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El menor investigado por crear desnudos de 16 amigas con IA buscaba ganar dinero y alardear de pericia informática

El adolescente de 17 años creó una página web para mostrar las imágenes porno falsas que había generado con el fin de captar potenciales clientes

Dos agentes de la Guardia Civil analizan una página web que muestra imágenes de desnudos sospechosos de haberse creado con IA, en una fotografía facilitada por el instituto armado a raíz de la Operación Edunia.
Óscar López-Fonseca

Alardear de conocimientos informáticos y, de paso, sacar un beneficio económico. El joven de 17 años residente en la comarca valenciana de la Ribera Alta investigado por difundir en internet fotografías de 16 compañeras de instituto y amigas también menores de edad que había modificado con inteligencia artificial (IA) para que aparecieran desnudas creó una web en la que, además de presumir de su habilidad para crear estas deepfake —imágenes falsas hiperrealistas—, ofertaba a potenciales clientes su servicios para generar otras nuevas.

Sin embargo, la aventura pseudo empresarial del menor duró poco. Menos de 48 horas después de crear la página en internet, la cerró. Los perfiles accesibles a todo el mundo que había abierto en las redes sociales Instagram y X (antes Twitter) precisamente para promocionar aquella ―contaban con enlaces que redirigían a ella si se pinchaban― tardó un poco más en clausurarlos: tres días. Fuentes cercanas a la investigación sospechan que el joven decidió borrar todo al enterarse de que una de las víctimas había descubierto las fotos falseadas e iba a denunciar.

Sin embargo, la eliminación de los perfiles no fue suficiente para quedar impune. Finalmente el Equipo @ de la Guardia Civil de Sueca (Valencia), especializado en ciberdelincuencia, lo identificó y presentó ante el titular del Juzgado de Menores número 1 de Valencia como presunto autor de un delito de corrupción de menores. El Gobierno anunció el pasado marzo un anteproyecto de ley orgánica para la protección de los menores en entornos digitales que, entre otras medidas, plantea castigar con penas de prisión la elaboración de este tipo de imágenes denominadas también “ultrafalsificaciones”.

La llamada Operación Edunai (combinación de la palabra inglesa ‘nude’, desnudo, al revés y las siglas en el mismo idioma de inteligencia artificial) ha permitido desvelar que el menor investigado presuntamente había manipulado menos de medio centenar de fotos, todas ellas obtenidas de las imágenes que una de las víctimas había subido en su perfil de Instagram. Una vez en su poder, les aplicó un programa de IA para que las menores aparecieran desnudas y, posteriormente, creó sendos perfiles en Instagram y X, ambos a nombre de una de las jóvenes, para mostrarlas sin ningún tipo de limitación de acceso.

Junto a las fotografías, el ahora investigado puso la dirección de la web que había creado en un servicio gratuito de manera anónima y donde aspiraba a conseguir clientes como manipulador para obtener imágenes porno a partir de imágenes reales. En esta última colgó un vídeo en el que aparecían, una detrás de otra, las decenas de fotografías de sus compañeras de instituto y amigas que había conseguido adulterar. “Sospechamos que no pretendía vender estas imágenes en concreto, sino que quería utilizarlas como reclamo para que contactaran con él quienes quisieran hacer algo similar”, destaca uno de los responsables de las pesquisas, que añade que todo era tan incipiente que ni siquiera consta que el joven hubiera fijado unas tarifas por sus servicios. “Él creía que sabía mucho de Inteligencia Artificial, pero todo apunta a que sus conocimientos eran bastantes limitados, casi de principiante, pero suplía esa carencia dedicándole mucho tiempo”, añade este agente.

Su plan se vino rápidamente abajo. En diciembre de 2024, poco después de crear los perfiles en redes sociales, la joven a cuyo nombre había puesto estos descubrió el de Instagram, por lo que acudió a la Guardia Civil a denunciar los hechos. Según detalla uno de los responsables de la investigación, cuando intentaron acceder a la web y a los perfiles de Instagram y X donde aparecían las imágenes, estos ya no existían, lo que complicó las pesquisas de una causa en la que poco a poco se fueron sumando las denuncias de las otras 15 víctimas. En un primer momento, algunas de estas jóvenes señalaron a la Guardia Civil que el supuesto autor podían ser varios compañeros suyos ―entre ellos el que presuntamente finalmente ha sido investigado―, pero sin pruebas concretas. No obstante, los agentes estaban convencidos que debía ser alguien del entorno geográfico de la víctima.

La labor policial se centró entonces en identificar a la persona que había abierto y utilizado tanto los perfiles en redes sociales como la página web a partir de la información sobre los accesos que habían registrado las tres. Para ello, el juzgado envió una solicitud de colaboración a las plataformas tecnológicas que las gestionan. Gracias a la información remitida por estas, los agentes obtuvieron los datos del supuesto usuario, así como de accesos, incluyendo las direcciones IP (nombre único en forma de cuatro grupos de tres números que distingue a un ordenador del resto de equipos conectados a la misma red) desde las que navegaba el autor y que presuntamente se situaban en el domicilio del sospechoso. La Guardia Civil también confirmó que los correos electrónicos utilizados para abrir los perfiles en las redes sociales pertenecían al joven de 17 años. La aventura empresarial del menor con las deepfake había terminado.

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Sobre la firma

Óscar López-Fonseca
Redactor especializado en temas del Ministerio del Interior y Tribunales. En sus ratos libres escribe en El Viajero y en Gastro. Llegó a EL PAÍS en marzo de 2017 tras una trayectoria profesional de más de 30 años en Ya, OTR/Press, Época, El Confidencial, Público y Vozpópuli. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.
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