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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Cuando el presidente “burla la democracia”

Una inmensa burla a la democracia es aquella que protagonizan los influenciadores que reciben multimillonarios pagos del Gobierno para que inunden sus redes con mensajes mentirosos que favorecen a Petro y sus favoritos de turno

El presidente Gustavo Petro
Juan Pablo Calvás

Tiene razón el presidente Petro: las de 2026 pueden ser unas elecciones que terminen siendo una “burla a la democracia”. Pero vale la pena aclarar que la “burla a la democracia” lejos estará de aquella que, cual oráculo, Petro vaticina desde la Registraduría Nacional y la organización Electoral. La tal “burla a la democracia” empezó hace rato y la protagoniza: Gustavo Petro.

Según el diccionario de la Real Academia Española, la tercera acepción de “burla” es la acción de engañar y si hay algo en lo que el gobierno Petro ha logrado sus más altos estándares es en el arte de faltar a la verdad.

El engaño (que en este gobierno debería tener su propio ministerio) no es solo cuestión de los constantes trinos mentirosos que publica el presidente y su coro de enceguecidos seguidores donde pintan una realidad completamente distante y distinta de la que los humanos conscientes y equilibrados percibimos del país. Los embelecos se cuentan por decenas: desde la intervención a las EPS por la Superintendencia de Salud dizque para salvarlas (pero quebrándolas); pasando por el supuesto no reconocimiento al gobierno de Nicolás Maduro por el fraudulento resultado de las elecciones de hace un año (pero la semana pasada allá andaba el Ministro de Minas tomándose fotos con el dictador cual si se tratara de un gran prócer); a lo que se suma el desgastado discurso de la Paz Total (que ha multiplicado la violencia en amplias zonas del país, así el Gobierno sea incapaz de reconocerlo); o la promesa de ofrecer más y mejor educación (mientras que reducen el acceso a créditos para la educación superior y poco o nada hicieron por mejorar y revolucionar la educación básica y media); y así la lista podría seguir. Porque “burlar a la democracia” no solo es lo que el oráculo presidencial augura podría pasar con una supuesta manipulación de los resultados electorales, sino que “burlar a la democracia” es mentirle a la ciudadanía, haciéndole creer que se hacen cosas, cuando en realidad no se hace nada.

Por ejemplo, una inmensa burla a la democracia es aquella que protagonizan los influenciadores que reciben multimillonarios pagos del Gobierno para que inunden sus redes (y por ende a sus amplias audiencias) con mensajes mentirosos que favorecen a Petro y sus favoritos de turno. Pagar a influenciadores para que mientan o hablen con medias verdades es una verdadera “burla a la democracia” y ya lo denunció hasta Gustavo Bolívar. ¿Esa burla no le preocupa al presidente? ¿O es que ese tipo de burla sí le gusta?

Burla a la democracia es seguir permitiendo que la televisión y la radio pública (RTVC) siga siendo manejada en sus informativos como si fueran los medios del Presidente y para el Presidente, en vez de ser garantes del debate público y la discusión democrática mostrando todos los puntos de vista del inmenso espectro político del país. ¡Eso es una burla, presidente! ¡Burla a la democracia! Y no hay que ser oráculo para evidenciarlo.

“Burla a la democracia” es ir poco a poco poniendo minas antipersonales en el largo camino que nos lleva a las elecciones de congreso y presidente del año próximo. Es un embuste denunciar que quien le garantizó las elecciones a él ahora se las va a robar. Es una falacia insistir en que se es un demócrata cuando se cierra la puerta al diálogo y a la concertación. Es un embustero peligroso el que quiere vender un cuento falso como una realidad, más cuando dicho embustero es el presidente de una nación.

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