Cyrille Rogeau, embajador de Francia en Chile: “Una visión más optimista puede hacer avanzar a un país”
El diplomático francés, que se encuentra en Santiago desde junio de 2024, dice estar sorprendido por el pesimismo de los chilenos: “Necesitamos fuerza de voluntad”


Cyrille Rogeau (Le Mans, 58 años) dice que viene del país de los quejumbrosos y de los que nunca están contentos: Francia. Algo similar encontró en Chile, a unos 11.700 kilómetros de distancia aproximadamente, y donde se desempeña como embajador de Francia desde junio de 2024. “Estoy muy feliz de vivir en un país tan hermoso. Solo lamento una cosa: que los chilenos no se den cuenta, y que sean tan pesimistas o críticos”, dijo en una carta de opinión publicada en El Mercurio, el 15 de julio.
Tras su columna, titulada “Feliz como un francés en Chile”, recibió muchos comentarios de todo el espectro político, así como de ciudadanos chilenos y extranjeros. “Casi siempre positivos. Soy muy consciente de que la vida de un embajador es materialmente más fácil. Mi situación privilegiada no cambia en nada la belleza de Chile, la resiliencia del pueblo chileno y todo lo que este país ha logrado en 80 años”, dice en una entrevista con EL PAÍS.
Pregunta. ¿Qué tiene Chile que le diferencia de otro país del mundo?
Respuesta. Chile tiene una geografía única, que le da paisajes únicos. En un año lo he recorrido en buena parte y puedo decir que nunca me decepciona, posee una gran diversidad. Desde el canal de Beagle a bordo del buque escuela Esmeralda [ de la Armada chilena] hasta el desierto de Atacama, pasando por el Lago de Todos los Santos o el Valle del Elqui ¡Cuántas maravillas! Es esta geografía tan única que puede explicar también la resiliencia del pueblo chileno. Estando entre el inmenso océano Pacífico –que para nada es pacífico- y esta suntuosa y majestuosa cordillera -que fue difícil de cruzar durante muchos años– pienso que es esa naturaleza a la vez tan bella y exigente que también forjó el carácter del pueblo de Chile.
P. Usted ha dicho que, en tiempos de guerras y conflictos violentos es un activo estar en el fin del mundo. ¿Por qué cree que la distancia es un armazón?
R. Cuando los tiempos son complicados y turbulentos, es claro que es mejor no estar cerca. Por ejemplo, Francia y Europa están muy próximos geográficamente de la guerra en Ucrania, lo que conlleva un peligro para la paz. Estar lejos no quiere decir tampoco no tener una posición. Desde el inicio de conflicto en 2022, Chile siempre ha mantenido una posición clara, al igual que Francia, que condena la invasión rusa en Ucrania y reafirma los principios del derecho internacional.

P. De igual modo, el país no escapa de ser impactado por los efectos de algunas de estas guerras, como los gravámenes impuestos recientemente por Trump al cobre. ¿Es suficiente con estar apegado al multilateralismo?
R. En cuanto a los efectos de los aranceles, hace falta esperar un poco más para saber cuáles serán las consecuencias. Aún no está todo dicho. Estoy convencido de que la existencia de un orden mundial basado en el multilateralismo y el derecho internacional, es la única garantía para la estabilidad internacional y la paz. El sistema multilateral, tal y como se ha construido en los últimos setenta años, ha llevado a crear instituciones internacionales que trabajan a diario por el bien común. La posición de Francia es clara en esto. En un momento en que el multilateralismo atraviesa una crisis sin precedentes y numerosos actores lo ponen en tela de juicio, Francia sigue comprometida a fortalecerlo y renovarlo.
P. ¿Por qué cree que los chilenos se sienten pesimistas sobre la situación de su país?
R. No lo sé. Como lo comenté, pasa lo mismo en Francia y tampoco sé por qué. Cada año, IPSOS publica un estudio sobre las visiones del futuro y siempre los franceses son los menos optimistas de todos.
P. Al llegar a Chile, ¿le sorprendió el pesimismo?
R. Sí, por todo lo que le dije. Y cuanto más conozco este país, más me sorprende. Pero sé que mi naturaleza es muy optimista y que eso, claro, me puede influenciar. Es imposible ser absolutamente objetivo.
P. Usted sugiere conciliar más “el pesimismo de la inteligencia con el optimismo de la voluntad”. ¿A qué se refiere?
R. Es una frase de Antonio Gramsci cuando estaba en la cárcel. La idea es que la inteligencia suele identificar más problemas que soluciones, especialmente en un mundo cada vez más complejo. Para avanzar, para continuar, para simplemente vivir, necesitamos fuerza de voluntad, y esta fuerza de voluntad se multiplica por diez con el optimismo, que a menudo consiste simplemente en ver el vaso medio lleno en lugar de medio vacío. Aunque esto por sí solo no es lo único y los contextos de cada uno son muy distintos, pero me parece que intentar tener una visión más optimista puede aportar mucho y hacer avanzar a un equipo, a un país.
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