Ir al contenido
_
_
_
_
Elecciones en Colombia 2026
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La eliminación política de Petro, la fórmula de la derecha para volver al poder

La derecha trabaja para invisibilizar lo que pasa en el Caribe, minimizar las amenazas, y convencer a la opinión pública de que deponer, encarcelar o matar a Maduro, y de paso a Petro, son soluciones extremas necesarias

Todo está preparado para que Estados Unidos ataque militarmente a Venezuela. Ya no se trata de guerra psicológica, paranoia, exageraciones, ni metáforas alarmistas. Solo es cuestión de días para que suene el primer cañonazo contra la tierra de Bolívar y se desaten todas las tormentas que conducen al infierno de las naciones. Colombia está, también, en el ojo del huracán. La extrema derecha busca el enjuiciamiento del presidente Petro y sueña con verlo detenido en una cárcel americana bajo cualquier pretexto.

Todo lo que suceda en Venezuela afectará a Colombia. Cualquier ataque a la vida y la libertad de Petro golpeará al continente. El anuncio del secretario de Guerra estadounidense, Pete Hegseth, el pasado jueves, del inicio de la operación Lanza del sur, en su ofensiva contra el narcotráfico en Venezuela, Colombia, Cuba y México, es preámbulo de días más difíciles para la diplomacia. Una prueba ácida para las democracias del continente. El nuevo orden internacional se reescribe con fuego, garrote y aranceles.

La declaración del secretario Hegseth es una más en la ascendente e incendiaria narrativa del Gobierno americano en la cruzada personal de Trump por derrocar a Nicolás Maduro, a quien acusa de ser el jefe de un supuesto cartel del narcotráfico. Es, además, una respuesta al llamado de la opositora y premio Nobel de Paz, María Corina Machado, quien pide a gritos la intervención extranjera de su país. Hace apenas dos décadas Álvaro Uribe pedía lo mismo para Colombia, con la excusa de derrotar militarmente a las FARC.

La declaratoria de guerra es, también, un paso más en la campaña por demoler al Gobierno democrático de Gustavo Petro, a quien Trump ha acusado, sin ninguna prueba, de permitir el auge del narcotráfico en Colombia, y ha castigado con acciones unilaterales, como el retiro de su visa de ingreso a Estados Unidos y la inclusión en la lista Clinton, además de la descertificación del país en la lucha contra el narcotráfico. A Petro lo castigan por su independencia en el manejo de las relaciones internacionales, la denuncia del genocidio en Gaza, el rechazo a la agresión militar a Venezuela y su negativa a prestar el territorio fronterizo para ese propósito.

El anuncio de la operación Lanza del Sur llega solo cuatro días después de que sesionara en Santa Marta, en el Caribe colombiano, la IV Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños y la Unión Europea, CELAC-EU, que convocó a 9 jefes de Estado, 6 vicepresidentes, 23 cancilleres y otros altos dignatarios, bajo el liderazgo del presidente Petro, y el presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa. Se destacó la presencia de los mandatarios de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y España, Pedro Sánchez, quienes se negaron a escuchar el llamado de Estados Unidos a sabotear la cumbre. Tras un día de deliberaciones, se expidió un comunicado de 52 puntos, negociado durante tres meses, en defensa de la democracia, las elecciones libres, los derechos humanos, la vigencia del multilateralismo, la cooperación internacional, el desarrollo sostenible, el respeto a la autodeterminación de los pueblos, y el rechazo “a la amenaza o al uso de la fuerza y a cualquier acción que no sea conforme con el derecho internacional y la Carta de las Naciones Unidas”, en un claro mensaje a Washington, Pekín y Moscú.

Esa cumbre se dio a pesar de la apuesta por el fracaso que hizo el Gobierno estadounidense, que quiso aislar a Petro y restarle protagonismo internacional, en su campaña de menoscabo de su imagen y creciente liderazgo global. Fue evidente la ofensiva mediática para posesionar la narrativa de que ese encuentro fue un fracaso. En realidad, se trató de un evento que oxigena a la diplomacia colombiana y le permite avanzar a las dos regiones en la construcción de un nuevo orden internacional más justo y un mundo en paz, y confronta, de manera velada, a las superpotencias.

El debate de ideas en Santa Marta se vio estremecido, por la publicación de la revista Cambio, de un reportaje que revela una fotografía generada por inteligencia artificial, en manos de un asesor de la Casa Blanca, en la que se ve a los mandatarios Petro y Maduro, vestidos con el overol naranja de los prisioneros de Estados Unidos. Y se observa con claridad que el autor de la llamada “Doctrina Trump”, es el congresista republicano de origen colombiano, Bernie Moreno, aliado del Partido Conservador colombiano.

Esa foto fue un atentado a la dignidad de Petro, quien reaccionó con contundencia en la noche del domingo, en el evento de perdón del Estado colombiano a las víctimas del genocidio de la UP, cometida entre 1984 y 2002, por los paramilitares, la clase política corrupta y miembros descompuestos de la Fuerza Pública. “¿Y acaso es que intentar que lleven al presidente elegido democráticamente a la cárcel en Estados Unidos, un país extranjero, no es violencia de las peores? Porque es preferible morir uno por ahí en una esquina luchando a que se lo lleven preso a un país extranjero”, dijo Petro.

Mientras el vecindario se incendia, la soberanía de Colombia es amenazada y la vida del presidente y su libertad están en mayor peligro, mucho más que antes, la clase política tradicional habla de elecciones presidenciales como si el país estuviera en una cápsula, como si lo que pasara afuera no lo afectara y la vida del mandatario les importara nada. Hablan de coaliciones, estrategias, ponen vallas, hacen encuestas y saltan nuevos personajes al debate político, al tiempo que la extrema derecha busca narrativa y candidato para derrotar a Petro.

La derecha trabaja para invisibilizar lo que pasa en el Caribe, minimizar las amenazas, y convencer a la opinión pública de que deponer, encarcelar o matar a Maduro, y de paso a Petro, son soluciones extremas necesarias, que quizá no tendrá mayores consecuencias. Negando el denso listado de consecuencias negativas para Colombia y la región. Su objetivo, finalmente, es que el miedo a Trump apalanque el retorno al poder de una ideología vengativa, que consienta y venere a la superpotencia, revoque las reformas y avances sociales del Gobierno que culmina, y ponga la guerra como prioridad.

Lo evidente, hasta ahora, es que el discurso de la izquierda democrática, que se soporta en los logros de Petro, ha convertido al Pacto Histórico en la primera organización política del país y a los partidos históricos tradicionales en minoría, lo que los obliga a una coalición en la que posan para la foto César Gaviria, Álvaro Uribe, Andrés Pastrana, Germán Vargas Lleras y un largo etcétera de nombres y apellidos menores de esa ideología. La izquierda, a su vez, ha demostrado en las urnas que se ha conectado con amplias mayorías que la apoyan, y les dieron 2,7 millones de votos en unas elecciones atípicas, lo que predice su llegada a la segunda vuelta y un eventual triunfo.

¿Cómo pretenden derrotar a la izquierda desde la derecha? La respuesta está a la vista: apelando a la vieja fórmula de pedir intervenciones militares extranjeras, aniquilamiento de los presidentes de izquierda, como Allende, Roldós, Torrijos, y otros, e imponer una nueva era de gobiernos de extrema derecha que obedezcan, no pregunten, ejecuten y sigan ciegamente al amo del continente. La eliminación de Petro del tablero político, no hay duda, es la fórmula primaria de la derecha para regresar al poder a hablar de defender la democracia, mientras Colombia se deshace en las profundidades de más odio, polarización, nuevas guerras y depredación de la libertad. La pólvora está lista y un nuevo polvorín social está por estallar en el continente.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_