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El temor ciudadano azuza la ultraderecha chilena

Los vecinos del barrio República, en el centro de Santiago, conviven con la delincuencia y, cansados, reclaman la “mano dura” de Kast para volver a tener una vida tranquila

Antonia Laborde

En el barrio República, en el centro de Santiago, la gente tiene miedo. Los testimonios de asalto abundan entre los consultados para este reportaje. A la vecina Nancy Ocampo, de 62 años, por ejemplo, la amenazaron con cuchillo a plena luz del día mientras paseaba con su hija adolescente y le robaron la cartera. Para la mujer, su calidad de vida comenzó a verse trastocada con el estallido social de octubre de 2019, revueltas con mucha violencia que dejaron contra las cuerdas al Gobierno de derecha de Sebastián Piñera. La estilista profesional tenía un salón que, debido a la delincuencia que se desató en el marco de las protestas, se vio obligada a cerrar. Hoy se dedica a vender uniformes escolares y tiene unos ingresos “significativamente” menores. Este jueves por la mañana acude a la Escuela República del Ecuador a ofrecer las prendas. En ese establecimiento, que hizo de colegio electoral el pasado domingo en la primera vuelta de las presidenciales, el republicano José Antonio Kast obtuvo la primera mayoría, con un 30,9% de los votos, siete puntos más que a nivel nacional (23,9%).

Ocampo votará por el ultraderechista el próximo 14 de diciembre, cuando se enfrente con la candidata única de la izquierda, Jeannette Jara, que obtuvo un 26,85%, pero tiene serias dificultades para ganarle a Kast, que tiene grandes opciones de llegar a La Moneda con el apoyo de los otros dos sectores de la derecha, que se le unieron. “Antes este barrio era tranquilo, ahora han habido muertes en la Alameda -la principal avenida de la capital chilena- y no se ha hecho nada. Necesitamos a alguien que se enfoque en el orden y la justicia”, plantea la vendedora.

En este polo de convivencia urbana, cultural y educacional, como en distintos rincones de Chile, millones de ciudadanos ven en el discurso de “mano dura” de Kast una salida a la crisis de inseguridad, la principal preocupación de la sociedad, se acuerdo a los sondeos. El republicano ha construido rigurosamente su campaña prometiendo un Gobierno de emergencia, centrado en la seguridad, el control migratorio y el crecimiento económico. Su libreto, a diferencia de sus dos intentos anteriores fallidos para llegar al Gobierno, no incluye sus posturas ultraconservadoras en materia de libertades individuales ni su admiración a la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).

En el barrio República, de grandes casonas del siglo XIX, numerosos centros educativos -también se le conoce como barrio universitario- y edificios y negocios, hoy opera una nueva criminalidad, marcada por homicidios más violentos, que rompió con la tranquilidad de los antiguos residentes, de clase media. El Informe nacional de víctimas de homicidios consumados en Chile de 2024 reveló una tasa de 6,0 por cada 100.000 habitantes, el doble que hace 10 años, pero significativamente menor que países de la región como Ecuador, con 38 homicidios por cada 100.000 habitantes. La socióloga y académica de la Universidad de Santiago (USACH), Lucía Dammert, explica que Chile, desde los noventa, presenta índices de temor muy superiores debido, en parte, a una tasa muy alta de desconfianza en la gente.

“Ahora, hay dos consideraciones sobre la situación actual”, apunta Dammert, “la calidad de vida en muchos barrios se ha deteriorado mucho y la gente tiende vincular el concepto del miedo al crimen y al desorden. En lugares cercanos al casco histórico, la gente le tiene más miedo al crimen, porque hay mucho desorden callejero. También es real que hace 10 años había una docena de barrios complejos y ahora es una centena”. Además, según un reciente estudió que elaboró, se ha visto un movimiento del delito de la zona sur de la capital hacia el centro. “Ese es un impacto territorial que a veces no le damos el necesario peso”, añade.

Fernando Olguín, comerciante de la calle Meiggs, también votante de Kast, quiere que saquen a los militares a las calles para atajar la delincuencia. “Hace falta un Pinochet en este país”, sostiene el vendedor, de 42 años (tenía apenas siete cuando terminó la dictadura). Cuenta que un colega recibió un disparo en el hombro de un asaltante en un puesto cercano al suyo. Insulta a los comunistas, a Boric y menosprecia el resguardo de los derechos humanos. “Son un cacho [lastre]. Los delincuentes tienen más derechos que las víctimas”, apunta. El respaldo a que, en algunas circunstancias, un régimen autoritario puede ser preferible, alcanza un 23%, su máximo histórico, según una encuesta del Centro de Estudio Públicos (CEP).

El barrio Meiggs, a 10 minutos andando de la Escuela República del Ecuador, es una popular zona comercial, donde abunda la compraventa ilegal y, ahora, en vísperas navideñas, es un polo de consumo para los vecinos y la alta población flotante que circula por el corazón de la capital. “El comercio ilegal es sólo la punta del iceberg”, dijo el alcalde de derecha, Mario Desbordes, que asumió hace un año en reemplazo de una alcaldesa comunista. “Hay organizaciones criminales que están haciendo de esa zona su dominio de trabajo, con ausencia total del Estado (...) Hay personas con armas de fuego que custodian estos espacios tomados”. El líder comunal, que a mediados de años ingresó con chaleco antibalas a la zona para desalojar a los irregulares, cerró por un tiempo el espacio y la semana pasada lo reabrió con rejas y control de acceso. Este jueves, muchos compradores no habían visto el cambio, y lo celebraban mientras adelantaban las compras navideñas.

La mañana de este viernes, Kast, junto a Desbordes, recorrieron el barrio Franklin, otro polo comercial y foco de inseguridad en la comuna. Los presentes recibieron al republicano entre aplausos y abucheos. “Estamos a pocos días de las elecciones y es natural que la gente se manifieste a favor y en contra. Pero hay que estar aquí, en la calle, donde las personas han sufrido en el día a día y son víctimas de la delincuencia”, respondió.

La comuna de Santiago es la más afectada del país en 2024 por delitos asociados al crimen organizado en Chile, con 3.360 casos, el grueso relacionado a drogas, a armas y corrupción, según el Indicador Nacional de Crimen Organizado. El municipio alberga tres cárceles, otro electorado que favorece al republicano. Prometiendo medidas más estrictas en los centros penitenciarios, Kast obtuvo un 36,9% en los penales (13 puntos más que a nivel nacional). Los expertos explican este respaldo porque los prisioneros no quieren ser reclutados por el crimen organizado, sufrir una extorsión o ser víctima de algún delito mientras cumplen condena.

Ese no es el único cambio del que ha sido testigo el municipio. En 2012 se produjo un crecimiento explosivo de la población debido a la llegada de migrantes, pasando de 300.000 habitantes a 544.000, donde un 32,5% es extranjero, varios de ellos sin papeles.

Kast ha sostenido que cerrará la frontera y que expulsará a los 330.000 inmigrantes irregulares que residen en el país. Ha defendido que, si no se retiran antes de que llegue a La Moneda en marzo de 2026 -si gana las elecciones-, los buscarán y expulsarán y “nunca más van a entrar a suelo chileno”. El aumento de nuevos vecinos centroamericanos no irrita solo a los votantes chilenos de Kast, también a los chinos, que comenzaron a llegar al barrio República hace décadas. En la calle Salvador Sanfuentes, paralela a la Alameda, varios de ellos han instalado negocios y restaurantes. Lia Mia, de 49 años, que vota al ultraderechista Kast, es empleada en una tienda y se queja de la migración. “Mal Chile ahora, muchos colombianos”, afirma la mujer que ha visto en la tele que Kast va a mejorar la seguridad y la economía.

El jefe de Mia, Liu Xinyu, llegó hace 26 años a Chile, arrancando de los malos salarios chinos. En los últimos años, han asaltado dos veces su tienda. En una ocasión, lo apuntaron con una pistola en la cabeza mientras los otros ladrones se llevaban productos valorados en unos cinco millones de pesos (5.400 dólares). En la otra, los delincuentes hicieron un agujero en las bodegas traseras y se robaron cajas y cajas de loza importada. Vota a Kast, pero no está convencido de que pueda resolver la crisis de inseguridad. “Para eso tiene que cambiar las leyes”, afirma en un español chapuceado.

El pacto Cambio por Chile, que lideraron los republicanos en las recientes elecciones parlamentarias, -junto a los libertarios de Johannes Kaiser y el Partido Social Cristiano- pasó de 15 a 42 diputados. Junto a la derecha tradicional, que bajó a 34, se quedaron con 76 representantes de un hemiciclo de 155. En el Senado, el pacto de Kast subió de uno a siete senadores, y sumados a los de la derecha tradicional, alcanzan 25 de los 50 senadores.

A Mia, que la han asaltado varias veces -le han robado el coche, la cartera, el móvil-, le da miedo salir de su trabajo. Ese temor es compartido en el barrio, donde la noche arranca antes desde que se produjo el estallido social, cuyo apoyo ciudadano ha envejecido mal (del 55% al 23%, según la CEP). Para evitar el peligro, desde hace un tiempo que el negocio baja la persiana a las 18.30 horas. Solo el 39% de los chilenos se siente seguro caminando solo por la noche, lo que ubica al país en el puesto 138, justo detrás de Zimbabue, en una encuesta realizada en 144 territorios por la empresa estadounidense Gallup. Al 61% de ciudadanos atemorizados y cansados les habla Kast.

“Queremos un país donde los delincuentes tengan miedo y los ciudadanos caminen libres”, dijo en su cierre de campaña. En el acto recordó su primera incursión presidencial en 2017, cuando su equipo era un puñado de personas y obtuvo un 8% de los votos. Cuatro años después, en 2021, pasó a segunda vuelta, pero fracasó ante Boric. Esta vez, todo parece indicar que las palabras que pronunció en el cierre ante unas 14.000 personas, se van a cumplir: “La tercera es la vencida”.

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Sobre la firma

Antonia Laborde
Periodista en Chile desde 2022, antes estuvo cuatro años como corresponsal en la oficina de Washington. Ha trabajado en Telemundo (España), en el periódico económico Pulso (Chile) y en el medio online El Definido (Chile). Máster de Periodismo de EL PAÍS.
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