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EDUCACIÓN
Columna
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La historia de Samuel

Samuel Huertas, un joven de 16 años de Fosca, Cundinamarca, obtuvo el puntaje perfecto en las pruebas Saber. Hijo de campesinos y formado en un colegio rural, estudiará Física en la Universidad de los Andes con una beca completa

Hoy, a los 16 años, un hijo de campesinos y educadores en Fosca, Cundinamarca, sacó 500 de los 500 puntos posibles en las pruebas Saber de agosto, el mayor puntaje de un estudiante de Colombia en este examen que evalúa los conocimientos educativos. El municipio queda al lado de la vía de los Llanos Orientales, a cuatro horas de Bogotá, la carretera más interrumpida del país por fallas geológicas.

Pero Samuel Huertas ya llegó de Fosca a la Universidad de los Andes, donde quiere estudiar física con la beca que le fue otorgada por la Fundación Alquería y por la Universidad; tiene ya definidos su maestría y doctorado en esta ciencia natural.

La última vez que Samuel visitó Bogotá fue en junio pasado en el Campamento de Talentos Excepcionales que anualmente hace la Fundación. Antes quería estudiar sistemas, pues su colegio, el María Medina, tiene énfasis en computación y cuenta con un aula para que los estudiantes exploren el mundo y programen en ellos. Pero escogió finalmente estudiar física pura porque en la visita a Los Andes, hace cuatro meses, tuvo un mentor que lo inspiró a dedicarse a esta ciencia. Y dadas sus habilidades cognitivas demostradas en las pruebas Saber de agosto, entró como una flecha.

El rector del colegio rural público, Sergio Gutiérrez, fue quien tuvo la sensibilidad para notar el talento excepcional de Samuel y lo postuló para recibir el apoyo de la Fundación hace tres años, y así participar en los semilleros donde mejoran sus habilidades, dos sábados al mes. En el primer simulacro de examen sacó 366 puntos, en el segundo 450, y en la prueba oficial voló al máximo puntaje.

Claro, al conversar con Samuel uno se da cuenta de que su edad mental revela casi 10 años más que su edad física: la forma como describe qué es el aprendizaje, qué es la disciplina y la “berraquinina” para apuntarle a los 500 puntos; lo que les dice a sus compañeros de clase que prefieren “bultear” (bajar o subir bultos de comida a los camiones para tener algo de dinero en el bolsillo): “estudien muchachos, les irá mejor después”. Si Samuel hubiera participado a los tres años en el famoso estudio de los masmelos que mostraba la capacidad de los niños de posponer deseos inmediatos por premios más tarde, ¡se habría llevado toda la caja al final!

“A mi mamá se lo debo todo”, dice con voz paciente y con una mirada de cariño que la hace soltar en llanto delante de los periodistas y del gobernador Jorge Emilio Rey, en un acto público de reconocimiento. “Nunca nos empujó a estudiar, llegábamos con mi hermana del colegio a hacer las tareas solos”. Esa autonomía y disciplina son parte del éxito que ya empieza a cosechar y que seguro lo acompañará durante toda su vida.

“¿Y aspira a ser alcalde de Fosca?”, le pregunta un periodista. “No señor, no está en mis planes; pero ya nos lanzamos con mis amigos al consejo de juventudes”, dice sobre la elección que será el próximo 19 de octubre. Lo anuncia reclamando independencia de cualquier partido. “¿Y por qué? Pues porque hay que encontrar formas de ayudar siempre”, lo cito textualmente.

Recibe su camiseta insignia de la Gobernación, acompañada de una tablet, con una pausa enorme, como recibe el enorme cartón que lo acredita como becado en Uniandes. “Yo sí le agradezco que la beca sea por el 100% y no por el 95%”, me pide caminando del desayuno a la Torre Colpatria de Bogotá, donde se había programado el evento. Ya tiene claras cómo son sus finanzas personales, complementadas luego en serendipia conversación con el gobernador, que le ofrece la manutención en Bogotá.

Del colegio de Samuel ya se han graduado otros dos uniandinos que han pasado por el programa de Talentos Excepcionales. El rector lo reconoce con orgullo, mencionando que fue catedrático de la Universidad Jorge Tadeo Lozano en Biología. Como Samuel, hay miles por todo el país. El día que logremos montar la institucionalidad para sacarlos a los 440-500 puntos becados en las mejores universidades, Colombia será un gran país.

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