Álvaro Uribe dirige la orquesta de la derecha tras su absolución
El expresidente afirma que busca construir una gran coalición que “va desde De La Espriella hasta Sergio Fajardo”


Álvaro Uribe camina en pasos cuidadosos y firmes hacia las elecciones del 2026. Después de su absolución hace casi dos semanas, en un proceso penal que dura ya siete años, el expresidente de derechas solo dedicó un minuto a las cámaras diciendo que él siempre ha hablado con la verdad a Colombia. No aceptó preguntas de los periodistas. Tampoco dedicó tiempo ante los medios o en redes sociales para atacar a quien lo envió a los tribunales y el domingo pasado ganó la consulta de la izquierda: el senador Iván Cepeda, que ahora lleva las banderas de Petro como candidato presidencial del Pacto Histórico. Ni salió a desdeñar, como sí lo hicieron algunos de sus alfiles, la victoria de la izquierda al movilizar más de dos millones de votos para la consulta. Su discreción no oculta, sin embargo, su enorme poder. El expresidente, desde su finca en Rionegro, Antioquia, dirige con cautela el ritmo de una nueva coalición de derecha hacia los comicios previsto para marzo de 2026.
El viernes Uribe se reunió allí con otro peso pesado de la política colombiana, el expresidente César Gaviria, quien lleva ya ocho años como director del Partido Liberal, y cuyos congresistas, algunos más a la derecha y otros más petristas, tienen la segunda bancada más grande en el Congreso. Gaviria, quien en el pasado fue opositor a Uribe, se ha posicionado para el 2026 como gran opositor a Petro. Por eso parece que entre los expresidentes se cumple la regla de que el enemigo de mi enemigo es mi amigo.
“Siempre ha sido una relación sincera, clara, sin contratos, sin clientelismo, como tiene que ser la política”, dijo el expresidente Uribe al salir de la reunión con Gaviria. Atrás quedaron los días del 2014 en los que el liberal le gritaba “Uribe, mentiroso”. El expresidente mejor recordó que los dos se unieron en los años noventa, el primero como senador y el segundo como jefe de Estado, para que el Legislativo aprobara la Ley 100, que construyó el sistema de salud actual, con entidades intermediarias, y que hoy el presidente Petro intenta desmantelar.
“Mientras fracasan en lo social, desacreditan lo que ha tenido éxito en lo social”, añadió Uribe con Gaviria a su lado. El expresidente, dicen sus aliados, busca en su discurso no solo reclamar la bandera de la seguridad sino también banderas sociales que hicieron popular a Petro―pero criticando al Gobierno de izquierda por su “corrupción y clientelismo” en estas. Lo hace apelando de nuevo a la austeridad, como lo hizo en su mandato, pero ahora para reforzar la salud o las pensiones. “Tenga mucha educación con un Estado pequeño. En lugar de tantas embajadas, refuerce la salud”, afirmó ante varios medios.
Gaviria confirmó tras la reunión, por su parte, que están organizándose “para construir una coalición de partidos, que esté en condiciones de aportar en volumen electoral, y aportar sus candidatos”. Uribe añadió sobre la invitación del liberal a armar la coalición: “Me da a mí una tranquilidad, porque nosotros, en el Centro Democrático, hemos querido ayudar como obreros a construir una gran coalición de base democrática”.
Reveló que también ha vuelto a conversaciones telefónicas, el sábado pasado y este viernes, con otro peso pesado de la derecha colombiana: Germán Vargas Lleras, exvicepresidente de Santos, líder del partido Cambio Radical, y también uno de los antiguos enemigos del uribismo. “Lo siento en una disposición de buena voluntad”, dijo el expresidente sobre su otro enemigo que también ha buscado, infructuosamente, unir a la derecha. “Antes de finalizar el año podamos tener un menor número de aspirantes”, escribió Vargas Lleras en una columna de domingo, celebrando la celeridad que ha tenido el partido uribista para encontrar candidato. Uno de los hijos de Uribe le respondió con entusiasmo en X: “Nos unimos, o nos derrota el narco-comunismo”.
Ahí no se han acabado las conversaciones telefónicas de Uribe. “Yo he hablado también con el doctor Sergio Fajardo; Juan Daniel Oviedo sabe de nuestro aprecio; hemos conservado con el doctor Galán, con el doctor Peñalosa”, dijo Uribe, orgulloso de ser el expresidente que todo candidato de la derecha, o centroderecha, busca para su bendición. Gaviria había intentado por su lado convocar a una coalición parecida, que nunca cogió fuerza, con el partido de La U y los conservadores. “Yo he encontrado un ambiente en favor de la democracia colombiana: que va desde Abelardo de la Espriella hasta el doctor Sergio Fajardo”, añadió Uribe. Repitió esa frase tres veces ante los medios el viernes, dejando claros los límites (con nombres y apellidos) de su coalición.
El buen guiño del expresidente no siempre fue tan apetecido, y en el 2026 está dispuesto a medir qué tan importante sigue siendo su bendición política. Después de haber logrado elegir en 2018 a uno de sus pupilos, el expresidente Iván Duque, este último salió del cuatrenio con una bajísima opinión favorable que terminó golpeando electoralmente al partido.
En las presidenciables del 2022, los candidatos del uribismo, como Federico Gutierrez, perdieron a los votantes de derecha, que se fueron mejor por un ingeniero desconocido llamado Rodolfo Hernández. Se entendió como el fin del poder de Uribe. Pero el expresidente ha logrado recuperar la atención de la derecha a su favor.





No solo él cree que volvió al ruedo, sino los políticos que le piden su visto bueno. Candidatos de la extrema derecha lo han ido a visitar a su casa antioqueña, como Vicky Dávila y Abelardo de la Espriella. Los de la centro derecha, como Juan Manuel Galán, también asisten a sus charlas, organizadas por redes sociales, para poner a debatir los programas de los candidatos. Uribe los escucha como un árbitro desde una sala de su casa en Rionegro. También se reunió esta semana con Ingrid Betancourt, la excandidata presidencial que fue liberada en 2008 de su secuestro por las FARC durante el Gobierno de Uribe. La reunión ocurrió poco después de que ella le diera el aval de su partido a Juan Carlos Pinzón, exministro de Defensa de Juan Manuel Santos, pero que se ha mantenido siempre más cercano al uribismo que al santismo, y que podría recoger la bandera de la seguridad por su experiencia frente a los militares.
“Con Álvaro Uribe hablamos de todo”, dijo ella al salir de la reunión. “Desde mi gratitud por la esperanza que genera la candidatura de Juan Carlos Pinzón, hasta del trabajo de unión para rescatar a Colombia y ganar con la/el mejor en primera vuelta. Mientras Petro urde para acabar la democracia, Uribe la defiende”. Al ver la reunión con Gaviria, ella también hizo un guiño por la coalición: “Empezaremos a trabajar para esta unión de esfuerzos, que garantice el bienestar de los más necesitados. No seremos una narco dictadura”.
La gran coalición en la que caben Gaviria, Betancourt, quizás Vargas Lleras, tiene en la mira un paso previo: quien gane la consulta presidencial del Centro Democrático, el partido de Uribe, que se definirá por encuesta a finales de noviembre. Pero el paso siguiente para quien gane entre los cinco precandidatos, lo saben todos fuera y dentro del partido, lo define Álvaro Uribe Vélez.
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