Diálogo con Petro filósofo, historiador y progresista
La orden que dio el presidente colombiano de trasladar de cárcel a Daneidy Barrera, popularmente conocida como EPA Colombia, plantea dudas que él respondería con una disertación imposible


La orden que dio el presidente Gustavo Petro -porque bajo ninguna circunstancia se podrá decir que en dicha acción obró el aparato judicial- de trasladar de la cárcel de mujeres de Bogotá a la Escuela de Carabineros de la capital a Daneidy Barrera, popularmente conocida como EPA Colombia, es una nueva muestra de la incoherencia de un hombre que se cree filósofo, posa de historiador y se dice progresista.
Al Petro-filósofo le preguntaría: ¿maestro, qué clase de justicia es aquella en la que una persona por ser celebridad de las redes sociales merece tener un tratamiento especial en su detención si se ha demostrado que cometió un delito y ha sido condenada por un juez? ¿Es su fama lo que justifica una acción así? ¿O es el potencial de votos que ella puede asegurar el que le hace merecedora de tal atención por parte de un hombre político?
Luego de escuchar su explicación, que seguramente llegaría acompañada por argumentos como la urgencia de garantizar su seguridad y bienestar y las amenazas que sus compañeras de detención le hacían, seguiría indagando a Petro-filósofo: ¿pero maestro, acaso esas condiciones de inseguridad, maltratos y amenazas no son las que tienen que enfrentar la mayoría de las personas privadas de la libertad en las cárceles del país? ¿Qué la hace a ella superior a detenidos por hechos menos graves que siguen y seguirán en las cárceles?
Supongo que aquí vendría una disertación imposible sobre el tipo de delito cometido por la persona en cuestión y la forma en que este se cometió en el marco de una protesta social y mostraría su rechazo a la injusta condena impuesta por un juez a tan inocente delincuente. Seguro entre su larga ilustración intentará no mencionar que la condenada es influenciadora. Seguro tratará de minimizar los cientos de miles de seguidores que tiene. Pero no va a soslayar el hecho de que es una persona surgida de las capas sociales menos favorecidas del país.
Tras escuchar esas palabras que llegan a mí por intuición, en mis ansias de comprender el mundo de la mano de Petro-filósofo, trataría de ir un poco más allá: ¿maestro, acaso cuando una persona tiene reconocimiento y es famosa no le corresponde actuar de manera ejemplar pues habrá tendencia entre sus seguidores a la imitación? ¿Asimismo, maestro, si una persona famosa comete un delito y atenta contra bienes públicos, la censura y la sanción no deberían ser ejemplarizantes para que otros no se animen a seguir su mal ejemplo?
Confieso que hasta aquí me llega la intuición. No sé qué podría responder Petro-filósofo ante un par de preguntas que supongo jamás se hizo a la hora de dar la orden de trasladar a Daneidis de una cárcel a un club de la Policía Nacional. Tal vez Petro-historiador tenga la respuesta. Él podría recordarnos la inmensa cantidad de veces en que políticos de renombre en vez de ir a la cárcel, terminan llevando sus condenas en una guarnición militar, que más parecen un club antes que verdaderos centros penitenciarios. Así, Petro-historiador con su recuento nos mostraría que lo que hizo al dar la orden fue un acto de justicia con las clases populares.
Ya quiero ver a Petro-progresista hablando de justicia social, igualdad y dignidad a los demás presos hijos de las clases populares. Esos que no son famosos en redes sociales. Esos que apenas le garantizarían un voto. Esos que nunca va a trasladar a un reclusorio con cara de club.
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