al trabajo. Ahora incluso eso da miedo”, agrega.
La deportación de un estudiante de secundaria local
El descontento con la ofensiva migratoria escaló a comienzos de mes, cuando Elvis García, un estudiante del último año de la secundaria Key West High School, fue arrestado camino a la escuela y deportado a Honduras días después, según medios locales. García acababa de cumplir la mayoría de edad y vivía en Cayo Hueso desde pequeño, se había graduado en mayo de la Academia de Bomberos de la localidad y era un talento del equipo de lucha libre de la escuela.
“Quería ser bombero o entrar al ejército”, cuenta Chazz Jiménez, el entrenador de lucha de García. “Todo el equipo lo quiere. No hay nadie que no lo quiera”. El maestro, nativo de Cayo Hueso, asegura que “la magnitud” de ola de operativos no tiene precedentes en la ciudad. “Nunca habíamos visto algo así. Hemos sabido de personas deportadas en el pasado, incluso padres, pero nunca un estudiante. Lo que estamos viendo ahora es la separación de familias enteras, con niños viviendo con miedo”, agrega.
La madre de un estudiante de la secundaria que pidió el anonimato por temor a represalias dijo a EL PAÍS que el arresto de García ha causado una gran conmoción en la comunidad. “Es humillante. Los niños están destrozados. Esto está fuera de control. Ahora mismo es perfilamiento racial. No hablamos de criminales. Esto es devastador”, apuntó la mujer, que vive en Cayo Hueso hace más de una década.
El día que García fue arrestado, KWISN registró más de 10 detenciones, según Dan Mathers, miembro de la red y dueño de un café en Cayo Hueso. Mathers y otros voluntarios observan los operativos y graban a los agentes enmascarados cuando arrestan a las personas. Cuando la policía local hace una parada de tráfico, los voluntarios monitorean el tiempo que demora para “determinar si se está prolongando intencionalmente para dar tiempo a que llegue la Patrulla Fronteriza”, explica Mathers. “Tenemos indicios de que las detenciones duran más cuando la persona habla con acento español”.
Mathers fue arrestado en agosto cuando grababa un operativo, pasó horas en la Oficina de Aduana y Protección Fronteriza (CBP) en Cayo Marathon y fue liberado sin cargos ese mismo día. Dice que las instalaciones eran frías y austeras, y había “nueve o diez personas detrás de un panel de vidrio, sobre el piso de concreto. Tenían un acolchado mínimo, como de silla de jardín, y una manta de papel aluminio”.
Los voluntarios colocan carteles de advertencia e información útil para los migrantes en los complejos de apartamentos y parques de casas móviles, y alertan a través de las redes sociales sobre la presencia de agentes en las calles. “La migra está patrullando Stock Island. Cuidado”, dice un mensaje del grupo en Facebook que ha sido compartido decenas de veces. “Eviten moverse, quédense donde están, no conduzcan”, dice otro.
Mathers señala que la única autopista de acceso a Cayo Hueso “es una trampa fácil. Vemos vehículos de la Patrulla Fronteriza apostados en la A1A, leyendo placas y esperando a alguien a quien detener”.
A comienzos de diciembre, una ciudadana estadounidense fue detenida en la carretera A1A cerca de Cayo Largo mientras conducía al trabajo. Un reportero del Miami Herald grabó un video del violento altercado donde se ve a los agentes sacar a la mujer por la fuerza del carro mientras ella grita que es ciudadana estadounidense. Aparentemente el auto estaba a nombre de la pareja de la mujer, quien estaría en situación migratoria irregular, según el Herald. La mujer, que es terapista y vestía uniforme de hospital, aseguró que siguió todas las instrucciones de los agentes y, antes de que pudiera alcanzar su licencia, amenazaron con romper la ventanilla y la sacaron del auto. Las autoridades la dejaron ir tras comprobar su estatus.
Cayo Hueso firmó en julio un acuerdo conocido como 287(g) para colaborar con las autoridades de inmigración. Los comisionados habían votado a finales de junio en contra del acuerdo, pero revirtieron la decisión tras una carta amenazadora del fiscal general de Florida, James Uthmeier, señalando que podrían estar violando la ley de Florida que prohíbe las ciudades santuario.

“Fue una carta bastante intimidante” que incluso amenazó a los comisionados con sus puestos, dijo la comisionada del Distrito 1 de Cayo Hueso, Monica Haskell, a EL PAÍS. La comisionada asegura que ha recibido quejas de que la policía está reteniendo a personas de color en las paradas de tráfico. “Son paradas simples que, en teoría, deberían resolverse rápidamente, pero están reteniendo a personas de color durante 30 minutos o más, hasta que llegan las autoridades migratorias, hasta que aparece la Patrulla Fronteriza o Aduanas y Protección Fronteriza”, señala.
El Departamento de Policía de Cayo Hueso dijo en un correo electrónico que “no ha realizado ningún arresto por motivos migratorios” y refirió preguntas al Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE). El Departamento de Seguridad Nacional no respondió a una solicitud de comentarios para este reporte.
La Oficina del Sheriff del condado de Monroe (MCSO, en inglés), que abarca los Cayos, ha reportado unos 10 arrestos por “cargos migratorios federales” desde agosto. La Patrulla de Carreteras de Florida (FHP) ha reportado 42, según cifras oficiales. Las autoridades también han estado abordando embarcaciones, incluyendo barcos pesqueros, arrestando personas en el mar.
Según Slivko-Bathurst, la desconfianza hacia las autoridades locales se ha disparado. “Hay una parte enorme de la comunidad que ya no confía en la policía, porque la ve como ejecutora de políticas que rechazamos”. Para las familias migrantes, “lo más perturbador es la sensación de traición institucional”, agrega. “Te dicen que apliques, te dan permiso de trabajo, seguro social, licencia de conducir, y ahora toda esa información se usa en tu contra”.
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