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Las chanclas de plataforma son “el calzado oficial del verano 2025”: cómo consiguió la tendencia sinónimo de hortera en los 90 conquistar el lujo

Son las que más crecen en búsquedas, según las plataformas de análisis de tendencias como Lyst y Trendanalytics. Dua Lipa ya las ha añadido a su maleta de vacaciones

Las chanclas de plataforma son  calzado tendencia del verano 2025
Karelia Vázquez

Flip flops en las revistas de moda e Instagram, y chanclas de dedo para el resto de la humanidad, estas sandalias han tomado el verano de 2025, lo que no sería tan extraño porque siempre han sido un complemento propio de playas y piscinas. La singularidad reside en que esta temporada las flip flops han conquistado la vida urbana, las oficinas, las bodas y las cenas de autor. Surgen elevadas, tanto de materiales las hay de pieles exóticas como el pitón y el cocodrilo–, como de precios —The Row, la marca de las hermanas Olsen, tiene un par por 690 dólares (597 euros)—, y de altura con algunos ejemplares como el de la marca californiana ERL de suelas de 20 centímetros.

En el verano 2025, dentro de la categoría chanclas, las que en los 2000 fueron sinónimo de hortera, las de plataforma negra, se llevan el premio a las más buscadas. Sobre todo, desde que las llevó Dua Lipa, reina absoluta del armario estival más deseado. En la plataforma de análisis de tendencias Lyst se puede ver cómo están entre el calzado más buscado del momento y para algunos medios especializados son sin duda “las sandalias del verano”.

Jennifer Aniston, con chanlas con plataforma, y Brad Pitt en 1999.

La suela que no para de crecer, desafía a la gravedad en algunos modelos y nos traen recuerdos de las torceduras de tobillos. Probablemente no hay otra tendencia que englobe al mismo tiempo el minimalismo de los 90 con los excesos de la década posterior, los Y2K que tanto añora (sin haberla vivido) la Generación Zeta en TikTok. Según Trendanalytics, este año la búsqueda de flip flops con plataforma ha crecido un 236%. Efectivamente hay razones para la nostalgia, eran las chanclas que llevaba Jennifer Aniston en su época dorada con Brad Pitt, las mismas que solían combinarse con unos pantalones capri que no sentaban bien a nadie. Las hemos visto esta temporada en las colecciones de Sportmax, Alaïa y Miu Miu, aunque con un inesperado giro elegante y minimalista. Según manda el Vogue América para conseguir estilizar esta sandalia —misión casi imposible— “deben combinarse con abrigos largos y sofisticados, blazers estructurados y vestidos por debajo de la rodilla”.

Gwen Stefani, con chancla de plataforma en los MTV Video Music Awards 1998.

La fascinante historia de las chanclas

Para los minimalistas y para los extravagantes, esta sandalia, cuyo origen se remonta al antiguo Egipto según los archivos del Bristish Museum, parece adaptarse a todos los gustos, bolsillos y estilos de vida, problemas ortopédicos incluidos. La referencia nostálgica de la reinterpretación de las flip flops en 2025-2026 es una Carolyn Bessete-Kennedy paseando por el Soho de Nueva York en los noventa, personificando como nadie el estilo pulido de la década. Por cierto, el estreno de la historia de amor de Carolyn y John F. Kennedy para la franquicia American Story está programado para el día de San Valentín de 2026. Todos sabemos que las casualidades no existen. O al menos existen menos de lo que nos quieren hacer creer. Por lo que sea, hasta julio de 2024 las búsquedas de “designer flip flops” en eBay se habían incrementado un 335% y en lo que llevamos de 2025 las de flip flops han crecido en Google un 57% comparadas con 2024.

Las flip flops tuvieron su primera década dorado en los noventa pero nunca consiguieron posicionarse en el Olimpo del lujo. En esos años la moda transitaba de los excesos ochenteros al minimalismo, reducía proporciones y volúmenes y favorecía las combinaciones sobrias. En ese marco estético las discretas chanclas de tiras eran perfectas. En 1993 en Milán la top model Helena Christensen desfiló para la colección primavera verano de Jil Sander con un vestido metalizado y unas chanclas blancas con las tiras en V. Años más tarde, en 1996, Calvin Klein presentó sus vestidos lenceros con unas flip flops de plataforma, en 1999 Jean Paul Gaultier las aireaba en la Semana de la Moda de París, y les colocaba un tacón. Y no se puede olvidar a Gwyneth Paltrow, en el estreno de La lengua de las mariposas, con un vestido negro largo y unas chanclas del mismo color.

En los 2000 las flip flops estaban donde tenían que estar: en el set de Sex & the City y a los pies de Kim Catrall (Samantha Jones). También las llevaba Paris Hilton y Kim Cardashian, pero seguían siendo un calzado funcional, apto para salir de hacerse la pedicure. La muestra es que en 2005 varias integrantes del equipo femenino de lacrosse de la Universidad Northwestern se presentaron en la Casa Blanca con las chanclas para reunirse con el presidente George W. Bush, y el caso fue debatido durante varios días en los platós de televisión por considerarse polémico e inapropiado.

¿Cómo se ha dado la vuelta a la tortilla en poco más de 20 años? Para el diario The Guardian el detonante de la tendencia que vemos por las calles del mundo este verano fueron las flip flos de 960 dólares de The Row, la marca de las hermanas Olsen, epítome de calidad y lujo discreto. A las hermanas no se les puede negar un don para convertir básicos en prendas que se pagan a precio de oro. Sus chanclas de suela de goma roja y tira de tela negra indignaron por su precio de tres dígitos, pero se agotaron rápidamente. Desde entonces solo se avistan en alfombras rojas y están en listas de espera.

El 31 de marzo de 2025 The New York Times reunió a sus expertos de la sesión de Estilo para intentar responder a una pregunta: ¿Qué pensar de estas chanclas de 690 dólares? No encontraron una única respuesta. Algunos decían que les hacían sentir como en St Bars, los que llevaban muchos años cubriendo pasarelas, dijeron que no les sorprendía para nada, un tercero lo consideró un magnífico ejemplo de la distribución desigual de la riqueza en el mundo, y otro recordó que unas Havaianas muy parecidas costaban menos de 20 dólares.

Lo cierto es que la calle venía calentándose desde 2023, cuando los cazadores del street style empezaron a registrar flip flops fuera de su contexto habitual en las semanas de la moda de Copenhague y París. Se vieron con maxi faldas y trajes de sastre, la sandalia en cuestión tenía el poder de refrescar y quitar solemnidad a cualquier look, creando una elegancia facilona y espontánea que recordaba el estilo de la rivera francesa. Justo en esa semana de la moda de Copenhague aparecieron varios modelos en las colecciones de temporada, y ese verano estaban en los escaparates de Yves Saint Laurent, en su versión más lujosa, o en los de COS, en una interpretación conceptual y más económica. Todavía no estaban en las calles, solo unos pocos enterados ya llevaban havaianas con americana y pantalón de traje. Era cuestión de tiempo. Y no mucho.

Influencers con chanclas durante Copenhague Fashion Week.

También era 2023 cuando unas flip flops negras rompieron por primera vez su techo social, aunque con un enfoque utilitario, el día que Jennifer Lawrence las dejó ver por debajo de su vestido de Dior en la alfombra roja del Festival de Cannes. Pero este verano tocaron el Olimpo como calzado de primera elección cuando Kendall Jenner combinó un modelo de chanclas estructurales de tacón de aguja con un vestido de Alaïa, o cuando se vio a Khloe Kardashian con unas flip flops de Chanel, firmadas por Virginie Viard para la colección primavera verano de 2023, paseando por Venecia. En ambos casos la decisión parecía más estilística que pragmática.

A finales de junio Pharrell Williams, director creativo de las colecciones masculinas de Louis Vuitton, presentó las LV Flip en su colección primavera verano 2026, se trataba de unas chanclas voluminosas con tiras de ante color pastel y piel de cocodrilo que acompañaban a un conjunto de sastrería suave. Prada, Ferragamo, Miu Miu y Coperni también presentaron sus flip flops de luxe, con o sin plataforma.

Otro momentazo en la sublimación de las flip flops fue el estreno en Londres de Jurassic World: el Renacer donde el actor Jonathan Bailey posó en el photocall con las ya célebres y carísimas flip flops Dune de The Row, sí las de 690 dólares. Una decisión estilística que la prensa calificó como “relajada, intencional y sosegadamente provocativa”. Aquella breve aparición rompió internet y en el índice Lyst de abril y junio de 2025 las chanclas en cuestión encabezaban la lista.

 Jennifer Lawrence, con chanclas en Cannes.

El resto lo hicieron los primeros drops (colaboraciones en ediciones limitadas entre marcas y diseñadores). Uno de los más conseguidos, el de Dolce & Gabbana y Havaianas, con un modelo unisex, de suela animal print y tiras de pelo, se agotó en 24 horas. A un precio de 178 euros. También ha habido colaboraciones con Zara y con la marca española Gimaguas, y Havaianas acaba de anunciar un drop con Gigi Hadid que interpretara las míticas chanclas de Ipanema en un naranja brillante a un precio de 30 euros el par.

Si hay una sandalia que ha acompañado a la humanidad casi desde sus orígenes son las chanclas de dedo. Según la documentación del Museo Británico, sus primeros ancestros provienen del antiguo Egipto donde todas las clases usaban unas sandalias tejidas con papiro. La colección del museo conserva un par de tiras datadas en el año 1500 a. C. En la tumba del rey Tut se encontró una sandalia similar dorada y mucho más lujosa.

Otro antecedente que registran los expertos en indumentaria son las zōri japonesas, unas sandalias planas que podía confeccionarse con paja de arroz, juncos, bambú o cuero crudo. En la Guía de los Textiles Japoneses del Museo Victoria & Albert de Londres se presentan en una amplia gama de estilos, desde las domésticas con suelos de cuerda de cáñamo hasta los modelos más sofisticados con la suela de cuero crudo.

Los soldados estadounidenses que estuvieron destacados en Japón durante la Segunda Guerra Mundial volvieron a casa con algunas novedades, una de ellas eran unas chanclas: “Yo no sé cómo os sentís respecto a los japoneses”, escribió en 1952 el periodista Elliott Chaze, y remató: “Pero a mí me gustan sus pies”. Siete años después de la guerra muchos americanos todavía veían Japón como el enemigo, pero la sandalia zōri reinterpretada en goma, y bautizada con el nombre de flip flops empezaban a hacerse populares. Así lo cuenta Steward Ross en el libro The First of Everything (2019) sin editar en español. Dice Ross que el nombre era una onomatopeya que aludía al sonido de las suelas al caminar por las calles.

Hacia 1960 estas chanclas eran un elemento central de la identidad surfera de California. Era ligeras, fáciles de poner y quitar, y suficientemente baratas para que pudieran quedarse olvidadas en la playa. En pocos años eran imprescindibles en los armarios de verano de medio mundo. En Australia las llamaban thongs, en Sudáfrica plakkies, y en Filipinas y Cuba tsinelas.

En 1962 la empresa brasileña Alpargatas fabricó sus primeras Havaianas con una suela de textura de arroz inspirada en la zōri japonesa. Era un calzado proletario que se comercializaba entre la clase trabajadora. Se cree que por un error de producción en 1969 se introdujeron las tiras verdes que abrieron una ventana de colores brillantes que triunfaron en Copacabana y otras playas de la región. Havaiana es hoy la marca emblemática de las flip flops y el umbral de su uso parece estirarse cada verano un poco más. Hoy se venden más de 230 millones de pares al año, y según la casa, el 94% de los brasileños tiene al menos un par. Según Maria Fernanda Albuquerque, vicepresidenta global de marketing de la compañía, Havaianas está viviendo una nueva ola de popularidad que explica que en el primer semestre de 2024 los beneficios crecieran un 9%.

Investigadores de la Universidad de Auburn en Alabama estudiaron la biomecánica de las flip flops y concluyeron que su uso repetido podía causar dolor en pies, tobillos y piernas, por lo que no recomiendan su uso frecuente. “Descubrimos que al caminar con chanclas se altera la marcha, lo que puede causar problemas y dolor desde el pie hasta la cadera y la zona lumbar”, escribió uno de sus autores Justin Shroyer, que presentó sus resultados en la reunión anual del Colegio Americano de Medicina Deportiva. Gracias a ese estudio sabemos que cuando andamos con chanclas nuestros pasos son más cortos y apenas elevamos los dedos de los pies, los científicos creen que tendemos a sujetar la chancla solo con los dedos. Obviamente ni por esas nos vamos a renunciar a las flip flops este verano.

Según un informe de 2025 de Polaris Market Research, el mercado mundial de chanclas está valorado en aproximadamente 24 000 millones de dólares. Desde las tumbas faraónicas hasta las alfombras rojas, pasando por la tradición japonesa, ningún calzado ha demostrado jamás tanta resiliencia.

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Sobre la firma

Karelia Vázquez
Escribe desde 2002 en El País Semanal, el suplemento Ideas y la secciones de Tecnología y Salud. Ganadora de una beca internacional J.S. Knigt de la Universidad de Stanford para investigar los nexos entre tecnología y filosofía y los cambios sociales que genera internet. Autora del ensayo 'Aquí sí hay brotes verdes: Españoles en Palo Alto'.
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