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En colaboración conCAF

Los indígenas de la Amazonia presentan sus demandas previo a la cumbre de Lula, Petro y delegados de los ocho países de la región

En un prólogo a la V Cumbre de Presidentes Amazónicos, los pueblos demandan participación, seguridad y el fin de los combustibles fósiles en sus territorios

Sandra Rodríguez Rivera, de la Asociación del Consejo Regional Indígena del Guainía, en los Diálogos Amazónicos este lunes.
María Mónica Monsalve S.

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Sin los pueblos indígenas no hay Amazonia ni tampoco Cumbre de Presidentes Amazónicos. Con este mensaje las organizaciones indígenas de los pueblos que tienen territorio en la selva tropical más extensa del mundo, inauguraron este lunes una semana de diálogos sobre ese ecosistema. Se trata de una serie de encuentros que terminarán el viernes con el encuentro de los presidentes Gustavo Petro, de Colombia, y Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil, y los mandatarios, o sus delegados, de los otros seis países que hacen parte de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA).

Ese día, se espera, los ocho Estados firmarán una nueva declaración sobre cómo proteger ese bioma. Será la versión renovada de la Declaración de Belém, el documento que salió de la cumbre de alto nivel realizada en 2023. “La Declaración de Belém fue un punto de inflexión en el avance del reconocimiento de los pueblos indígenas”, leyó Sandra Rodríguez Rivera, miembro de la Asociación del Consejo Regional Indígena del Guainía, de un escrito firmado por todas las organizaciones indígenas amazónicas. “Sin embargo, notamos con preocupación que muchos de sus mandatos, acuerdos y grupos de trabajo no se han implementado”.

Patricia Suarez, secretaria técnica de la Comisión Nacional de la OPIAC.

Las diez peticiones que los pueblos les tienen a los presidentes son incisivas. Entre ellas están que la OTCA adopte un el mecanismo para que los indígenas de la cuenca participen como un órgano de cogobernanza; proteger efectivamente sus territorios; fortalecer su economía; y que la financiación, sobre todo la climática, les llegue directamente. Un punto importante, que reiteran de varias formas, es que todos los Estados decreten a la Amazonia como una zona de exclusión de todas las actividades extractivas, incluyendo los proyectos mineros y de hidrocarburos. Demandan, en sus palabras, “establecer un grupo de trabajo de transición justa, incluyendo del sector energético y de los demás sectores económicos, en el marco de la OTCA” y “adoptar un cronograma con plazo definido para la consecución de la transición justa”.

Este ha sido uno de los reclamos más sonados alrededor de la Cumbre: una Amazonia libre de combustibles fósiles. Diez parlamentarios de distintos países enviaron una carta a Petro para que la nueva declaración tenga un compromiso explícito al respecto, y 50 organizaciones publicaron un comunicado en la misma vía, pero dirigido a la OTCA. Sin embargo, se trata del punto más esquivo. Aunque Petro apoya este discurso, Lula se ha mantenido firme en querer explotar los recursos fósiles de la Amazonia.

Asistentes al Acto de Apertura Tradicional de los Diálogos Amazónicos.

Su argumento es que los ingresos del petróleo son necesarios para financiar la transición energética. En junio de este año, Brasil adjudicó 19 bloques para la exploración y explotación petrolera en la región de Foz do Amazonas, su desembocadura, pese a las protestas. El país será el anfitrión este año de la Conferencia de Cambio Climático de Naciones Unidas (COP30), evento que Lula insistió hacer en Belém de Pará, en su Amazonia, para que los negociadores y diplomáticos de todo el mundo pudieran ver la joya que, si no se protege, pasará a pender de un hilo.

Debido a que Petro y Lula son los únicos presidentes de los ocho países que han confirmado su presencia en la Cumbre, esta será una de las pujas más visibles, así sea por su misma ausencia en la agenda.

Participación y seguridad

“Queremos estar en la toma de decisiones”, también señaló Oswaldo Muca Castiza, presidente de la Organización Nacional de los Pueblos Indígenas de la Amazonia Colombiana (OPIAC), durante la apertura del encuentro, realizado en la Hemeroteca de la Universidad Nacional. La meta de que los indígenas no sean solo observadores, sino tomadores de decisiones fue respaldado en una intervención tras otra. Lo dijo la ministra de Relaciones Exteriores de Colombia, Rosa Yolanda Villavicencio Mapy: “la Cumbre representa el fortalecimiento de la OTCA a través de una gobernanza que incluye a los pueblos indígenas, la participación de las comunidades locales, las redes y plataformas sociales y científicas, así como el acompañamiento de la cooperación internacional”.

La repitió Martín Von Hildebrand, secretario General de OTCA, al “celebrar los espacios de participación” y recordar que desde los distintos sectores tienen las mismas preocupaciones, como la seguridad. “Es una Amazonia tomada por la mafia. Tienen más plata que los Gobiernos”, aseguró. De hecho, además de que uno de los objetivos más claros de la Cumbre es que se adopte una resolución que detalle cómo funcionará el mecanismo de participación de los pueblos indígenas, hay otro con alta probabilidad de colarse en la agenda. Se trata de ver cómo ha avanzado la Comisión Especial de Seguridad Pública de la región, establecida en la Declaración de Belém y que se reunió, por primera vez, en junio de 2025 en Leticia, capital del departamento colombiano del Amazonas.

“El pensamiento indígena no es uno del pasado o primitivo, sino uno del presente y del futuro”, agregó Von Hildebrand, en lo que podría verse como una buena señal de que la Cumbre bogotana será también una indígena.

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Sobre la firma

María Mónica Monsalve S.
Periodista de América Futura en Bogotá, Colombia. Antes trabajó en El Espectador. En 2020 fue ganadora del Premio Simón Bolívar por mejor reportaje. Máster en Cambio Climático, Desarrollo Sostenible y Políticas de la Universidad de Sussex (Reino Unido).
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