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El hijo del jardinero brutalmente golpeado por agentes migratorios en California: “Mi padre me enseñó a amar este país”

Alejandro Barranco relata a EL PAÍS la pesadilla vivida por la detención de su padre, y la esperanza que aún mantiene, tras acudir al Subcomité sobre Seguridad en la Frontera e Inmigración del Senado para contarlo

Alejandro Barranco (vestido de Marine) junto a su padre, Narciso Barranco y sus hermanos.Foto: Cortesía | Vídeo: AP
Patricia Caro

“Me llamo Alejandro Barranco. Soy un orgulloso infante de la Marina e hijo de Narciso Barranco, quien fue violentamente atacado y detenido el sábado 21 de junio de 2025 en Santa Ana, California, mientras realizaba un trabajo que había desempeñado desde la década de 1990”. Así se presentó el martes pasado ante el Subcomité sobre Seguridad en la Frontera e Inmigración del Senado el primogénito del jardinero que se ha hecho famoso por la brutalidad que los agentes migratorios emplearon en su detención. Los videos de los testigos que presenciaron el arresto corrieron como pólvora en las redes sociales y desataron una ola de indignación entre la población.

Alejandro (25 años, nacido en Orange, California) acudió al comité para exponer, como víctima, la violencia que los agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) están usando contra personas que no son criminales y el daño que causan a sus familias. “Vi los videos desde México, donde estaba de vacaciones. Fue muy dramático. Sentí mucha tristeza y mucho coraje”, declara a EL PAÍS en una entrevista telefónica.

“Estaban allí, tal vez buscando a otra persona o no más haciendo redadas. Lo vieron haciendo su trabajo, vestido de cierta manera y por el color de su piel…”, explica como muestra de que los agentes usaron el perfil racial para ir contra su padre. “Fue muy violento, muy poco profesional”.

Narciso Barranco, mexicano de 48 años con tres hijos marines, fue detenido por agentes enmascarados cuando estaba trabajando, podando arbustos en el jardín de un restaurante de la cadena IHOP. Su detención fue grabada por testigos y los videos se volvieron virales. En ellos se ve cómo los agentes le tiran al suelo y le golpean repetidamente en la cara y la cabeza. “¡Oigan! ¿Por qué le pegan?”, se oye gritar a un transeúnte.

Un mes después, su hijo Alejandro describió la detención frente al subcomité del Senado: “Mi padre estaba rodeado de hombres enmascarados que no se identificaron ni presentaron ninguna orden judicial. Aterrorizado, huyó. Lo persiguieron, le apuntaron con un arma, le rociaron gas pimienta y finalmente lo tiraron al suelo y lo patearon. Después de esposarlo, estos hombres lo sujetaron mientras otro lo golpeaba repetidamente en el cuello y la cabeza. Después de todo esto, lo arrojaron al asiento trasero de un vehículo sin distintivos”.

Narciso no tiene antecedentes penales, su delito se limita a haber entrado de forma ilegal en Estados Unidos hace tres décadas. A pesar de no tener historial delictivo, estuvo detenido tres semanas, primero en un centro de Los Ángeles y luego en Adelanto, también en el Estado de California.

Alejandro Barranco fuera del Centro de Detención Metropolitano, el lunes 23 de junio de 2025, en Los Ángeles.

Alejandro recuerda cómo vio a su padre tres días después de su detención, en una audiencia de la corte. “Aún llevaba la ropa con la que lo detuvieron tres días antes, todavía tenía sangre en su camisa. Le vi muy derrotado”, dice. En las tres semanas que estuvo detenido pudo verle en otras dos ocasiones, también en audiencias. Hablaba con él todos los días por teléfono. Aparte de preguntar por el estado de la familia, las conversaciones giraban en torno a la preocupación de Narciso para que sus compromisos laborales se cumplieran y su hijo atendiera su ruta diaria.

Narciso fue liberado el 15 de julio bajo fianza y espera una audiencia sobre su estatus migratorio. Los 3.000 dólares de la fianza (la fiscalía pedía 13.000) salieron de las donaciones recogidas en un fondo abierto para hacer frente a los gastos derivados de su detención. Entre otros, los del abogado, ya que, según Alejandro, el asignado por el Gobierno ni siquiera sabía cuándo era la cita en el tribunal. Los fondos también servirán para costear los gastos médicos.

Mientras estuvo detenido, las condiciones del centro eran insalubres, según relata su hijo. “Lo mantuvieron en una celda con entre 70 y 100 personas más. Solo tenía un baño. No tenía ducha. Ni ropa para cambiarse”, relató. En Adelanto afirmó haber estado 14 horas sin agua.

El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) defendió las acciones de los agentes, señalando un video que, según ellos, muestra a Narciso resistiéndose a las órdenes y alegando que le lanzó una desbrozadora en la cara a un agente, aunque eso no queda recogido en la grabación.

“El inmigrante indocumentado huyó, se giró y apuntó con una desbrozadora directamente a la cara de un agente”, defendió Tricia McLaughlin, subsecretaria del DHS. “El indocumentado se negó a obedecer en todo momento: se resistió a las órdenes, se resistió a las esposas y se negó a identificarse. Los agentes tomaron las medidas pertinentes y siguieron su entrenamiento para usar la mínima fuerza necesaria para resolver la situación priorizando la seguridad del público y de nuestros oficiales”, dijo.

Alejandro no reconoce esa descripción que la funcionaria del DHS hace de su padre. “Mi papá nunca les quiso pegar. Se habría visto claramente en los videos, pero obviamente, no aparece”, dice. Su familia sabe que Narciso corre el riesgo de ser deportado, pero se muestra optimista, porque, según explica, “tiene mucho a su favor”, como el hecho de estar casado con una ciudadana americana y tener tres hijos que sirven en la Marina. Narciso podría beneficiarse del programa Parole in Place, que concede estatus legal a algunos familiares de militares. También a su favor cuenta el apoyo que ha recibido de la comunidad y de “mucha gente importante”.

Narciso Barranco

Alejandro acudió al subcomité del Senado invitado por el senador demócrata Álex Padilla. El legislador de California mantuvo en la audiencia que menos del 10% de los detenidos por los agentes de inmigración están acusados de delitos graves y que el número de detenciones de extranjeros sin historial delictivo ha aumentado un 500% con Donald Trump. “Un juez ya ha dicho recientemente que hay una montaña de pruebas que muestran que los agentes federales están usando ilegalmente perfiles raciales basados en su raza, acento o trabajo”, dijo Padilla.

La traumática experiencia vivida por su padre, sin embargo, no resta la admiración que Alejandro siente por Estados Unidos. Aunque su padre no se atrevió a acudir a la graduación de sus hijos por miedo a ser detenido, les inculcó respeto y amor por el país. “Mi papá y mi mamá nos hicieron respetar, amar y dar gracias a este país”, una de las razones por las que se alistó a la Marina.

Y hoy por hoy, a pesar de “los tiempos difíciles” que atraviesa el país, detrás de las tinieblas ve indicios que le dan esperanzas de cambios positivos por venir. “Esta comunidad se juntó para ayudar, se unió y eso muestra cómo es este país”.

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Sobre la firma

Patricia Caro
Periodista en Washington, especializada en temas latinos y de inmigración. Forma parte del equipo de la edición de Estados Unidos de EL PAÍS. Fue corresponsal de la Cadena SER en Brasil. Trabajó como redactora de Economía Internacional en el diario Cinco Días.
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