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El fanatismo antiimpuestos español se sube a la ola de Milei en busca de adeptos jóvenes

El presidente argentino multiplica la visibilidad de grupos con ideas económicas extremistas

El presidente de Argentina, Javier Milei, el viernes en Madrid a su salida del acto del Club de los Viernes en el que recibió el premio Escuela de Salamanca.
Ángel Munárriz

“Los youtubers de Andorra hacen lo que haríamos millones si pudiéramos. ¿Por qué no defender de las garras de los políticos lo que has ganado honradamente?”. La frase es del economista Diego Barceló, uno de los fundadores del Club de los Viernes, una asociación ultraliberal española que acaba de conseguir el momento de mayor relumbrón en sus algo más de diez años de historia, conquistando un espacio en portadas y telediarios que ni de lejos había obtenido nunca. ¿Por qué? Por dos motivos.

El primero, porque nada menos que Javier Milei, una máquina de atraer cámaras, acudió el viernes a Madrid a recibir un premio del Club. El segundo, porque las ideas que defiende la asociación han ocupado tradicionalmente una posición marginal por su radicalismo, por lo que el contraste con la atención atraída ahora es drástico. Esas ideas se resumirían así: el Estado es un “parásito”, “los impuestos son un robo”, la “justicia social” es “cultura de la envidia”, la “desigualdad” es “síntoma” de “progreso”, la “redistribución” es “incautación”. Es decir, el mismo repertorio de Milei, que precisamente está en plena tarea de sacar esas ideas del rincón.

El fenómeno es de ida y vuelta. Por un lado, un avispero de grupos y canales españoles de agitación digital, algunos con trayectoria ultraliberal y otros recién subidos al carro, están aprovechando el tirón de Milei para ponerle altavoz a estas ideas. Al mismo tiempo, el líder argentino está mimando a este movimiento. El resultado es que corren tiempos de inédito lucimiento para el fanatismo anti-Estado en España, un “auge” en el que Enrique Díez, profesor de Educación de la Universidad de León y autor de Pedagogía antifascista (Octaedro, 2025), ve una extensión al terreno económico de la “estrategia de difusión a gran escala de ideas reaccionarias” que ya se produce en otros temas como la inmigración, aprovechando —dice— que “el lugar donde los jóvenes forjan su visión del mundo se está desplazando de la educación formal a las redes sociales”.

Al politólogo José Natanson, director de la edición para el Cono Sur de Le Monde Diplomatique, le suena la historia. En su país, Argentina, Milei no solo ha arrasado entre los primeros votantes —en 2023 llegó al 70% entre los menores de 24 años, según una encuesta de Atlas—, sino que suma cada vez más jóvenes al “activismo libertario”. ¿Cómo lo ha logrado? Natanson cita tres razones: un populismo “anticasta” que prende como la pólvora, un discurso que conecta con quienes fían sus esperanzas a la “nueva economía digital”, sea como repartidores o pequeños inversores, y una “estética de la transgresión”. Aunque las circunstancias en Argentina y España son distintas —sobre todo, por la inflación—, Natanson ve en Milei un producto “comprable” por los jóvenes también fuera de su país, lo que explica que los grupos que buscan público en ese mercado se desvivan por lucirlo como reclamo.

Javier Milei, el viernes en Madrid en su discurso de aceptación del premio Escuela de Salamanca, concedido por el Club de los Viernes.

El caso español muestra que Milei está encantado de prestarse a ese papel. Y uno de los beneficiarios es el Club de los Viernes. En una videollamada a las puertas de la visita de Milei, su presidenta, Ana Gómez, se mostraba encantada con el “bum de visibilidad” que les había dado el líder argentino. “No es que retuitee el premio, ¡también los comentarios!, celebraba la presidenta de una asociación que no es precisamente un titán organizativo. Definida por Gómez como una red “descentralizada” de “anarcocapitalistas, minarquistas [partidarios del Estado mínimo] y liberales”, la actividad más conocida del Club es su provocación a tiempo completo en X, donde prodiga insultos a políticos y periodistas.

Como “Messi o Cristiano”

Junto a Gómez, el viernes agasajó a Milei en Madrid Jesús Huerta de Soto. Referente en España del anarcocapitalismo, este economista dirige el Máster de la Escuela Austríaca de la Universidad Rey Juan Carlos y tiene, según Gómez, fuerte tirón entre los jóvenes, la gran esperanza de su movimiento. El fin de semana anterior, añade Gómez con una sonrisa, ya hubo “mucha gente joven” en el Palacio de Vistalegre. “¡Y muy preparada!”, recalca. Lo que se celebró allí el 7 y 8 de junio fue el Madrid Economic Forum, un evento patrocinado por una plataforma cripto que reunió a miles de personas, la mayoría hombres en la veintena y la treintena, y cuyo saldo fue un encomio del capitalismo sin reglas entre gritos contra Pedro Sánchez y vivas a España.

Iker Jiménez y Daniel Lacalle se saludan en el Madrid Economic Forum, con Esperanza Aguirre al fondo, el sábado 7 de junio.

Detrás del evento hay dos empresas. Una es Abast, que asesora a sociedades con “con intereses en Andorra”, un refugio de ricos que quieren rebajar su factura fiscal. La otra es Racks, un grupo de actividad variopinta —vende camisetas con el lema Fuck taxes, da cursos sobre Bitcoin, gestiona espacios de co-working— que tiene como rostro más visible a Victor Domínguez, más conocido como Wall Street Wolverine, un difusor de contenido popular entre el público joven. Además de suministrarles un continuo caudal de mensajes antiinmigración, Domínguez explica a sus seguidores que “la mejor forma de redistribución de la riqueza es que los ricos gasten dinero en gilipolleces” o que el sistema público de pensiones es una “estafa piramidal”. Si hasta el domingo pasado Domínguez —con el que EL PAÍS intentó contactar, sin éxito— presumía ya de más de 800.000 seguidores tanto en X como en YouTube, desde entonces añade a su lista de logros que Milei clausurase su foro con uno de sus enardecidos discursos. Como dijo antes del evento su coordinadora, Helena de Torres, fue como contar con “Messi o Cristiano”.

La nómina de participantes en el Forum es un muestrario de elogiadores de Milei, como la expresidenta madrileña Esperanza Aguirre, el economista Daniel Lacalle, el exdiputado de Ciudadanos Marcos de Quinto o Iker Jiménez, estrella televisiva en Cuatro que ha evolucionado de experto en fenómenos paranormales a aglutinador de voces extremistas. A ellos se suma Pedro Buerbaum, que se hizo famoso vendiendo gofres en forma de pene y ahora tiene un canal de YouTube con más de 1,34 millones de seguidores que difunde un revoltijo de mensajes en el que caben el respaldo a Milei, el desprecio a Hacienda —un “parásito medio mafiosete”, según Buerbaum— y toda suerte de teorías de la conspiración. No es un mezcla tan extraña. Rafael Palacios, alias Rafapal, cuyo canal conspiranoico en Telegram tiene más de 126.000 seguidores, también es un entusiasta de Milei, que le parece un rompedor de tabúes.

Ampliando el foco, raro es el agitador de extrema derecha que no haya convertido a Milei en un habitual de sus contenidos, de Herqles a Cake Minuesa, pasando por Sr Liberal y por supuesto Alvise Pérez, que compite con Vox en reverencia al líder argentino. “Todo tipo de grupos e influencers ultras han visto en Milei la oportunidad de ampliar su ofensiva con un discurso contra el Estado, los impuestos y los espacios sociales comunes”, señala el ya citado pedagogo Enrique Díez, que investiga las redes de difusión de contenido extremista y ha observado cómo al mismo tiempo que el polemista argentino Agustín Laje, muy próximo a Milei, consigue cada vez más predicamento en Madrid, una figura análoga española como Javier Negre gana presencia en Argentina al amparo de su presidente, que se ha fotografiado con él. “Si Milei se implica en estas alianzas, es porque entiende que España es clave en esta batalla”, añade.

El “robo” de los impuestos

Milei también le ha dado un empujón al Instituto Juan de Mariana, un laboratorio de ideas madrileño que da cursos sobre criptomonedas —como Bitcoin y libertad— y que está dirigido por Manuel Llamas, antiguo alto cargo de Isabel Díaz Ayuso, estandarte del sector del PP más afín al líder argentino. Hace un año, Milei recibió en Madrid un premio de esta entidad. Fue un espaldarazo para Llamas, que persigue relevancia en el debate económico con posiciones como que “el Estado es la mayor expresión de la violencia” y que los impuestos son “un maldito robo”. Llamas, en declaraciones por escrito, afirma que la “influyente” figura de Milei, y en concreto que recibiera el premio, ha ayudado a “acelerar” el “crecimiento” de su entidad, y ve lógico que, “buscando una alternativa” a su difícil situación, los jóvenes se sientan “inspirados” por el líder de La Libertad Avanza.

De la entrega del premio se encargaron Llamas y Gabriel Calzada, entusiasta de Milei, presidente de la Universidad de las Hespérides, un centro de formación digital que organiza junto al Instituto Juan de Mariana unos cursos de verano. El centro que preside Calzada tiene como decano al economista Juan Ramón Rallo, que a su faceta como divulgador ultraliberal suma ahora un privilegiado acceso político. Fue Rallo, como ha contado públicamente él mismo, quien sugirió a Milei que cerrase el Madrid Economic Forum, donde a su vez estuvo representada la Universidad de las Hespérides. Los mileístas van tejiendo red.

Caldo de cultivo

El consultor político Antoni Gutiérrez-Rubí detecta un caldo de cultivo para que los jóvenes se sientan atraídos por el mensaje ultraliberal. “Dado que la política no responde a muchos de sus problemas, esta generación tiende a subestimar el valor del bien común, lo que alimenta posturas libertarias”, afirma sobre los menores de 30 años, los centennials, el autor del ensayo Polarización, sociedad y algoritmos (Siglo XXI, 2025), que ve esta inclinación más aguda en los varones, entre los que hacen su agosto los gurús del “dinero rápido” con un discurso que combina la exaltación de las “especulaciones cripto” con la denuncia de la “voracidad” del fisco.

Diversas encuestas del CIS del último año muestran que la percepción de avería del ascensor social es mayor entre los grupos más jóvenes, una opinión que los especialistas ven sintomática de falta de confianza en el Estado como garante de oportunidades y de permeabilidad a los discursos antiimpuestos. Este es un sentimiento extendido entre ellos y ellas. No siempre ocurre así. En la visión sobre Hacienda hay brecha de género.

Los dos grupos de edad en los que más abunda la idea de que la principal razón por la que se ocultan ingresos al fisco es que los impuestos son excesivos son 18-24 y 25-34. Pero no es una percepción homogénea. Entre los hombres, son el 27,5% y el 26,8%, respectivamente; entre las mujeres, el 14,7% y el 18,5%. Además, los jóvenes hasta 35 son más escépticos que las jóvenes sobre la utilidad de los impuestos y más tolerantes ante el fraude en el IRPF. Siempre, las posiciones antiimpuestos están mediadas por la ideología: son más marcadas cuanto más a la derecha está el encuestado.

A Javier Carbonell, investigador en la Universidad de Edimburgo especializado en desigualdad y extrema derecha, no le produce la menor extrañeza que ideas económicas tradicionalmente marginales en España estén “ganando terreno”, sobre todo entre varones veinteañeros. “En general, el discurso individualista tipo Milei está en auge. Pero, además, entre los chicos jóvenes avanza un mensaje que les promete un regreso a la primacía masculina enfatizando las posibilidades de la inversión —ahí entran fuerte las criptomonedas— frente al valor del trabajo, presentado como un camino menos prometedor hacia el éxito”, explica Carbonell, que destaca cómo esta narrativa marida a la perfección con la falta de compromiso fiscal y el escepticismo sobre todo lo colectivo.

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Sobre la firma

Ángel Munárriz
Ángel Munárriz (Cortes de la Frontera, Málaga, 1980) es periodista de la sección de Nacional de EL PAÍS. Empezó su trayectoria en El Correo de Andalucía y ha pasado por medios como Público e Infolibre, donde fue director de investigación. Colabora en el programa Hora 25, de la SER, y es autor de 'Iglesia SA', un ensayo sobre dinero y poder.
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