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La primaria de la izquierda chilena define el sello de la coalición y su liderazgo tras la era Boric

El próximo domingo, los simpatizantes de izquierda decidirán entre Carolina Tohá, socialdemócrata, y Jeannette Jara, comunista. La campaña no ha sido amistosa

Carolina Tohá, Jeanette Jara, Gonzalo Winter y Jaime Mulet.
El País

La izquierda chilena elegirá en una semana, el domingo 29 de junio, su candidatura única para las elecciones presidenciales del 16 de noviembre. La carrera se resolverá entre las dos cartas fuertes, dos mujeres: Carolina Tohá, socialdemócrata, y Jeannette Jara, comunista, ambas exministras del Gobierno de Gabriel Boric. El resultado de la primaria no solo importa porque los electores que simpatizan con este sector político escogerán a la candidata que enfrentará en menos de cinco meses a los postulantes de las derechas que llegarán directamente a la primera vuelta (Evelyn Matthei, José Antonio Kast y Johannes Kaiser, hasta ahora), sino sobre todo porque definirá una disputa en curso: el sello que tendrá la coalición izquierdista tras la era Boric a partir de marzo de 2026, cuando finalizará la actual Administración. ¿Se recompondrá la izquierda moderada de la mano de Tohá o la coalición será liderada por primera vez por el PC, que en los últimos 15 años ha conquistado cada vez mayores espacios en la institucionalidad chilena?

Es el trasfondo último de la primaria que incluso sobrepasa esta elección presidencial 2025, cuando los vientos soplan a favor de la derecha, como se reconoce en el propio oficialismo. Los otros dos candidatos -los diputados Gonzalo Winter, del Frente Amplio de Boric, y Jaime Mulet, de la Federación Regionalista Verde Social– corren con amplia desventaja en esta carrera a La Moneda, según las encuestas, aunque lo que obtengan el 29 de junio servirá para medir sus propias fuerzas y la negociación parlamentaria. En definitiva, son cuatro candidatos respaldados por ocho partidos de un solo pacto que intentarán hacer participar, al menos, a las 1,7 millón de personas que acudieron a las urnas para la primaria entre Boric y Daniel Jadue de 2021. Parece evidente, según los expertos, que la participación será menor, aunque el electorado chileno acostumbra a dar sorpresas.

En la izquierda se preguntan si sobrevivirá la coalición luego de una primaria que, a diferencia de lo que se espera habitualmente, no ha sido precisamente un factor de resolución de conflictos, sino que ha dejado en evidencia la fragilidad de una alianza compuesta por fuerzas unidas sobre todo por el antiderechismo. La tensión que se ha expresado en los últimos días sobre todo entre Tohá y Jara -que ha sobrepasado la temperatura que en el oficialismo se hubiese querido- muestra lo que en este sector político se analiza en privado: no existen amplias posibilidades de que entre los candidatos de esta primaria se encuentre el próximo presidente de Chile, porque hoy en día la ciudadanía busca un cambio de mano respecto de actual Gobierno y una imagen que proyecte autoridad. En la izquierda recuerdan que para 2013, la segunda candidatura de Michelle Bachelet, la campaña fue una luna de miel para la socialista: era claro su triunfo y la promesa de tener nuevamente el poder ordenaba a la política. Pero no sucede lo mismo en este 2025.

Luego de una primaria altamente competitiva, poco amistosa, en el oficialismo se teme la dispersión. Pero la noche del 29 de junio, lo que triunfará y perderá, respectivamente, son dos vías diferentes de proyectar a la izquierda chilena.

Carolina Tohá: la reestructuración de la izquierda moderada

Carolina Tohá candidata presidencial del Partido por la Democracia.

La candidata Carolina Tohá tiene una trayectoria de prácticamente 40 años en la vida pública chilena: debutó en la primera línea como dirigente universitaria a mediados de los años 80, en la última etapa de la dictadura, y ha tenido una larga experiencia en el Gobierno, el Parlamento, como alcaldesa y como alta dirigente de su partido, el PPD. Al competir en esta primaria busca recomponer el mundo de la centroizquierda reformista, un sector político que se ha ido apagando desde el final del primer Gobierno de Michelle Bachelet, en 2010, cuando terminó la Concertación. A fines de abril pasado, Tohá dijo en EL PAÍS: “El problema es que hay ciertas izquierdas que han estado muy silenciosas o que no se han renovado o que han estado acomplejadas. La familia de la que yo vengo, la socialdemocracia y el socialismo chileno, en los últimos 15 años ha tenido una baja capacidad de poner su mirada en el debate, de interlocutar con las otras familias de amplias de esta izquierda respecto a qué proyecto le conviene a Chile”.

Es lo que busca en esta campaña presidencial: darle un nuevo impulso a la socialdemocracia -o al socialismo chileno, del que ella se siente parte- para enfrentar con una mayoría ampliar a la derecha en noviembre, ofrecerle gobernabilidad a Chile en caso de ganar La Moneda y, de perder el Gobierno, conducir a la oposición desde un espacio reformista. “No soy partidaria de que el PC gobierne el país”, dijo Tohá esta semana, irritando al partido de su principal contrincante. La militante del PPD ha logrado el apoyo del Partido Socialista, Partido Liberal, Partido Radical y ha conseguido llevar de vuelta el apoyo de la DC, pero su batalla resulta compleja: Jara ha desplegado una buena candidatura y ha hecho que esta primaria tenga un resultado incierto, aunque Tohá era la candidata fuerte al iniciarse la carrera del oficialismo.

Jeannette Jara: el PC busca, ahora, liderar la izquierda

Jeannette Jara candidata presidencial del Partido Comunista.

El avance del Partido Comunista (PC) chileno ha sido lento, pero constante. Al comienzo de la democracia en 1990 era una fuerza política extra institucional, que se mantuvo en los márgenes con candidaturas testimoniales, como lo fue en 1999 la de su presidenta Gladys Marín (1941-2005). En ese periodo se instaló en la oposición a la Concertación de centroizquierda, pero en 2010 el PC entró al Parlamento gracias a determinados acuerdos. En 2014 consiguió ingresar al Gobierno, en la coalición Nueva Mayoría del segundo mandato de Michelle Bachelet, pero todavía en un papel secundario. Fue la primera vez que los comunistas volvieron a La Moneda tras el Gobierno de Salvador Allende (1970-1973), donde fueron un partido leal al presidente.

En 2022 el PC fue parte de la coalición original de Boric, Apruebo Dignidad, con presencia en el Comité Político y carteras clave como la vocería, Trabajo, que lideró Jeannette Jara, y Educación. La candidatura de Jara intenta ahora, por primera vez, que el Partido Comunista chileno -que no ha girado hacia posiciones moderadas como el PC italiano, por ejemplo- lidere la izquierda desde una posición protagónica.

Jara se ha formado en el PC: milita desde los 14 años. Es de una generación distinta a la del presidente Lautaro Carmona y ha mostrado posiciones más moderadas: es vista cercana a posturas del eurocomunismo y a posturas críticas del socialismo real, como reconocen incluso en la candidatura de Tohá. Por ejemplo, Jara ha señalado que el de Venezuela es “un régimen autoritario”, aunque de Cuba dijo que “tiene un sistema democrático distinto del nuestro”.

No fue la primera opción del PC: lo era Daniel Jadue, el exalcalde del municipio de Recoleta, con medidas cautelares tras su formalización por el Caso Farmacias populares. Cercano a Carmona, del ala más dura y dogmática del partido, en 2021 perdió en las primarias con Boric, pero obtuvo 689.000 votos. Jara, a diferencia de Jadue, que tiene un estilo confrontacional, ha mostrado un liderazgo empático, que ha sido comparado con el de Bachelet.

Su eventual triunfo complicaría no solo a la reorganización de la izquierda moderada, sino que también golpearía al Frente Amplio, que en 2021 llegó a La Moneda con Boric y su generación, entonces símbolos de una nueva izquierda. Una victoria de Jara dejaría este espacio en manos del PC.

Gonzalo Winter: cuánto pesa el Frente Amplio y la nueva generación de la izquierda

Gonzalo Winter candidato a la presidencia por el Partido Frente Amplio.

El presidente Boric hace cuatro años, en 2021, ganó la primaria de la coalición Apruebo Dignidad ante Jadue con un millón de votos, es decir, obtuvo un 60% de los respaldos. Fue la antesala de su buen desempeño en primera vuelta y del triunfo en el balotaje que le abrió las puertas de La Moneda. Boric y su generación, entonces, representaron la renovación de la izquierda chilena y fue la impronta con la que hicieron un Gobierno que resultó difícil: perdió su propuesta de nueva Constitución, las prioridades cambiaron -el control de la delincuencia y el crecimiento económico se instalaron como las urgencias de la gente, lo que empujó al Ejecutivo a virar-, y los problemas de probidad como el caso Convenios han afectado la imagen pública del partido del presidente, el Frente Amplio (FA).

Ahora, cuando faltan apenas ocho meses para que esta Administración termine, el Frente Amplio volverá a medir sus fuerzas, pero en esta ocasión frente a otros tres candidatos. Lo hará como fuerza gobernante, con la experiencia de liderar La Moneda, aunque no tiene grandes posibilidades de brillar en esta primaria. El candidato, el diputado Gonzalo Winter, de acuerdo a las encuestas no despega del tercer lugar, por lo que no disputa el triunfo como Tohá y Jara. De confirmarse lo que muestran los sondeos, por lo tanto, en esta ocasión no habría un fenómeno como lo fue Boric en 2021, cuando logró irrumpir y ganar. El espacio de la nueva izquierda, de ganar Jara, se lo quedaría el PC. Si triunfara Tohá, habrá triunfado la moderación de la izquierda, con evidentes correcciones respecto de la propuesta del Frente Amplio.

En el partido del presidente Boric, de hecho, no tienen puestas sus fichas en el resultado final de las primarias, sino en obtener bolsones de votos en la Región Metropolitana, Valparaíso, Biobío y Maule, para proyectarlos en la elección parlamentaria que se realizará el 16 de noviembre en forma paralela a la presidencial. A los del Frente Amplio les interesa observar el impacto en Antofagasta del caso Convenios, protagonizado por la exmilitante del FA, la diputada Catalina Pérez, formalizada por tres delitos de fraude al fisco.

Jaime Mulet: un escalón más para su partido

Jaime Mulet  precandidato del oficialismo de la Federación Regionalista Verde Social.

El diputado Jaime Mulet, que lidera la Federación Regionalista Verde Social (FRVS), es el precandidato del oficialismo menos aventajado en todas las encuestas. Pero tanto él como su formación política, constituida en enero de 2017 y que cuenta con cerca de 18.000 militantes, debutan en esta ocasión en una elección primaria, lo que representa un avance importante. De ahí que su abanderado asegure que, aunque no obtenga la cantidad suficiente de votos para competir en las presidenciales -algo más que probable- sería “un escalón más” para la corta trayectoria del partido político. “Estamos dando otro paso, pero definitivamente no nos jugamos la vida en estas primarias de la izquierda”, dice Mulet a EL PAÍS. El parlamentario asegura que aspira a que los conozcan más en Chile: “Mi partido y yo partimos esta candidatura con un nivel muy bajo en relación con mis adversarios y nos hemos ido dando a conocer desde entonces. Es decir, ahora existe más conocimiento sobre la FRVS y su proyecto político. Definitivamente, cualquier resultado es ganancia para nosotros en este momento”, analiza.

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