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El Gobierno de Trump demanda a Nueva York por sus leyes de ciudad santuario para los migrantes

Uno de los demandados es el alcalde, que prometió colaborar con los planes de deportación de la Administración republicana para librarse de una imputación por corrupción

Una familia inmigrante muestra su documentación a los guardias de seguridad del Hotel Roosevelt, en enero de 2024.
María Antonia Sánchez-Vallejo

La Administración de Donald Trump ha demandado este jueves a Nueva York por sus leyes santuario, que convierten a la ciudad en un refugio seguro para inmigrantes. El alcalde y candidato a la reelección en noviembre, Eric Adams, figura entre los demandados por la Casa Blanca, pese a que se salvó de ser juzgado por corrupción por ayudar al Gobierno federal en el programa de deportaciones masivas de extranjeros.

La demanda, de 37 páginas, ha sido presentada en el Tribunal Federal del Distrito de Brooklyn por el Departamento de Justicia, que alega que las políticas de inmigración de la ciudad de Nueva York están obstaculizando la aplicación de la ley por parte de la Administración republicana. Según el texto de la demanda, las políticas de la ciudad han violado la cláusula de supremacía de la Constitución, que, según dijo, otorga a la Administración “una autoridad bien establecida, preeminente y preventiva para regular la inmigración”.

“La ciudad de Nueva York ha estado durante mucho tiempo a la vanguardia a la hora de interferir en la aplicación de las leyes migratorias de este país”, se lee en la demanda. “Su historia como ciudad santuario [refugio] se remonta a 1989, y sus esfuerzos para frustrar la aplicación de la ley federal de inmigración no han hecho más que intensificarse desde entonces”.

En 2014, el entonces alcalde, Bill de Blasio, promulgó proyectos de ley que prácticamente impidieron que la policía y los funcionarios penitenciarios ayudaran a los agentes federales de la agencia de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, en sus siglas inglesas) a deportar a inmigrantes indocumentados.

En virtud de esas iniciativas, se expulsó al ICE de las oficinas que había mantenido en el complejo carcelario de Rikers Island y se restringió la comunicación permitida entre el ICE y el Departamento de Prisiones de la ciudad. Ni siquiera las promesas de Adams de permitir el regreso de agentes del ICE a la ominosa cárcel de Rikers Island, así como su compromiso de colaborar en el programa de deportaciones, le han salvado de ser demandado. Junto a Adams figuran también los responsables de Prisiones y del Departamento de Policía de Nueva York.

El texto recuerda que a las pocas horas de asumir su segundo mandato, Trump declaró una “emergencia nacional en la frontera sur de EE UU” por la “entrada ilegal de extranjeros”, que asegura no tiene precedentes. “Muchos de estos extranjeros que se encuentran ilegalmente en los Estados Unidos presentan importantes amenazas a la seguridad nacional y pública, cometiendo viles y atroces actos contra estadounidenses inocentes”, continúa la demanda, que considera como agravante la irresponsabilidad de algunas ciudades, como Nueva York, a la hora de combatir la supuesta amenaza que supone la presencia de migrantes.

“Para exacerbar aún más esta crisis nacional, algunos de estos extranjeros han encontrado refugios seguros frente a la detección de las fuerzas del orden federales en las llamadas ciudades santuario, donde están protegidos entre estadounidenses inocentes, quienes, con demasiada frecuencia, luego se convierten en víctimas de sus crímenes”, continúa el texto, que recoge ejemplos concretos, como el incidente sucedido esta misma semana en un parque de Manhattan en el que un agente del ICE fuera de servicio fue tiroteado por dos inmigrantes indocumentados que intentaron robarle.

La demanda subraya que sobre uno de los extranjeros pesaba una orden de detención desde hacía un año. Pero “el Departamento Correccional [penitenciario] de la Ciudad de York ignoró la orden de detención y lo liberó nuevamente a las calles de la Ciudad de Nueva York, dejándolo libre para seguir cometiendo crímenes. (…) Esta tragedia podría haberse evitado”, asegura el texto de la demanda, que cita declaraciones de la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, sobre la necesidad de que la seguridad pública sea “una prioridad número uno” en las grandes ciudades.

Para congraciarse con la nueva Administración ante el previsible relevo en la Casa Blanca, confirmado en las elecciones de noviembre en las que Trump derrotó a la candidata demócrata Kamala Harris, el entonces demócrata Adams empezó a acercarse al círculo del republicano, le visitó en su mansión de Mar-a-Lago e incluso acudió a su toma de posesión en enero. Sus movimientos fueron muy criticados por el que entonces era su partido —actualmente concurre a la reelección como independiente—, pero dieron sus frutos: el Departamento de Justicia maniobró, con una gran polémica que llevó a la renuncia de una docena de investigadores y fiscales, para exonerar a Adams del caso de corrupción por el que había sido imputado en septiembre pasado; un juez desestimó ese caso a primeros de abril y un día después, el regidor dejó el Partido Demócrata. El expolicía Adams no llegó, por tanto, a sentarse en el banquillo por presuntamente recibir dinero y prebendas de Turquía, pero podría hacerlo ahora, demandado por la Administración bajo la que buscó amparo.

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