Maduro, ante sus fieles: “Prohibido fallar en esta coyuntura decisiva”
El líder del chavismo pone el broche final a la marcha convocada ante la presión de Estados Unidos

Nicolás Maduro puso el broche final a la movilización convocada este martes en Caracas, una demostración de fuerza con la que el chavismo buscó exhibir cohesión en plena escalada de tensión con Estados Unidos. Vestido con uniforme militar y flanqueado por la cúpula de su Gobierno y de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, alzó la espada de Simón Bolívar, emblema central del imaginario chavista. Desde abajo del escenario, miles de seguidores clamaban al unísono: “¡El hombre de la paz se llama Nicolás!”.
La movilización —convocada en el marco del bicentenario de la entrega de la espada al libertador— llevó a las calles a miles de venezolanos, sobre todo empleados públicos, militares y policías, que conforman la principal base de apoyo de Maduro. El mensaje que el chavismo buscaba transmitir con esta marcha es una respuesta interna —para reforzar la cohesión del régimen—, pero también una señal externa de desafío frente al avance de la presión estadounidense. “La patria reclama nuestro mayor esfuerzo y sacrificio”, clamó Maduro.
El líder venezolano —señalado por la Administración de Donald Trump como jefe del supuesto Cartel de los Soles— arengó a las masas y lanzó un mensaje que deja claro que la intención del régimen es resistir. “¡Estamos obligados a estar unidos! Prohibido fallar en esta coyuntura decisiva para la existencia de la República. No hay excusas para nadie, sea civil, sea político, sea policía... ¡Si la patria reclama, la patria tendrá nuestra vida si es necesario!“, enfatizó.
Los actos del chavismo en las calles contrastan con el verdadero apoyo popular que mantiene. Los analistas calculan que, en la actualidad, alrededor del 80% de los venezolanos rechaza el régimen de Maduro frente a un 20% que aún apoya el chavismo.
En las últimas semanas, Trump ha dado numerosos pasos en su campaña de presión contra el Gobierno del Nicolás Maduro. A la movilización de una enorme fuerza naval y aérea hacia el Caribe —desplegando entre otras unidades al portaaviones USS Gerald R. Ford, el mayor de la flota estadounidense—, se anunció una nueva fase operativa para intervenir indirectamente en la región, que podría incluir acciones encubiertas y golpes a objetivos vinculados al narcotráfico. Frente a esta presión, el chavismo ha respondido activando todas sus palancas de poder interno. Las autoridades venezolanas han declarado estado de “máxima preparación”, han movilizado fuerzas armadas, milicias bolivarianas y han reforzado su retórica antiimperialista. La represión interna, según han denunciado las organizaciones de derechos humanos, también ha aumentado.
En este contexto, se ha producido el aislamiento internacional del país con la suspensión de vuelos provocados por la alerta lanzada por la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA) para “extremar la precaución” al sobrevolar Venezuela y el sur del mar Caribe debido a “al aumento de la actividad militar”, en la zona. La medida ha sido interpretada por el régimen venezolano como parte de la “guerra psicológica” de Washington. “Las mentiras y la imbecilidad de Marco Rubio [Secretario de Estado de los Estados Unidos] se estrellarán con más dignidad de este pueblo”, dijo Diosdado Cabello, ministro del Interior y número dos de facto del Gobierno venezolano.
Maduro fue hilando el espíritu de la movilización con una narrativa de resistencia. Desde el escenario, rodeado de militares y banderas, presentó la jornada como un acto de defensa colectiva frente a lo que llamó “las amenazas del imperio”. Invitó a leer los símbolos patrios —la bandera, la espada, la memoria de Bolívar— como un recordatorio de que el país atraviesa “una agresión histórica” y necesita cerrar filas.
Al evocar a Bolívar, hizo un paralelismo directo entre la actualidad y las guerras de independencia. Así como el libertador enfrentó invasiones y conspiraciones —sostuvo Maduro—, hoy Venezuela estaría llamada a resistir la ofensiva estadounidense. “Los pueblos de América vencerán unidos”, afirmó.
El presidente de Venezuela retrató al chavismo como el último dique frente al despliegue militar de Washington en el Caribe y frente a unas sanciones que, según él, buscan quebrar el Gobierno desde dentro. La marcha —dijo— debía leerse como una demostración de fuerza, “una respuesta de unidad” ante cualquier intento de dominación externa, un recordatorio de que su base política no piensa retroceder.
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