Auge y caída de ‘The Witcher’: de presentarse como el ‘Juego de tronos’ de Netflix a perder a su audiencia y hasta a su protagonista
La cuarta temporada de la que fue la serie más vista de la plataforma pierde el 50% de su público con la sustitución de Henry Cavill por Liam Hemsworth

Es difícil recordar una serie que haya vivido tan espectacular debacle de fama y relevancia como The Witcher. La adaptación de la saga, basada en los libros de fantasía épica del polaco Andrzej Sapkowski y popularizada por su versión en videojuego, arrancó en 2019 como una de las grandes apuestas de Netflix, que buscaba encontrar un nuevo Juego de tronos y forjar con ella una franquicia con múltiples derivados. Una de esas que a la plataforma tanto le cuesta erigir más allá de Stranger Things. Las audiencias de la primera temporada daban esperanzas, pero, seis años después, la serie se asemeja a esas que solo aparecen al rebañar el fondo de la olla del algoritmo. El desarrollo de sus cinco temporadas han supuesto una caída en picado de sus visualizaciones, la cancelación de spin-offs e incluso el cambio de rostro de su protagonista.
Empecemos por lo último. Es verdad que no son pocas las series en las que un actor ha sido sustituido para interpretar al mismo personaje. Pasó con la tía Viv de El Príncipe de Bel-Air, Inés en Cuéntame o Daario en Juego de tronos. También ha habido casos donde el protagonista se ha ido y otro personaje ha asumido el papel principal: House of Cards, Spin City, The Office, The Conners, Dos hombres y medio... Lo que es casi inédito es que un protagonista sobre el que se asienta gran parte del éxito y promoción de una serie se marche y su mismo personaje sea heredado por otro (aunque hay excepciones como Spartacus, por la enfermedad de su actor principal). Ese es el brete al que se ha enfrentado la cuarta temporada de The Witcher tras perder a Henry Cavill, que, aunque sea veneno para la taquilla cinematográfico, tenía un nombre para hacer atractiva la serie al público ajeno a la saga.
Pero este cambio no era solo estético: la estrella, que también abandonó Superman por la puerta de atrás, había sido promotor y fan de la franquicia desde antes de que se lanzase la adaptación televisiva. Tanto que él mismo hizo campaña por conseguir el papel del rudo brujo Gerald de Rivia. Por eso, al anunciar su despedida, los fans más fieles no tardaron en especular que Cavill había huido por desavenencias sobre cómo se adaptaba la obra original y a su silencioso personaje. Pese a ello, el intérprete fue políticamente correcto en su anuncio de Instagram en 2022. En él mandaba ánimos a quien fue llamado para calzarse la peluca blanca, Liam Hemsworth, hermano pequeño de Chris y un actor mucho más barato.

La cuarta temporada comienza, de hecho, con borrón y cuenta nueva, tratando de ganar nuevos adeptos con un resumen, narrado por un cuentacuentos, de la historia de este cazador de monstruos y las dos mujeres de su vida. Eso da al proyecto espacio para recrear algunos momentos icónicos del pasado, pero ahora sin su antigua estrella, que ha sido sustituido por un rostro mucho menos conocido por el público general y también menos carismático. Los guionistas tenían el objetivo de que el espectador más curioso pudiese engancharse a las tramas sin necesidad de haber visitado antes este complicado mundo de criaturas y saltos temporales que jamás fue sencillo de seguir. Tampoco querían explicar el cambio ni unirlo a las tramas, como consigue desde hace cinco décadas Doctor Who, sino que fuera algo más inocuo. El problema es que el nuevo espectador ya no estaba ahí.
Según anunció Netflix esta semana, la cuarta temporada de ocho episodios reunió 7,4 millones de espectadores en sus primeros cuatro días de emisión, una bajada de casi el 50% respecto a los 15,2 millones que logró la tercera. Ni siquiera pudo liderar el ránking de lo más visto en su estreno, y quedó segunda por debajo de la comedia romántica Nadie quiere esto, estrenada una semana antes. Pero el descenso no es solo achacable a Hemsworth. Los espectadores ya habían caído a la mitad desde el inicio de la franquicia, cuando logró 76 millones de espectadores en sus primeros seis meses y se convirtió en la primera temporada más exitosa de la plataforma entonces, además de superar la pantalla y crear un éxito musical con la sonata Lanza al brujo monedas.
A The Witcher todavía le queda por cerrar una quinta temporada ya rodada y que continuará los libros Bautismo de fuego, La torre de la golondrina y La dama del lago. Pero esta serie que se presentaba como la gran esperanza de Netflix no murió en un día, sino tras una decadencia paulatina cuya maldición fue no convencer ni a los espectadores conocedores del material original, ni a los curiosos. Quizás había que aprender que los dragones y las espadas no son suficientes para dar con el nuevo Juego de tronos, como Amazon también comprobó con su El señor de los anillos: los anillos del poder, cuya audiencia desciende temporada a temporada.
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