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La Europa negra de Johny Pitts: crónicas desde la periferia

En ‘Afropean: A Journal’, su más reciente publicación, el autor inglés combina imagen y palabra para explorar identidades fragmentadas y las memorias silenciadas en torno a la negritud en el continente europeo

Imagen perteneciente al libro 'Afropean: A Journal', de Johny Pitts. Cortesía de Johny Pitts y Mörel Books.
Gloria Crespo MacLennan

En 2004, Johny Pitts (Sheffield, Reino Unido, 1987), fotógrafo, escritor y comunicador británico, emprendió un periplo por distintos países europeos, dando forma a una suerte de diario de viaje que exploraba la idea de una identidad afroeuropea. De ahí surgió el libro Afropean. Notas sobre la Europa Negra (Capitán Swing, 2022), una mirada cómplice hacia millones de ciudadanos negros que, a diferencia de los afroamericanos —cuya historia compartida ha dado lugar a una entidad colectiva más consolidada—, provienen de contextos diversos y equilibran sus múltiples identidades para construir nuevas formas de pertenencia en el continente europeo.

A esta publicación de no ficción, traducida a ocho idiomas y ganadora de varios premios, le sigue Afropean: A Journal, que adopta la forma de un álbum de recuerdos compuesto por fotografías, escritos realizados en libretas Moleskine y otros objetos efímeros recogidos a lo largo de 20 años por una ruta que llevó al autor de Sheffield a Gibraltar, pasando por Londres, París, Bruselas, Ámsterdam, Berlín, Estocolmo, Moscú, Roma, Marsella, Madrid, Lisboa y Berna.

Pitts nació negro, en un barrio obrero del Reino Unido de Margaret Thatcher, hijo de un músico afroamericano neoyorquino y de una madre blanca inglesa, administrativa y ama de casa. Su juventud se nutrió del grafiti en las paredes, de las radios piratas que emitían desde bloques de apartamentos y hacían sonar jungle y hip hop, de los partidos de fútbol callejero con niños jamaicanos, yemeníes, pakistaníes y blancos. Un cruce constante de influencias, lenguas, ritmos y procedencias que configuró la sensibilidad con la que más tarde recorrería Europa en busca de otras expresiones —“con el fin de desenterrar algunas de las historias y conocimientos locales de otros paisajes tan efímeros como el mío”, tal y como escribe el artista, refiriéndose a la destrucción del paisaje obrero como una pérdida de la memoria—.

El autor se considera tan fotógrafo como escritor, de ahí que se planteara trabajar dentro de esa tradición establecida por John Berger y Jean Mohr, Langston Hughes y Roy DeCarava o Richard Avedon y James Baldwin, donde imagen y palabra van de la mano. Para ello, se propuso, mientras viajaba, escribir 500 palabras al día y tomar cinco fotografías con significado. Acabaría con un inmenso archivo del que se nutre su nueva publicación. “Paradójicamente, mientras escribo trato de evocar imágenes”, señala Pitts durante una conversación telefónica. “No quiero que la gente lea mis libros, sino que las palabras fluyan dando forma a imágenes. Quiero que mi escritura sea muy visual. En lo que respecta a mis fotografías, necesito que casi creen una historia por sí solas; las veo como poemas. Es como si la cámara hiciese lo que hace la pluma y la pluma lo que hace la cámara”.

Imagen perteneciente al libro 'Afropean: A Journal', de Johny Pitts. Cortesía de Johny Pitts y Mörel Books.

Es la oscuridad de la noche la que guía al lector en las primeras páginas de Afropean: A Journal, por paisajes urbanos desenfocados y fragmentados, donde las anotaciones del autor expanden las imágenes y añaden capas de significado, rompiendo la objetividad documental para convertir el registro visual en algo más subjetivo, y emocional. Un viaje en trenes nocturnos, al abrigo de los colores del invierno, que funciona como metáfora de una identidad tejida en sombras, fronteras invisibles y relatos olvidados por la historia oficial.

“Lo que te enamora es lo que ves. Si introduces la luz, lo cambias”, decía Roy DeCarava, quien forjó su mirada en la penumbra de los clubes de jazz, con el aplomo de aquel que sabe que la gran fotografía siempre se arriesga a fracasar. Un espíritu que impregna el lenguaje visual de Pitts. Si en las fotos de DeCarava está el jazz, en las del autor británico se encuentra el hip hop y el jungle. “De Carava consiguió desarrollar un lenguaje visual escuchando una música capaz de transferir la noción de la emoción negra y de su cultura, mientras se dejaba llevar por el desenfoque y las imperfecciones que surgen al mirar en las sombras, en las tonalidades más bajas”, señala Pitts. “Durante mis desplazamientos, muchas veces me encontré fotografiando la negritud donde escaseaba la luz, enfrentándome a esa falta de nitidez en las formas”.

“Siempre me ha interesado la relación entre la fotografía y la música”, advierte el autor británico. “Nunca fui a una escuela de arte ni nada parecido; la forma en la que me llegaban las imágenes era a través de las carátulas y los insertos de los CDs. El término Afropea lo acuñó el grupo congoleño Zap Mama. Los músicos trabajan de forma constante con la noción de la fusión, la apropiación y el remix, de ahí que en el título de la publicación vaya implícita esa mezcla de culturas y etnicidades, la música y esa sensación de desenfoque”.

El libro está diseñado como una experiencia táctil y emocional, que intencionadamente mantiene un tono caótico e improvisado, el cual, en cierto modo, refleja la experiencia del autor durante su periplo en busca de esos rastros de solidaridad y esperanza, que marcaron los años noventa, con el fin del apartheid y la caída del Muro de Berlín, y que se diluyeron tras el 11-S y el auge del discurso antiinmigrante. Así, las distintas comunidades que abarca el libro dialogan entre sí a través de su narrativa.

“Existe una larga historia colonial en Portugal, Francia, Alemania, Reino Unido y España”, explica el autor, “pero también me interesaban las conexiones que existieron —especialmente en los años setenta y ochenta— entre Suecia y África. En Rusia no hay una gran comunidad negra, pero sí una historia de internacionalismo soviético en África, luchando contra el imperialismo occidental. Para mí, se trata de abordar el presente, pero sin olvidar que aún está marcado por los fantasmas del pasado. Aunque en algunos de los lugares que visité no existen grandes comunidades negras, lo verdaderamente significativo fue percibir cómo ciertas historias siguen presentes en el aire, ligadas a antiguos movimientos políticos y a culturas que se han entrecruzado. Documentar esa presencia, me pareció esencial”.

Imagen perteneciente al libro 'Afropean: A Journal', de Johny Pitts. Cortesía de Johny Pitts y Mörel Books.

Y, si uno es eritreo en Estocolmo, ¿qué lo une con un angoleño en Portugal? Pitts advierte que su proyecto no busca “generalizar afirmando que la experiencia negra es la misma para todos”. La identidad visual del fotolibro expresa precisamente esa sensación de lo fragmentario: hay fragmentos de experiencia que nunca encajan del todo. Su intención ha sido que, al recorrer el libro completo, se alcance “un estado emocional” que conecte a culturas que viven bajo la sombra del colonialismo.

“Estar en la periferia acentúa las identidades nacionalistas”, afirma. “Uno nunca siente que pertenece por completo a un lugar ni al otro. Las personas negras que crecieron en Europa, muchas veces, van a África y tampoco se sienten parte de allí. Es un espacio liminal, una experiencia intermedia. Y no se trata solo de la experiencia negra: descubrí que tenía mucho en común con personas de lugares como la antigua Yugoslavia o la Alemania del Este, territorios donde existe una cierta sensación de desplazamiento o de identidad perdida. Pero no todo es negativo, como hemos visto con el hip hop o el jazz, a veces de estos espacios liminales surge una belleza real”, concluye Pitts, “algo que puede mostrar al resto de la sociedad una perspectiva valiosa de lo que implica ser humano”.

Afropean: A Journal. Johny Pitts. Mörel Books, 2024. 300 páginas. 50 euros

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Sobre la firma

Gloria Crespo MacLennan
Ha desarrollado gran parte de su trayectoria profesional en EL PAÍS como editora gráfica y periodista cultural especializada en fotografía. Colabora en diversos medios de comunicación y ejerce como comisaria independiente de exposiciones. Es directora de un documental sobre la pintora Maria Blanchard, ‘26, Rue du Départ. Érase una vez en París’
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