“Estamos en el peor momento humanitario para la infancia desde hace muchos años”: más de 200 millones de niños requerirán asistencia humanitaria en 2026
El organismo de la ONU hace un llamamiento para reunir unos 6.584 millones de euros para atender las necesidades vitales de 73 millones de menores en un contexto marcado por los recortes de fondos


Se necesitan urgentemente 7.660 millones de dólares (6.584 millones de euros) para proporcionar asistencia vital en 2026 a 117 millones de personas, entre ellas 73 millones de niños en 133 países y territorios. Ese es el cálculo que ha hecho Unicef en su llamamiento de fondos para el año que viene, presentado este miércoles.
Además, la agencia de Naciones Unidas para la Infancia estima que más de 200 millones de niños necesitarán asistencia humanitaria en 2026. La petición para el año que viene, recogida en el Informe de Acción Humanitaria para la Infancia 2026, presenta una reducción de aproximadamente un 22% respecto a la de 2025, que ascendía a casi 9.900 millones de dólares (8.509 millones de euros) y aspiraba a alcanzar a 172 millones de personas, entre ellas 109 millones de niños. En lo que va de este año se ha logrado una financiación del 42%.
“La actual crisis mundial de financiación no refleja una disminución de las necesidades humanitarias, sino una brecha cada vez mayor entre la magnitud del sufrimiento y los recursos disponibles”, afirmó en un comunicado Catherine Russell, directora ejecutiva de Unicef. “Estamos en el peor momento humanitario para la infancia desde hace muchos, muchos años”, añade Chema Vera, director ejecutivo de Unicef España, en una entrevista telefónica con EL PAÍS.
Este momento crítico se explica, según este organismo de la ONU, por la combinación de tres factores. El primero, el aumento y la cronificación de los conflictos, los desastres climáticos, el hambre, los desplazamientos o las enfermedades y con ellos el incremento de las necesidades de millones de niños que viven en crisis humanitarias descomunales. Por otro lado, una vulneración del derecho internacional humanitario más recurrente y más grave, que afecta tanto a la población como a los trabajadores.
Y, por último, los abruptos recortes de fondos en la financiación humanitaria mundial por parte de los Gobiernos y donantes. “La combinación de estos tres factores pone al sistema humanitario en un estrés, en una brecha, en una tensión que no se había producido antes. Y quien paga las consecuencias es la población vulnerable, es decir, fundamentalmente las niñas y los niños”, añade Vera.
La actual crisis mundial de financiación no refleja una disminución de las necesidades humanitarias, sino una brecha cada vez mayor entre la magnitud del sufrimiento y los recursos disponiblesCatherine Russell, directora ejecutiva de Unicef
Russell señaló que esta escasez de fondos está sometiendo a “una enorme presión” a los programas de Unicef que salvan vidas. “En todas nuestras operaciones, los equipos de primera línea se ven obligados a tomar decisiones imposibles: concentrar los limitados suministros y servicios en los niños de algunos lugares en detrimento de otros, reducir la frecuencia de los servicios o recortar intervenciones de las que dependen los niños para sobrevivir”, añadió.
Aunque todas las áreas se han visto perjudicadas por la reducción de financiación, Vera destaca de forma especial la de nutrición. Por ejemplo, el déficit de financiación del 72% de este año en los programas de nutrición ha obligado a hacer recortes en los programas de 20 países prioritarios y en vez de alcanzar a 42 millones de mujeres y niños con necesidades nutricionales solo se ha llegado a 27 millones.
“También se ve lastrada el agua, saneamiento e higiene. Estamos en una cobertura de un 9,85%. Y a su vez, esta área tiene impacto sobre otros ejes como salud y nutrición”, añade. Además, señala dificultades en el área de educación en emergencias, con 30 millones de niños más que no acceden a la educación por situaciones humanitarias críticas.
En cuanto a educación, el informe destaca cómo el déficit de 745 millones de dólares (640 millones de euros) ha dejado a millones de niños en riesgo de perder el acceso a la educación. Unicef menciona el caso de los campos de refugiados rohinyá de Cox’s Bazar en Bangladés, donde este verano se tuvieron que tomar decisiones difíciles a causa de los recortes. Allí, el organismo es responsable del 83% de todos los centros de aprendizaje y a finales de junio solo pudo abrir el 17% de ellos.
Tres países concentran aproximadamente un tercio de los fondos que Unicef pide para ayudar a la infancia en el mundo. Sudán encabeza la lista, con 962,8 millones de dólares (827, 5 millones de euros) solicitados. El país sufre una guerra desde 2023 y atraviesa una de las crisis humanitarias más graves del mundo, con 17,3 millones de niños que necesitan ayuda urgente. Afganistán le sigue con 949 millones de dólares (815,6 millones de euros) solicitados para el año que viene, cifra que supone una reducción del 20% respecto al año anterior. Además, Unicef solicita 673,8 millones de dólares (579 millones de euros) para atender las necesidades críticas en la franja de Gaza y Cisjordania.
Disminución de compromiso de financiación y acceso humanitario restringido
A 31 de octubre de 2025, las necesidades de financiación del Llamamiento de Acción Humanitaria en favor de la Infancia 2025 ascendían a 9.710 millones de dólares (8.347 millones de euros), “lo que supone un ligero descenso respecto a los 9.870 millones (8.484 millones de euros) solicitados cuando se lanzó el llamamiento en diciembre de 2024”. En lo que va de año se ha logrado una financiación del 42% (4.050 millones de dólares, unos 3.481 millones de euros). Unicef destaca “la disminución de los compromisos de financiación anuales de los socios financieros” este 2025. Solo aportaron 2.380 millones de dólares durante este año, a los que hay que sumar los 1.670 millones de dólares transferidos del año anterior.
Estamos en el peor momento humanitario para la infancia desde hace muchos, muchos añosChema Vera, director ejecutivo de Unicef España
Pese a todo, según datos provisionales disponibles hasta junio de 2025, la organización proporcionó agua potable a 21,1 millones de personas y brindó tratamiento vital para desnutrición aguda severa a un total de 2,8 millones de niños. También dio acceso a educación a 6,9 millones de niños, apoyo en salud mental a 4,6 millones de pequeños y cuidadores o vacunó de sarampión a 5,7 millones de niños para prevenir brotes en zonas de emergencia.
En medio de este contexto de restricción de fondos, desde Unicef urgen a los Gobiernos, donantes del sector público y al sector privado a recuperar la financiación. “Volver a la senda de una responsabilidad internacional con quienes más sufren, que son especialmente los niños y niñas en situaciones humanitarias críticas”, incide el director ejecutivo de Unicef España.
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