Lula lanza un ultimátum a la UE ante sus dudas sobre el acuerdo con el Mercosur: “Ahora o nunca”
El presidente brasileño carga contra Francia e Italia por sus reticencias a tres días de la cumbre donde iba a firmarse el pacto tras 26 años de negociaciones

La oposición frontal de Francia al acuerdo comercial entre la UE y el Mercosur y las dudas de última hora de Italia están testando la paciencia del presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, que este miércoles lanzó un ultimátum a los europeos, a tres días de la cumbre donde en teoría iba a firmarse el pacto: “Ya avisé que, si no es ahora, Brasil no hará más acuerdos [con la UE] mientras yo sea presidente”, dijo visiblemente irritado. El acuerdo comercial, que crearía una zona de libre comercio de más de 700 millones de consumidores, se lleva negociando durante 26 años y siempre acaba encontrando una piedra en el camino.
Brasil confiaba en que podría firmarse en la cumbre semestral del Mercosur de este sábado, 20 de diciembre, en Foz de Iguazú, pero la expectativa de convertir esa fecha en una jornada histórica se va deshaciendo a medida que pasan los días. “Yo voy a Foz de Iguazú con la expectativa de que digan que sí, no de que digan que no, pero si [la UE] dice que no, vamos a ser duros a partir de ahora, porque cedimos en todo lo que la diplomacia podía ceder”, añadió el líder brasileño, que lamentó incluso haber aplazado un mes la celebración de la reunión para dar tiempo a que los europeos resolvieran sus cuestiones internas.
El presidente de Brasil, a punto de despedirse de la presidencia semestral del Mercosur, parece especialmente irritado con las dudas de Italia. La administración de Giorgia Meloni cree ahora que el texto no está maduro y pidió aplazar la votación al año que viene. Creaba así la mayoría de bloqueo suficiente para echar por tierra el acuerdo. “El acuerdo es más favorable para ellos que para nosotros. Macron no lo quiere hacer por sus agricultores, Italia no lo quiere hacer, no sé por qué; el dato concreto es que, nosotros, de Brasil, y nosotros, del Mercosur, trabajamos mucho para aceptar ese acuerdo”, añadió Lula.
Se prevé que esta semana el Consejo Europeo vote si da luz verde o no a la Comisión Europea para que firme el acuerdo, pero los movimientos de los últimos días llevan a pensar que no habrá una mayoría de votos suficiente. Se necesita el aval de al menos 15 de los 27 países miembros de la UE y que representen al menos el 65 % de la población del bloque comunitario. Con la entrada de Italia en el lado del no, donde ya están Francia, Polonia y Hungría, la balanza se decanta por la negativa.
El lado brasileño, que este semestre representa al conjunto del Mercosur, considera que las dudas de los europeos son especialmente graves porque acaban de aprobar las llamadas salvaguardas, un texto hecho prácticamente ex profeso para contentar a Francia, que crearía mecanismos inéditos para proteger a los agricultores europeos en caso de que se sientan amenazados por la rápida llegada de productos sudamericanos.
En Brasil, el tema de las salvaguardas, igual que en su momento la Ley Anti Deforestación (cuya entrada en vigor se ha aplazado de nuevo), se ven como maniobras proteccionistas que ponen palos en las ruedas del acuerdo. Hasta ahora, las críticas se hacían en voz baja por el bien de las negociaciones, lo importante era llegar a la firma final, aunque hubiera que hacer renuncias. No obstante, el clima ya era de bastante frustración. Hace unos días, la Confederación Nacional de la Agricultura de Brasil, que representa al potente agronegocio del país, alertaba de los “riesgos severos” en la implementación del acuerdo si se aplicaban las salvaguardas, que tendrían potencial para “minar los beneficios esperados con el acuerdo”.
Para Lula, no firmar el acuerdo con la UE ahora sería una decepción mayúscula, después de haber convertido las negociaciones en uno de los ejes de su política exterior y de hacer gala de su habilidad negociadora. Después de haber sufrido y sorteado el tarifazo del 50% impuesto por Donald Trump a los productos brasileños y de defender en cada foro la necesidad de cuidar del multilateralismo y las vías diplomáticas, Lula soñaba con cerrar la presidencia brasileña del bloque con la firma en Foz de Iguazú. El veterano líder brasileño fue capaz de superar el escepticismo de Javier Milei hacia el Mercosur, y el cansancio generalizado, en mayor o menor medida, de todos los países por la regla que obliga a negociar de forma conjunta. Lula, histórico defensor de la integración latinoamericana, cedió porque cree en el proyecto del Mercosur. No está claro lo que pueda pasar cuando Paraguay asuma la presidencia del grupo en 2026.
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