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Catalina Escobar, la lideresa que transformó la conversación sobre pobreza femenina en Latinoamérica

Lidera uno de los cambios más profundos de la región: dignificar la maternidad adolescente y la migración femenina, y convertir la formación de mujeres en una oportunidad real para romper ciclos de pobreza

“Yo he vuelto a parirte, con el mismo dolor, para que vivas un poco más”.

Piedad Bonnett, Lo que no tiene nombre

Catalina Escobar comprendió esas palabras incluso antes de leerlas, cuando su vida se fracturó y se reordenó, en una extraña cadena de acontecimientos: en 2000, cuando era socia de una firma internacional, dedicaba horas de voluntariado en un hospital de Cartagena. Allí vio morir a un bebé porque su madre, una adolescente de 14 años, no tenía el dinero para pagar su tratamiento. Días después, eso que no tiene nombre la alcanzó también a ella: su hijo Juan Felipe, de 16 meses, murió en un accidente doméstico. Veinte días más tarde, en un restaurante de Bogotá, hizo una cuenta que le cambiaría la vida: lo que acababa de cenar su otro hijo sumaba el valor exacto del tratamiento con el que el niño del hospital se habría salvado. Esa reflexión fue un llamado, y supo que su dolor debía transformarse en propósito. Así nació la idea de la Fundación Juanfe.

Embestida de coraje y determinación y de su formación como administradora de empresas de Clark University, en Estados Unidos, con estudios de Economía, esta bogotana no improvisó. Se asesoró de expertos: “Sabíamos que Cartagena tenía la mortalidad infantil más alta del país y la tercera de América Latina. Era también la ciudad con mayores indicadores de pobreza. Investigué cómo y por qué”. Entonces, decidió que su misión era romper el ciclo de pobreza de las madres adolescentes con un programa que combinara salud, educación, formación y empleo.

La Fundación Juanfe empezó a operar en 2001. En su primer año atendió el 60% de los partos de la Clínica de Maternidad Rafael Calvo, en Cartagena, salvando la vida de 4.449 recién nacidos. En 2005, fundaron la IPS Juan Felipe, y para 2008 la tasa de mortalidad infantil en los sectores más vulnerables de la ciudad se redujo un 81%. Para 2011 esa transformación social se consolidó con la inauguración del Complejo Social Fundación Juanfe, en Cartagena. De 13.000 metros cuadrados y operado 100% con energía solar, lo que le ha valido una Certificación Leed Platinum, se ha convertido en referente latinoamericano de arquitectura sostenible e innovación social al servicio de comunidades vulnerables.

Un modelo para América Latina

Hoy, 24 años después de su nacimiento, la Juanfe tiene un modelo de economía de desarrollo que ha sido premiado internacionalmente, tiene presencia en Cartagena, Medellín, Urabá, Chile y Panamá, y avanza en planes de expansión hacia Ecuador, República Dominicana y Guatemala. Solo en Colombia 323.223 personas han sido beneficiadas por sus programas, y cada madre formada multiplica el impacto, extendiendo su transformación a sus hijos, sus familias y sus comunidades, en una verdadera cadena de cambio.

Su Modelo 360°, como lo llama, es el corazón de la Juanfe. Se trata de una metodología integral que Escobar diseñó con precisión y sensibilidad. Articula cinco frentes: salud física y mental, educación, formación técnico-laboral, empleabilidad formal y atención a la primera infancia. Todo para romper un ciclo intergeneracional de pobreza que atrapa a miles de madres adolescentes.

Mientras ellas estudian o se capacitan, sus hijos reciben estimulación temprana y cuidado especializado; mientras se fortalecen emocionalmente, adquieren competencias laborales reales; mientras recuperan la autoestima, encuentran oportunidades de trabajo formal. Esta estructura ha permitido que el modelo se adapte a distintos contextos y poblaciones, incluida la población venezolana migrante, una de las más golpeadas por la precariedad en la región.

Escobar explica: “El costo es mayor al enfrentar el fenómeno de la migración masiva. Nuestro modelo es tan determinante en sacar a las mujeres de la pobreza mental y monetaria que estuvimos sentados con la Conrad N. Hilton Foundation y empezamos a trabajar desde hace tres años con mujeres venezolanas de 24 a 44 años). Hacemos un proceso psicosocial migratorio con ellas, las instruimos para que queden capacitadas y empoderadas para retomar una mejor vida. Hicimos un cierre con la Hilton después de tres años de trabajo y desde septiembre volvimos a arrancar con un proyecto grandísimo, de 2,5 millones de dólares de inversión, para los próximos tres años. Comprobamos que el Modelo Juanfe no solo sirve para el embarazo adolescente, sino para la población femenina en riesgo”.

Así, la Juanfe se ha convertido en un referente regional: un sistema medible, replicable y sostenible que demuestra que la inversión social, cuando se gestiona con método, transforma destinos.

A pesar de que el modelo está sistematizado, Escobar considera que hay un aprendizaje no cuantificable recibido de las miles de adolescentes que han pasado por la Juanfe. “El modelo es el modelo, pero el resto es lo que les pasa a ellas en su transformación espiritual. Cada niña es un universo, tiene una vida y una realidad. Nosotros tenemos los protocolos, pero ocurren verdaderos milagros. Al final, ¿qué tenemos por transferir? Aquí se aplica la ley de la corresponsabilidad. El modelo nace desde ellas, desde sus dolores y realidades. Desde lo técnico, lo adaptamos a las estructuras, los procesos y los idiomas empresariales, pero ellas nos enseñan constantemente qué debemos mejorar”.

En 2021, la fundación se convirtió en la primera organización sin ánimo de lucro en América Latina en transar en bolsa, al lanzar sus bonos de impacto social, una idea que le surgió a Escobar después de estudiar en el MIT con la Premio Nobel de Economía Esther Duflo. La maduró durante la pandemia, cuando aprovechó un programa de pago por resultados del Gobierno Nacional y el financiamiento del Fondo A2censo, de la Bolsa de Valores. A los cuatro minutos de salir a bolsa había 1.000 personas en línea y recaudaron $300.000.000. “Le cumplimos a los inversionistas, al Gobierno, todo el mundo ganó, fue espectacular. El siguiente año se repitió, pero las tasas de rentabilidad obligada estaban al 12% y nos estaban cobrando unos fees muy altos. Hicimos unas llamadas y logramos una captación con los mismos aliados, pero con nuestro propio crowdfunding. Nos fue increíble y lo seguimos haciendo de esa manera”, relata. Este caso se estudia en las escuelas de negocios, pues demostró que la inversión social puede ser rentable a gran escala.

El trabajo de Escobar la ha convertido en una de las líderes sociales más reconocidas de Colombia y América Latina. Ha sido galardonada con el Premio Fundación Mapfre Europa al Mejor Proyecto de Impacto Social (2021), finalista del Top 10 de CNN Heroes, reconocida como Emprendedora Social Destacada por el Foro Económico Mundial y la Fundación Schwab y ganó el Women Who Make a Difference Award del International Women’s Forum.

Es un liderazgo que formó desde su infancia, explica. A pesar de crecer rodeada de privilegios, Escobar desarrolló un alto nivel de empatía debido a que su padre no solo le inculcó la disciplina, sino la certeza de que ayudar al otro es el verdadero camino hacia la felicidad: “No puedes ser feliz ni ser una persona exitosa si el de al lado no está bien. Lo tengo muy claro”, dice. La relación con su madre le enseñó a empatizar con el dolor de las mujeres. “Fue una mujer muy fuerte, de hecho fue mi agresora física y emocional. Eso tuvo un papel fundamental, porque lo que yo veo, sobre lo que les pasa a las mujeres y niñas de Colombia, nadie lo reconoce. Si lo entendiéramos, no seríamos el segundo país con las más altas tasas de violencia contra la mujer; tendríamos eso integrado y humanizado para que no volviera a suceder. Por eso me convierto en líder, porque no puedo ser cómplice de lo que veo”.

Hoy, mientras la Juanfe se prepara para celebrar sus 25 años, esta melómana que se inspira en Martin Luther King ha decidido dejar más legado. Está trabajando un programa propio de mentorías en el que comparte sus experiencias y conocimientos sobre emprendimiento social, liderazgo transformador e inspiración para crecer. Un programa con el que espera que más personas encuentren su propósito y se conviertan en líderes para fortalecer el ecosistema: “Uno no puede irse de este mundo sin saber cuál es su propósito. Todo el mundo tiene un propósito para servir. Dejar huella es más profundo de lo que uno cree”, asegura. Y, más adelante, retoma: “Colombia es un país que vale la pena”.

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