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Argentina crea una Agencia Nacional de Migraciones con más poder policial

Los controles migratorios fronterizos pasan del ministerio de Interior al de Seguridad

Federico Rivas Molina

Los controles migratorios en los pasos fronterizos argentinos ya no estarán en manos de civiles. El Gobierno de Javier Milei anunció este martes la creación de una Agencia Nacional de Migraciones que dependerá del ministerio de Seguridad y no de Interior, como la dirección actual.

El nuevo departamento coordinará el trabajo de todas las fuerzas de seguridad, como la Policía Federal, la Aeroportuaria y la Gendarmería, en el combate de los delitos transnacionales. El objetivo final será la conformación de una policía migratoria inspirada en la US Border Patrol, la patrulla fronteriza de Estados Unidos que hoy es pieza clave en el modelo de control que impulsa el presidente Donald Trump.

La presentación oficial de la nueva agencia fue el último acto protocolar de Patricia Bullrich, quien dejará el cargo de ministra de Seguridad para ocupar una banca en el Senado. Bullrich, defensora de la mano dura contra el delito, será reemplazada por su segunda, Alejandra Monteoliva, lo que garantizará la continuidad de sus políticas.

A Milei le gusta hablar de la “doctrina Bullrich”, a la que atribuye el fin de los bloqueos de calles y carreteras como forma de protesta social. En una segunda etapa, la Casa Rosada promovió replicar en Argentina las agencias de seguridad de Estados Unidos, país que se ha convertido, a través de Trump, en sostén económico y espejo ideológico del Gobierno libertario.

La fascinación de Milei con Trump y todo lo que lleve la sigla USA lo ha llevado incluso a proponer la creación de un FBI argentino. Durante un discurso en junio pasado, prometió una reforma de la Policía Federal que le permitiría hacer detenciones o tareas de espionaje sin autorización judicial. La reforma anunciada este martes también se inspira en los modelos de seguridad de Estados Unidos, aunque con recursos económicos que están a años luz de distancia y realidades muy distintas.

La nueva agencia, dijo el Gobierno en un comunicado, “optimizará la coordinación fronteriza, policial y la inteligencia migratoria, para enfrentar amenazas transnacionales. Dado que la región vive un escenario de violencia crítica y desplazamientos criminales, la protección de fronteras se vuelve un objetivo de Seguridad Nacional, no solo administrativo”.

Para la ministra Bullrich, Argentina “ha logrado que las grandes bandas [transnacionales] estén aquí muy controladas”. “Nosotros hoy tenemos que convertir esta Dirección Nacional [de Migraciones] en una Agencia Nacional, que tome todos e integralmente los problemas de migraciones que tenemos en nuestro país”, dijo.

En cualquier caso, se trata de un cambio de paradigma, porque Migraciones estuvo históricamente a cargo del ministerio de Interior. Bullrich logró el traspaso a Seguridad gracias a un acuerdo con Karina Milei, hermana de Milei y secretaria general de la Presidencia, hoy la persona más poderosa del Gobierno.

El mismo cambio de paradigma aplicó el Gobierno al nombrar durante el fin de semana a un militar al frente del Ministerio de Defensa, una cartera que estaba en manos de civiles desde el regreso a la democracia, en 1983. El Gobierno aclaró que su intención fue “dar por finalizada la demonización de nuestros oficiales, suboficiales y soldados” que, según la renovada lectura de la historia promovida por la ultraderecha, padecen los herederos de los condenados por los delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura.

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Sobre la firma

Federico Rivas Molina
Es corresponsal de EL PAÍS en Argentina desde 2016. Fue editor de la edición América. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Buenos Aires y máster en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.
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