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Un fuerte revés marca el inicio del último año legislativo de Petro

El presidente apuesta toda su fuerza para que el Senado elija a María Patricia Balanta como magistrada de la Corte Constitucional, pero las mayorías escogen al conservador Carlos Camargo

Petro propone aumentar impuestos en Colombia
Juan Miguel Hernández Bonilla

El presidente Gustavo Petro ha sufrido una gran derrota en el Congreso, la primera desde que inició su último periodo legislativo, el pasado 20 de julio. La plenaria del Senado eligió en la tarde de este miércoles a Carlos Camargo como nuevo magistrado de la Corte Constitucional, cuando el Gobierno se había jugado a fondo por María Patricia Balanta. Los 61 votos que eligieron al político conservador contra los 42 por la juez de carrera son una prueba de la poca fuerza que tiene el presidente en la Cámara alta, por donde deberán pasar en los próximos meses muchas de sus reformas. El fracaso fue tan rotundo que, un par de horas después, la directora del Departamento Administrativo de la Presidencia, Angie Rodríguez, confirmó que por orden del presidente -que el mismo día viajó al Japón- les pidió la renuncia tres ministros, que representaban a distintas bancadas en el Ejecutivo. Son Antonio Sanguino, encargado de Trabajo y de la Alianza Verde; la liberal y responsable de Industria y Comercio, Diana Morales; y el ministro de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, Julián Molina, del partido de La U y muy cercano a su colega de Interior, Armando Benedetti.

Si bien el voto en la plenaria fue secreto, y por eso no le es fácil al Ejecutivo individualizar los castigos, la amplia diferencia demuestra que por lo menos parte de los senadores de esas colectividades votaron por Camargo, un abogado de origen conservador y quien está en la orilla política opuesta a Petro. Después de enterarse de la noticia, el presidente escribió un fuerte mensaje contra el Congreso en su cuenta de X: “Excluyeron la mujer y la negra, bajo el infundio de que era mía y me tomaba la corte. Mentirosos, sucios”, dijo a los senadores. Lo secundó el exsenador Benedetti, encargado de las relaciones con el Legislativo: “sufrió por ser mujer, negra y venir de estrato bajo. Si hubiera sido blanca, de ojos azules y del Country hubiera sido magistrada. Se inventaron que era la candidata de Petro cuando él no la ha visto dos veces en su vida”, dijo poco después.

Además de defender a la derrotada, el presidente insistió en sus críticas al nuevo magistrado, muy cercano al expresidente Iván Duque, y quien antes se desempeñó como defensor del Pueblo y magistrado del Consejo Nacional Electoral elegido por la bancada conservadora. Ya varios sectores habían cuestionado su aspiración, señalando que, como defensor del Pueblo, hizo poco durante el estallido social de 2021, que dejó decenas de jóvenes fallecidos. “El Senado decidió no hacer avanzar al país, hacerlo retroceder al abuso. ¿Recuerdan acaso que en medio de los crímenes contra los jóvenes, el defensor del pueblo haya siquiera alzado la voz?”, escribió Petro. Camargo nombró en la entidad encargad de velar por los Derechos Humanos a personas allegadas y familiares de varios de magistrados de la Corte Suprema, hasta el punto de que 10 de ellos se declararon impedidos a la hora de conformar la terna de candidatos de la que el Senado debía elegir. Petro también cargó contra Camargo por eso: “El que se elige con métodos corruptos es corrupto. Juez que usa medios corruptos es corrupto”.

Dos días antes de la votación, y cuando la oposición había iniciado una campaña para frenar a Balanta, el mandatario de izquierdas reveló la importancia que daba a la elección del magistrado, y dejó entrever su apoyo a la candidata que empezaba a ganar apoyos en una elección que inicialmente parecía resuelta en favor del exdefensor: “La elección de la nueva magistrada o magistrado definirá todo el cuadro de alianzas en el Congreso de la República. No podemos ceder a quienes han apoyado el fascismo”. La elección era tan crucial para el Ejecutivo que incluso las dos magistradas petristas en el Consejo Nacional Electoral emitieron a última hora una decisión que levantaba una sanción que impedía votar a los senadores Ana María Castañeda y Temístocles Ortega, del opositor Cambio Radical pero cercanos a Petro. Y el director del partido AICO, cercano al presidente, también emitió una resolución para impedir que el único senador del partido indígena, Richard Fuelantala, votara a favor de Camargo.

Esos esfuerzos fueron en vano. Aunque los tres congresistas votaron, la diferencia fue mucho mayor. Por eso, la rabia presidencial contrasta con la alegría de los senadores de oposición, que celebraron en el recinto con gritos y aplausos. Paloma Valencia, senadora y precandidata presidencial por el derechista Centro Democrático, lo escribió así en X: “Ganamos, la democracia brilla cuando se defienden los equilibrios de poderes. Tener una Corte al servicio de un Gobierno habría sido gravísimo, pero Colombia no cae. Colombia sigue libre y con esperanza”. El senador y precandidato liberal Mauricio Gómez Amín, firme opositor, también celebró la llegada de Camargo a la Corte: “Mensaje contundente para el presidente Petro: La independencia de poderes en Colombia se respeta. Con la elección de Carlos Camargo como magistrado de la Corte Constitucional, gana Colombia, se fortalecen las instituciones y triunfa la democracia”.

El voto de Camargo, a quien el presidente ha señalado de fascista, puede inclinar las mayorías en el poderoso tribunal. Aunque muchas votaciones se logran por unanimidad o con mayorías amplias entre los nueve magistrados, en decisiones determinantes para el Gobierno y el país, como las relacionadas con las grandes reformas sociales, un 5-4 no es inusual. La primera decisión importante en la que participará Camargo será el futuro de la reforma pensional, uno de los mayores logros legislativos del Gobierno, que en los próximos meses debe revisar la Corte.

Por eso, la elección es una doble derrota para Petro. De un lado, graduó de enemigo a un magistrado, con lo que empaña la ventaja de contar en el poderoso tribunal con Vladimir Fernández, quien era su secretario jurídico, y con Héctor Carvajal, su abogado personal. Por el otro, devela el poco poder que tendrá en el Senado en su último año como gobernante, cuando tiene proyectos legislativos tan importantes como la reforma tributaria que acaba de presentar; la de la salud, que de ser aprobada en la comisión Séptima de la Cámara llegará sin mucha fuerza a la plenaria; la de servicios públicos o la de sometimiento a la justicia, su último esfuerzo para sacar adelante su alicaída política de paz.

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Sobre la firma

Juan Miguel Hernández Bonilla
Periodista de EL PAÍS en Colombia. Ha trabajado en Materia, la sección de Ciencia de EL PAÍS, en Madrid, y en la Unidad Investigativa de El Espectador, en Bogotá. En 2020 fue ganador del Premio Simón Bolívar por mejor reportaje. Estudió periodismo y literatura en la Universidad Javeriana.
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