Por qué los hombres también tienen que entrenar el suelo pélvico
Lejos de ser un tema anecdótico, el suelo pélvico desempeña un papel fundamental en funciones clave como la continencia, la función sexual, la estabilidad postural y la salud general

En el argot popular es muy conocida la expresión mearse de risa, pero pocas veces se reflexiona sobre su trasfondo: la falta de control de la vejiga. Esta situación es más común de lo que pensamos, y en hombres también se produce. Paco, ingeniero y runner aficionado, superados los 40 años, ha comenzado a ir a las clases de entrenamiento funcional de su gimnasio. El otro día, en mitad de una clase, al reírse a carcajadas durante uno de los ejercicios con sus compañeros, notó esa sensación extraña de tener una ligera pérdida de orina. En ese momento pensó que sería casualidad, una tontería sin importancia. Sin embargo, semanas más tarde, tras una clase intensa de abdominales, volvió a producirse un episodio similar. Tras esa nueva incomodidad, mencionó a su entrenador la situación, quien, con gesto extrañado, le respondió: “¿Eso no les pasa solo a las mujeres después del embarazo o cuando son muy mayores?” Fue entonces cuando se dio cuenta de que nunca le habían enseñado ni en el colegio, ni en el gimnasio ni en las revisiones con el médico que los hombres también tienen suelo pélvico, y que, como cualquier otro grupo muscular, puede debilitarse, lesionarse o necesitar fortalecerse.
La mención del suelo pélvico muchas veces se asocia únicamente a situaciones incómodas, como cuando se nos escapa la orina al reírnos o al estornudar. Sin embargo, esta imagen simplificada no hace justicia a la importancia real que tiene esta estructura en nuestro cuerpo. Lejos de ser un tema anecdótico, el suelo pélvico desempeña un papel fundamental en funciones clave como la continencia, la función sexual, la estabilidad postural y la salud general.
Si usamos la analogía de una hamaca, el suelo pélvico sería esa tela o tejido que sostiene las vísceras del abdomen y la pelvis. Esa hamaca estaría compuesta por músculos, tejido conectivo, vasos y nervios que ayudaría a mantener la continencia urinaria y fecal, estabilizar las presiones internas del abdomen, participar en funciones reproductivas y sexuales, y contribuir a la estabilidad lumbo-pélvica. Los músculos de esta hamaca también están íntimamente relacionados con el pene en hombres, y el clítoris en mujeres, teniendo un papel muy importante, por tanto, en la función sexual en general en ambos sexos y la erección en concreto en los hombres.
A pesar de ser una estructura presente en mujeres y hombres, el suelo pélvico ha sido tradicionalmente asociado al cuerpo femenino. No es raro que muchos hombres pregunten sorprendidos: “¿Nosotros también tenemos suelo pélvico?”. La respuesta es sí, por supuesto. Y aunque es cierto que las disfunciones del suelo pélvico tienen mayor prevalencia en mujeres, los hombres también las padecen, y a menudo en silencio.
Uno de los problemas más comunes es la incontinencia urinaria. Se estima que hasta un 32% de los hombres la sufren en algún momento, una cifra que puede llegar al 69% tras una prostatectomía radical, intervención habitual en pacientes con cáncer de próstata, el más diagnosticado entre la población masculina.
Fuera de este tipo de población con enfermedades o patologías, los hombres sanos también pueden sufrir disfunciones del suelo pélvico. Si nos fijamos en atletas, la práctica deportiva intensa no siempre protege, incluso a veces el ejercicio de impacto puede ser perjudicial. De hecho, varios estudios han señalado que los deportistas presentan un mayor riesgo de disfunciones del suelo pélvico en comparación con la población general. A pesar de ello, el conocimiento que los deportistas (especialmente los hombres) tienen sobre este grupo muscular y cómo entrenarlo es muy limitado.
Al preguntar a los deportistas sobre el suelo pélvico, nos encontramos con que muchos atletas desconocen cómo entrenar esta musculatura o incluso por qué deberían hacerlo. Más aún, se ha visto que los que sí cuentan con conocimientos adecuados tienen un 57% menos de probabilidad de desarrollar incontinencia urinaria y otras disfunciones.
Uno de los deportes más estudiados en este aspecto es el ciclismo. Tanto ciclistas profesionales como recreacionales pueden sufrir entumecimiento perineal, disfunción eréctil o impotencia debido a la compresión del nervio pudendo (que inerva los músculos del suelo pélvico) contra el sillín, lo que afecta directamente a la función sexual y a la continencia.
Los músculos del suelo pélvico masculino tienen un papel clave en la función eréctil. Al insertarse parcialmente en el cuerpo del pene, contribuyen a mantener la erección y mejorar su potencia. Por tanto, entrenarlos adecuadamente no solo puede prevenir disfunciones, sino también potenciar la salud sexual.
Además, el fortalecimiento del suelo pélvico está vinculado a mejoras en la estabilidad lumbo-pélvica, lo que también puede traducirse en una reducción del dolor lumbar, especialmente en deportistas o personas con estilos de vida sedentarios.
También, el transverso del abdomen y las fascias que forman el suelo pélvico normalmente funcionan conjuntamente como un mecanismo de cierre durante la contracción del recto del abdomen. Cuando estos se ven dañados ya no son capaces de proporcionar refuerzo a la pared posterior del canal inguinal y aumentan el riesgo de sufrir hernias inguinales, sobre todo en población deportista.
A pesar de los beneficios evidentes del entrenamiento del suelo pélvico, su presencia en los programas de salud masculina o en el ámbito deportivo es aún anecdótica. La mayoría de estudios se han centrado en mujeres, dejando un vacío importante de conocimiento en hombres, especialmente atletas. Aunque la prevalencia de incontinencia es cinco veces mayor en mujeres, se ha observado que cerca del 20% de los hombres jóvenes deportistas también la padecen. Este dato pone de relieve que no se trata de un problema exclusivo de la edad ni del sexo femenino.
El entrenamiento de los músculos del suelo pélvico es lo más recomendado para prevenir y tratar disfunciones de esta musculatura. Para ello, no se necesita mucho tiempo y nada de material, con incluir 5 minutos al día, 3 veces por semana, sería suficiente para empezar a notar sus beneficios. Este entrenamiento estaría basado en realizar contracciones de Kegel de diferente duración, cortas de unos 2″ y largas de 5-8″, unidos a una respiración diafragmática y una buena activación del transverso abdominal.
El suelo pélvico masculino es una estructura clave para la salud urinaria, sexual y postural, pero sigue siendo un gran desconocido. Su entrenamiento, evaluación y cuidado deberían integrarse en los programas de salud y en el ámbito deportivo tanto en mujeres como en hombres. Así, la próxima vez que nos riamos junto a Paco rompamos ese tabú y podamos dar visibilidad y naturalidad a esta realidad para mejorar nuestra calidad de vida.
ENFÓRMATE es el espacio de EL PAÍS SALUD donde hablaremos de aquellos aspectos relacionados con la actividad física, el deporte y la salud física y mental. La actividad física y el deporte forman parte de la cultura de todas las civilizaciones y juegan un papel fundamental en la salud de la sociedad a todos los niveles, tanto física como mental, en todas las edades, desde la infancia a la vejez, tanto en hombres como en mujeres. Desde las Ciencias de la Actividad Física y del Deporte se ha tratado de avanzar en el conocimiento científico sobre la importancia del movimiento y el ejercicio físico sobre el cuerpo, así como los procesos que explican por qué se producen ciertas adaptaciones, modificaciones o cambios a diferentes niveles (fisiológicos, anatómicos, motrices, emocionales o cognitivos). Por todo ello, este espacio persigue buscar las explicaciones científicas que fundamenten y justifiquen los motivos tan beneficiosos de la actividad física y del deporte. Asimismo, se tratará de discutir y rebatir ciertos mitos o falsas creencias existentes en la sociedad sobre temas específicos del ejercicio físico y la salud.
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