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“Alvise dice cosas sensatas” y otras nueve frases de un autorretrato político ‘centennial’

Una investigación del consultor político Gutiérrez-Rubí, apoyada en grupos de discusión entre jóvenes, muestra los graves efectos del uso constante de las redes

Adultos en Cataluña soledad
Ángel Munárriz

Frente al vicio de pontificar sobre los jóvenes, Antoni Gutiérrez-Rubí, consultor político y asesor de comunicación, se ha dedicado a escucharlos. Su ensayo Polarización, sociedad y algoritmos. Una radiografía de las nuevas generaciones (Siglo XXI, 2025) reúne no solo infinidad de estudios y diversas voces de expertos, sino que añade lo escuchado en ocho grupos de discusión, los conocidos como focus groups, una técnica de investigación social consistente en reunir a un conjunto de personas y guiar una conversación para extraer conclusiones. En este caso, un total de 48 jóvenes, seis por grupo, participaron en los focus en Madrid y Barcelona en septiembre del año pasado. Tenían entre 18 y 29 años: generación Z, los llamados centennials. “Lo más sorprendente —explica el autor— fue cómo los testimonios estaban en una consonancia casi perfecta con los hallazgos a través de las fuentes secundarias y las entrevistas”.

Lo que sigue son diez frases que ofrecen un autorretrato de una generación políticamente explosiva.

1) “Si nuestros padres seguían su guion, tenían el futuro asegurado. Seguir los pasos ahora no garantiza nada”. Dos extendidas condiciones van entrelazadas. Una es la precariedad. En España, la edad media de emancipación supera los 30 años, según Eurostat. La otra es el pesimismo. Un dato entre muchos: un 57% de los centennials creen que la inteligencia artificial dificultará su entrada en el mercado laboral, según un estudio internacional de Deloitte. Casi la mitad piensa que tendrá que mudarse por el cambio climático, concluye otro del Banco Europeo de Inversiones. “La generación Z es la más pesimista”, afirma por videollamada Gutiérrez-Rubí, que rescata otra frase de los focus groups: “No sabemos si nos vamos a poder jubilar”.

“El contrato intergeneracional está roto. Muchos jóvenes han perdido la confianza en el futuro y en las generaciones anteriores”, explica el autor. Víctor Lapuente, catedrático de Ciencia Política de la Universidad de Gotemburgo, en Suecia, entrevistado en el ensayo, afirma que ello es resultado de que “la justicia intergeneracional” ha sido “olvidada” por unos Estados del bienestar, también el español, que priorizan a los mayores.

2) “Todos son lo mismo. Te intentan engañar”. En los grupos aflora la percepción de la política como farsa ruidosa. La misma chica añade: “Todo son peleas”. Otra entrevistada desvela nula confianza: “Ningún partido puede solucionar lo que pasa”. Una reciente encuesta de la plataforma Talento para el Futuro concluye que los centennials son los que menos creen que las políticas para paliar los problemas de acceso a la vivienda servirán de algo, solo un 7%.

Antoni Gutierrez-Rubi

El hartazgo de la política y la falta de fe en sus resultados pueden conducir al desdén hacia la democracia misma. En España, más del 17% de los menores de 35 años prefieren un gobierno autoritario “en algunas circunstancias”, según el CIS. En ningún otro grupo de edad el porcentaje llega al 10%.

3) “Alvise dice cosas sensatas”. Varias veces surge el nombre del agitador ultra y conspiranoico Alvise Pérez. “Se preocupa por lo que a nosotros nos puede generar inquietudes”, dice un chaval. El creciente desencanto político joven se traduce cada vez más en voto a la extrema derecha. Ocurre en toda Europa, también en España. Pero el fenómeno no es homogéneo por género. Según datos del European Election Studies, entre los menores de 25 años apoyaron a la ultraderecha en las europeas casi el doble de hombres que de mujeres. En España, por cada chica en esta franja que votó a Vox y Alvise lo hicieron 4,6 chicos. Santiago Abascal lidera la intención de voto entre los varones de ese grupo de edad (21,8%), pero no entre ellas (12,7%), con datos del CIS.

4) “Vas con miedo a la discoteca, no existe la presunción de inocencia de un hombre”. La frase es de un chico. También estas otras: “Los hombres tienen menos derechos”. “Te meten una noche en el calabozo y luego veremos si es verdad”. “Si hay un hombre y una mujer con las mismas puntuaciones [en una selección laboral], entrará la mujer”. Solo el 35,1% de jóvenes entre los 18 y los 26 se consideran feministas, mientras que en ellas ese porcentaje asciende al 66%, según 40dB.

Hay un anhelo de viejos roles. Una encuesta de Ipsos en 31 países muestra que casi un tercio de los chicos centennials cree que un hombre que se queda en casa cuidando de sus hijos es menos hombre, once puntos más que ellas. “Está creciendo la insatisfacción masculina a esas edades”, advierte Gutiérrez-Rubí, que lo atribuye a una mezcla de causas culturales y materiales, como su progresivo retroceso salarial y educativo en comparación con las chicas. Así sintetiza el investigador el razonamiento en expansión: “Me dicen que soy un privilegiado, pero las chicas son más inteligentes, empiezan a tener mejores salarios y se emancipan antes. Yo parezco un loser [perdedor] y encima a ellas se las protege más con la corrección política". Ahí es donde hace su agosto la extrema derecha.

5) “No puedes opinar si no lo haces como la gran mayoría”. Los focus groups afloran una obsesión por una supuesta omnipresencia de la “corrección política”. “El límite de la cancelación es cada vez más estrecho”, afirma un chico. Gutiérrez-Rubí lo vincula con la creciente tendencia del discurso político en “tono de sermón”, del que ya ha advertido en Estados Unidos el célebre asesor político James Carville. La escritora canadiense Naomi Klein también ha señalado esta inclinación “asfixiante”, que deja vía libre a los extremistas para conectar con los jóvenes, dice Gutiérrez-Rubí: “Lo primero que les dicen los populistas a los jóvenes es: ‘Ven conmigo, aquí puedes decir lo que quieras”.

6) “No veo las noticias, no me las creo”. La desconfianza en los medios tradicionales afecta a todas las generaciones. Lo que hace diferentes a los jóvenes es una mayor inclinación a pasar pantalla y buscar información de fuentes no periodísticas. Dos veces aparece citado Alvise Pérez como un investigador que desvela lo que los medios más conocidos quieren “silenciar”. “En un clima de sospecha y desconfianza, aumenta el atractivo de la internet oscura, erigida en una especie de catacumba, de lugar de encuentro donde ejercer las creencias sin limitaciones”, explica Gutiérrez-Rubí, que entrevista al antropólogo Carlos Freixa, profesor de la Universidad Pompeu Fabra, quien detecta en lo que él llama la “generación hashtag" una “falta” de “capacidad crítica para cuestionar lo que se publica en las redes y diferenciar la verdad de los bulos“.

7) “En Instagram, te aparece todo de tu ideología”. Ante la desconfianza en el periodismo, alentada por una extrema derecha en crecimiento entre los centennials, un refugio son las redes, donde los algoritmos aquilatan las ideas previas. “Tik Tok te refuerza mucho las ideas”, nota un joven.

Gutiérrez-Rubí da a las redes un papel primordial en la conformación del clima de opinión generacional, por la forma en que las “burbujas de extrema derecha” atrapan a jóvenes que al principio son solo “desencantados”.

8) “Los ‘loops’ infinitos son horribles para la ansiedad”. Los testimonios centennials vinculando el móvil con el malestar psicológico son múltiples, como este sobre los loops, o bucles de inmersión sin mayor sentido que seguir mirando y pasando contenido. Especialmente tóxicas son las redes. “Hacen que te compares todo el rato”, se escucha en un grupo de discusión. “Pierdes mucho tiempo, te levantas por la mañana y de repente es de noche y a lo mejor era tu día libre, qué triste”. También anudan el enganche digital con la soledad. “Estamos más comunicados, pero más solos”, dice una chica.

¿Soledad, los jóvenes? ¿No eran solo los mayores? El 34,6% de los españoles de 18 a 24 años dicen sentir “soledad no deseada”, 14 puntos por encima del total, según un estudio promovido por la Fundación ONCE. En cuanto a la salud mental, casi un 60% entre 15 y 29 años afirman haber tenido problemas en el último año, según un informe de FAD Juventud.

El uso masivo de las redes concuerda con otra tendencia: la de no detenerse en nada, no paladear nada. “Queremos las cosas ahora y cuando llega el momento álgido, a por otra”, dice un chico. El autor de Polarización, soledad y algoritmos alerta de la “trampa psicológica” del scroll ante la pantalla, ese continuo pasar contenido sin profundizar. “Es como un hámster en una rueda”, compara.

9) “Una hora de serie es un esfuerzo. No aguanto dos de película”. El uso masivo de las redes no solo encona políticamente y entristece, además reduce la capacidad de atención. “Tengo menos concentración”, percibe una chica. A un joven ya le parece que en X, antes Twitter, hay “más letra” de la que le resulta “amena”, por lo que prefiere Tik Tok. Al mismo tiempo que te ofrece un contenido, el móvil te facilita al máximo pasar al siguiente, y así una y otra vez, explica Gutiérrez-Rubí. “Y a la vez se fomenta la idea de que te podría estar perdiendo algo. Es una trituradora”. La menor capacidad de atención y la rapidez del consumo maridan a su vez los discursos políticos emocionales, superficiales y populistas. Es un círculo vicioso.

10) “Todo lo achacan a lo blandos que somos”. Varios jóvenes protestan ante la popular idea de que los centennials son unos quejicas que pecan de “falta de esfuerzo”. Gutiérrez-Rubí ve “injusta” la etiqueta “generación de cristal”, que “minimiza” sus problemas. Pero, además, la ve “contraproducente”: “Los jóvenes tienen una fuerte tendencia antisistema al sentirse incomprendidos y maltratados. Si nuestra reacción es etiquetarlos, será más difícil conectar. Se necesita comprensión y mente abierta. Y no solo por solidaridad. El futuro de todos estará influido por la evolución de la generación Z”.

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Sobre la firma

Ángel Munárriz
Ángel Munárriz (Cortes de la Frontera, Málaga, 1980) es periodista de la sección de Nacional de EL PAÍS. Empezó su trayectoria en El Correo de Andalucía y ha pasado por medios como Público e Infolibre, donde fue director de investigación. Colabora en el programa Hora 25, de la SER, y es autor de 'Iglesia SA', un ensayo sobre dinero y poder.
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