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CARTAS AL DIRECTOR
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La idealización del franquismo es un síntoma de una memoria colectiva débil

Los lectores y las lectoras escriben sobre la derechización de los jóvenes, el crimen machista de Alpedrete y la sentencia del Tribunal Supremo contra el fiscal general del Estado

Cincuenta años después del final de la dictadura de Franco, sorprende escuchar a algunos jóvenes que no vivieron ese periodo hablar de sus supuestos “aspectos positivos”. Este fenómeno no nace de una nostalgia real, sino de un desconocimiento profundo de lo que significaron aquellos años para millones de personas: ausencia de libertades, censura, persecución y un país limitado en su desarrollo social y cultural. No se trata de reabrir debates políticos, sino de recordar hechos básicos. Idealizar cualquier dictadura, por desconocimiento o falta de contexto, es un síntoma de una memoria colectiva débil. Si una parte de la juventud puede ver ese periodo con cierta neutralidad, quizá sea porque no se les ha explicado con claridad qué implicaba vivir sin derechos fundamentales. El cincuentenario del fin del régimen debería servir para reforzar la educación histórica, no para blanquearla. Comprender el pasado no es un ejercicio ideológico, sino una condición para valorar la democracia que hoy damos por garantizada.

Laura Villa. Barcelona

“La quería mucho, pero le dolía mucho la espalda”

En Alpedrete, una mujer perdió la vida, pero no se la quitaron las 50 puñaladas asestadas por su marido. No. Según el alcalde del PP de esta localidad, fue el dolor de espalda. Soy una mujer de 58 años, y a pesar de la tristeza que me puede generar la muerte de otra mujer, casi de mi misma edad, a manos de un hombre, lo que no puedo entender ni gestionar ni justificar ni perdonar son las declaraciones del alcalde, Juan Rodríguez: “El hombre la quería mucho, pero le dolía mucho la espalda”. Mañana, cuando tenga una de esas migrañas comunes entre las posmenopáusicas, no por mi culpa, sino por la disminución hormonal, agarraré la picadora de carne y saldré a la calle a asesinar a mi algo más que amigo. Pero lo quiero mucho, eh... Es que me duele tanto la cabeza... La violencia machista no va a terminar con señoros de este calibre.

Mercè García López. Barcelona

Políticos y jueces

Uno de los fundamentos básicos de la democracia es la separación de poderes. Cuando los políticos se dedican a ser jueces y estos toman decisiones mediatizadas por sus ideas políticas, caminamos por sendas no solo equivocadas, sino también peligrosas para el correcto funcionamiento de un sistema justo y democrático. La polémica condena del Tribunal Supremo contra García Ortiz parte de un inicio ya politizado. El hecho de conocer la condena pero no la motivación detallada de la sentencia, no permite hacer un análisis crítico y aumenta las dudas sobre una resolución hecha con prisas y en la que se aprecian dos sectores claramente diferenciados. Esto provoca desazón entre los ciudadanos y lógicas dudas sobre el correcto funcionamiento del sistema judicial. Celebrar la resolución como una victoria, ahonda aún más en ese problema.

Manolo Romasanta Touza. Sigüeiro (A Coruña)

Al revés

En Alicia en el país de las maravillas (1865), la Reina de Corazones declara con impaciencia durante el juicio de la Sota de Corazones: “Primero la sentencia, luego el veredicto”. No sé por qué, en estos días, me suena tan familiar este capítulo.

Enric Pérez Obiol. Barcelona

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