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Maduro advierte de que tiene 5.000 misiles de defensa antiaérea para “garantizar la paz”

El chavismo amplía el despliegue militar mientras se intensifican los ataques de Estados Unidos contra supuestas narcolanchas

Florantonia Singer

El discurso bélico y las tensiones geopolíticas adquieren una nueva dimensión en Venezuela. Nicolás Maduro ha advertido este miércoles de que la Fuerza Armada Nacional cuenta con más de 5.000 misiles Igla-S en la defensa antiaérea, como parte del equipamiento con el que el país hace frente a la amenaza militar estadounidense. Washington mantiene desde hace dos meses un despliegue naval en el Caribe que el chavismo ha interpretado como una maniobra para forzar un cambio de Gobierno en Venezuela, aunque la Casa Blanca asegura que se trata de una lucha contra el narcotráfico.

“Cualquier fuerza militar del mundo sabe el poder los Igla-S. Venezuela tiene nada más y nada menos que 5.000 en los puestos clave de la defensa antiaérea para garantizar la paz, la estabilidad y la tranquilidad”, dijo el líder bolivariano en televisión. “El que entendió, entendió”. El líder chavista señaló que el país también tiene “equipos de simulación” que lo ponen“en una situación de buena puntería a miles de operadores de Igla-S” que están desplegados “hasta en la última montaña, hasta en el último pueblo y hasta en la última ciudad del territorio nacional”. “Venezuela tiene que ser una patria inexpugnable”, señaló Maduro. “Que nadie se meta con Venezuela que nosotros no nos metemos con nadie”.

El Igla-S es un sistema portátil de defensa antiaérea diseñado para derribar aviones, helicópteros y drones a baja altitud. El misil ya fue usado en ejercicios militares ordenados por Maduro en respuesta al despliegue estadounidense. Este mismo miércoles, el presidente estadounidense, Donald Trump, dijo que si decide llevar sus operaciones contra el narcotráfico a tierra notificará al Congreso porque se trata de un problema de “seguridad nacional”, luego de haber destruido dos nuevos botes en el Pacífico, al menos uno de ellos frente a las costas colombianas. “Los ataques a Colombia son ataques a Venezuela”, lanzó poco después en su programa de televisión el ministro del Interior, Diosdado Cabello.

El Departamento de Defensa de Estados Unidos ha dicho que sería el octavo ataque contra supuestas narcolanchas y el primero en el Pacífico, desde que empezó, a finales de agosto, una operación antidrogas en el Caribe, en su mayoría cerca de las aguas de Venezuela. En los últimos dos meses Venezuela ha puesto a tono a su Ejército, mientras Washington también lanza amenazas contra el Gobierno. Ha desplegado tropas en la frontera y ha ordenado ejercicios militares en todos los estados. También convocó al alistamiento voluntario de civiles y ha dado entrenamiento táctico y en manejo de armas a sus militantes.

Estas imágenes son difundidas en los medios estatales configurando el ambiente de un escenario de preconflicto. El incremento de las tensiones diplomáticas ocurre mientras los dos países se entienden para mantener los vuelos de deportación. Según el Gobierno de Maduro, desde febrero han regresado 15.000 venezolanos en 78 vuelos. Este mismo miércoles aterrizó otro en Maiquetía con 208 migrantes expulsados desde Estados Unidos. El chavismo se mantiene en alerta. Esta semana, Maduro ordenó la creación de una aplicación digital para que los ciudadanos denuncien situaciones o personas sospechosas como parte de un sistema nacional de defensa. El líder chavista pide a la población informar por esa vía “todo que lo que ve y lo que oye las 24 horas del día”.

Con esta medida fortalecen los que han llamado “inteligencia popular”, un sistema de vigilancia ciudadana en la que desde hace años está soportada la política represiva delos cuerpos de seguridad contra opositores al Gobierno. Maduro firmó un decreto de conmoción exterior que supone la activación de medidas extraordinarias de seguridad nacional que se activarían en caso de una agresión directa.

A principios de este mes, el ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, dijo a los venezolanos que se prepararan “para lo peor”, y aludió a lo que calificó de “amenaza seria” planteada por el presidente Trump. Padrino enumeró las situaciones que podrían producirse en caso de un ataque directo de Estados Unidos en Venezuela: “Bombardeos aéreos que surcarían el cielo como relámpagos, bloqueos navales que ahogarían el comercio, incursiones de comandos sigilosos en la selva o las playas, enjambres de drones, zonas vedadas al vuelo, ejecuciones quirúrgicas contra líderes, y sabotajes que dejarían a oscuras el país”. Para esto, se ha elevado el despliegue militar en todo el territorio nacional

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