Ir al contenido
_
_
_
_

Milei y la condena a Kirchner: silencio y pugna por recuperar la centralidad

El Gobierno de ultraderecha sobreactúa indiferencia ante la prisión de la expresidenta, mientras busca cómo sacarle beneficio electoral

Javier Milei durante el evento conmemorativo del Día de la Bandera en Buenos Aires, Argentina, el 20 de junio de 2025.

La habitual catarata de exabruptos que Javier Milei suele dedicar a los temas y personajes más diversos se topó con un sorprendente motivo de recato y contención: la condena y la detención de la expresidenta Cristina Kirchner por fraude al Estado. El mandatario argentino apenas reaccionó señalando que hubo “justicia” en el fallo contra la principal líder de la oposición y descartando tanto un virtual acuerdo entre su Gobierno y el peronismo como un eventual indulto a Kirchner. Sus funcionarios e incluso sus seguidores, que no se caracterizan por la moderación en sus expresiones, mostraron el mismo cuidado o, directamente, hicieron silencio.

Mientras Kirchner recuperaba la centralidad con sus denuncias de persecución y proscripción, y los militantes peronistas exhibían poder de movilización y apoyo incondicional a su líder, el Gobierno ultra, habituado a dominar la agenda pública, quedó en los últimos 10 días relegado a un segundo plano, apartado y a la expectativa.

“Justicia. Fin”, fue el escueto mensaje que publicó Milei en sus redes sociales el martes 10, cuando la Corte Suprema de Justicia ratificó la condena para Kirchner: seis años de detención y prohibición perpetua para ejercer la función pública. Milei agregó que “la República funciona” y denostó, con profusión del símbolo $, a “los periodistas corruptos, cómplices de políticos mentirosos” que habían sospechado un “supuesto pacto de impunidad” con el kirchnerismo. Dos días después, desde Israel, el presidente declaró que “la Justicia independiente hizo lo que tenía que hacer”.

Milei recién volvió a tocar el tema el último jueves, en una entrevista con el canal La Nación +. No quiso evaluar el fallo judicial, pero lo consideró una “lección de republicanismo” y rechazó dictar un perdón a Kirchner, como han reclamado voces del peronismo. “Es un disparate [...] No tengo ni la más mínima intención de algo así. Nuestro lema de campaña es ‘el que las hace las paga’. Un indulto me parece aberrante”, definió. Sobre la masiva manifestación del miércoles pasado en apoyo a la expresidenta, se limitó a decir: “Cuando se retira un jugador de fútbol le hacen un partido homenaje. La gente fue a despedir a la señora Kirchner porque está inhabilitada de manera perpetua para ejercer cargos públicos”. Para Milei, el peronismo es hoy eso que se vio en la Plaza de Mayo y no mucho más.

La inusual reacción del Gobierno alimentó interrogantes respecto del escenario político agitado por la condena a Kirchner, una figura central para Argentina durante dos décadas, en las que ha generado adhesiones y rechazos profundos. ¿Al Gobierno le convenía que en las próximas elecciones legislativas Kirchner fuera candidata —como había anunciado— y así sostener la polarización con el peronismo? El fallo contra la exmandataria, ¿unifica y revitaliza al PJ —el partido peronista—, al postergar la disputa de los distintos sectores internos? ¿O, al contrario, impide una renovación necesaria y extiende un liderazgo en retroceso?

La contenida respuesta de la ultraderecha en el Gobierno puede entenderse como sorpresa frente a la repentina centralidad mediática del peronismo y su versión kirchnerista. Pero también puede tener otras motivaciones. “Creo que el Gobierno no tiene claro todavía qué le conviene y por eso tuvo un comportamiento tan llamativo”, dice Juan Negri, director de la carrera de Ciencia Política de la Universidad Di Tella. “Es verdad que, por un lado, el Gobierno pierde a una contrincante con la que polarizaba bien y que parece haber una reunificación del peronismo. Pero tal vez en el Gobierno piensan que esta épica de la resistencia y la proscripción, tan asociada al pasado del peronismo, les viene bien porque deja a sus rivales encerrados en un discurso de 1955 [cuando Juan Perón fue derrocado y proscrito], por eso los dejan hacer sin decir nada”. A la vez, agrega Negri, “se puede pensar que, si la detención de Cristina le provee al peronismo un argumento para la unidad y la fortalece a ella como líder, también facilita el argumento mileísmo versus kirchnerismo con el que el Gobierno se siente cómodo".

Para el politólogo Julio Burdman, en cambio, la particular reacción del Gobierno se explica porque “la condena a Cristina Kirchner le importa poco a Milei”. “Es un tema que conmueve a los exintegrantes de Juntos por el Cambio [la coalición de Gobierno de Mauricio Macri entre 2015 y 2019)], quienes impulsaron las denuncias de corrupción. Para Juntos por el Cambio y para el kirchnerismo, el centro de Argentina es Cristina. Pero, para el mileísmo, el centro es Milei”, dice.

Desde esta perspectiva, Milei no busca ni buscó confrontar con el kirchnerismo, sino generar fragmentación. “La figura de Cristina al mileísmo le servía como agente fragmentador. Si el oficialismo va a sacar, digamos, el 40% de los votos en las elecciones [legislativas de octubre], lo que necesita es que el resto esté fragmentado: que por un lado esté el kirchnerismo, por otro el peronismo no kirchnerista, por otro el radicalismo”, detalla. Burdman también distingue entre un discurso que atribuye a los asesores y estrategas del Gobierno —donde sí aflora una confrontación con el kirchnerismo— y lo que el propio Milei suele decir. “El discurso contra Cristina es artificial en Milei, no es espontáneo. Él se opone a lo que denomina ‘la izquierda’, que para él es casi todo, y ahí a Cristina la considera una más”.

En cualquier caso, la estrategia de la Casa Rosada está más centrada en recuperar el control de la agenda pública que en confrontar con el peronismo kirchnerista.

El Gobierno lleva semanas haciendo anuncios diarios más o menos disruptivos, como promover la compra de armas automáticas entre civiles o una reconfiguración de la Policía Federal inspirada en el FBI estadounidense. Mientras tanto, se esfuerza por ocultar las tensiones internas que padece La Libertad Avanza en el proceso de elección de los mejores candidatos para las legislativas. La pelea dentro del partido de Gobierno es especialmente encarnizada en la provincia de Buenos Aires, el principal distrito electoral de Argentina, con 40% del censo nacional.

Buenos Aires está en manos del peronista Áxel Kicillof, alguna vez delfín político de Cristina Kichner y hoy dispuesto a enfrentarla en la disputa por el control del partido. Un triunfo de Milei en ese distrito supondría un respaldo inestimable a su política de desguace del Estado y la “guerra cultural” contra “los zurdos de mierda”, como él mismo pregona con entusiasmo.

Como la ultraderecha se siente ganadora, todos quieren estar en las papeletas. Será en octubre donde finalmente se verá su fortaleza ante un peronismo que ha encontrado nuevos motivos para dar batalla. Mientras tanto, Milei sobreactúa indiferencia.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_