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El drama del crimen machista de Alpedrete: dos huérfanos que defienden a su padre y un pueblo conmocionado

Los hijos de la víctima toman partido por su padre, que asesinó a su madre y se suicidó: “Fue un hombre ejemplar”. Las palabras del alcalde desatan una trifulca política

Crimen machista de Alpedrete
Lucía Franco

A una hora del centro de Madrid, en la calle Jara número 10, en el municipio de Alpedrete, el pasado sábado a mediodía comenzaron a escucharse gritos. Provenían de una casa conocida como El Indalo. Allí, Juan Pedro Ródenas, de 60 años, asesinó a su esposa, María del Pilar Écija, también de 60 años. Le asestó 50 puñaladas y luego se quitó la vida. Tres días después, en el portal de la vivienda hay un ramo de flores y restos de la cinta verde de prohibido el paso que puso la Guardia Civil en la escena del crimen. Eso y un reguero de declaraciones que giran en torno a un hecho objetivo, recogido en la legislación española y ya confirmado por el Ministerio de Igualdad: el asesinato de María Pilar Écija fue un crimen machista y ella es ya la víctima número 38 de 2025.

Su cuerpo y el de su agresor fueron encontrados por David Ródenas, de 21 años, el hijo menor de la pareja, que vivía con sus padres y fue quien llamó al 112 al descubrir la escena. La autopsia determinó que la mujer fue acuchillada y que el hombre, que había ingerido alcohol y medicamentos, había muerto después.

Todos los asesinatos machistas generan una reacción alrededor: en la familia, en amigos y vecinos, en compañeros de trabajo o en meros conocidos que no suele ser pública más allá de los minutos de silencio o las concentraciones que se convocan. Fuera de ese círculo más cercano sí existe una visible, las de quienes condenan la violencia, y otra que crece desde hace un tiempo, la de quienes la niegan.

Lo que no suele ocurrir es que estos últimos sean parte del núcleo más directo de las víctimas, o al menos no pronunciándose de forma pública, que es lo que ha sucedido en este caso que ha sacudido los cimientos del municipio. Mientras crece una discusión en la que se han pronunciado desde el alcalde de Alpedrete, Juan Fernández, hasta la ministra de Igualdad, Ana Redondo, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, o distintos representantes políticos de la izquierda a la ultraderecha.

El origen se encuentra en una carta escrita por los hijos en cuentas de redes sociales creadas específicamente para difundir el escrito. Bajo el nombre Familia Ródenas Écija, explican que su padre pidió ayuda al sistema sin recibir atención, que era “un hombre ejemplar”. Y aseguran, sin precisar mucho más por el momento, que este fue ignorado, rechazado y abandonado. Subrayan que la madrugada del 15 de noviembre “todo cambió” y que la falta de respuesta institucional es la responsable del crimen y el posterior suicidio: “A nuestros padres los han matado”.

En la misiva relatan que siempre fueron una familia unida y feliz, y que ahora han quedado huérfanos y silenciados. Piden respeto y que se deje descansar a sus padres en paz. También agradecen al alcalde de Alpedrete reunirse con ellos y mostrarles su apoyo. Y fueron precisamente las palabras del regidor, Juan Fernández (PP), las que también han tenido que ver con la polémica.

Tras trasladar su pésame a la familia, este subrayó que se trataba de un hombre que “quería mucho a su mujer” y sostuvo que lo que falló fue el sistema al no detectar la enfermedad psicológica que, según él, padecía el agresor. “No ha sido por odio”, insistió el regidor, quien remarcó además en un primer momento que no existían denuncias previas por malos tratos.

Pedro Sánchez declaró en X este martes que frente a la violencia machista “no hay medias tintas”: solo se puede “estar con las víctimas o situarse del lado de quienes niegan esta violencia y blanquean a los agresores”. Añadió que quienes minimizan estos crímenes “no son dignos de representar a la ciudadanía”, en alusión directa al alcalde.

Tras la presión social generada por sus declaraciones, Fernández se ha visto obligado en las últimas horas a rectificar, aunque lo ha hecho a medias, sin hablar directamente de violencia machista. Así, el alcalde ha defendido en otro vídeo difundido en redes su “rechazo total y sin paliativos” a cualquier forma de violencia contra las mujeres, que, afirma, debe erradicarse cuanto antes. Atribuye la polémica y que “se malinterpretaron” sus palabras y comenta que su única intención fue acompañar a los allegados.

Para ese momento, la ministra de Igualdad había censurado ya sus palabras: “Las declaraciones del alcalde de Alpedrete son intolerables. Los negacionistas maquillan la realidad para negar la evidencia del maltrato y la violencia machista. El negacionismo mata. Exijo una rectificación inmediata o su dimisión. Nos queremos vivas”.

El alcalde, con sus palabras, incurrió en el discurso negacionista de la violencia machista al tiempo que difundió ideas erróneas. Por ejemplo, que la falta de denuncia descarta la violencia. La mayoría de las víctimas no lo hace por diversas razones. Por miedo por sus vidas, por las de sus hijos, a no ser creídas o por no reconocerse aún como víctimas. De los 1.333 asesinatos registrados oficialmente desde 2003, solo en 296 existió denuncia previa: un 22,2%.

O también la percepción que puede tenerse desde los entornos de relaciones en las que existe esta violencia, cuando muchas veces puede no ser visible para los demás, o pueden tenerse ciertas conductas normalizadas cuando no lo son. De las 2.551.626 denuncias por violencia machista que existen desde que hay registro, en 2009, solo 46.083 han sido presentadas por familiares, el 1,8%; y 70.030 por lo que queda registrado como servicios de asistencia o terceros en general, el 2,7%.

Uno de los objetivos institucionales en España y en otros países, y el de organizaciones internacionales es el de generar una conciencia social en la que la violencia se entienda y se asuma como el problema estructural que supone, no solo porque alcanza a millones de mujeres ―la OMS estima que alrededor de una de cada tres en todo el mundo― sino porque tiene consecuencias para ellas y para toda la sociedad: emocionales, psicológicas, físicas, de salud y económicas.

“El hijo gritaba que ahora se había quedado solo”

Una de las vecinas de la vivienda explica que escuchó los gritos del hijo: “Gritaba que no debía haber salido esa noche y que ahora se había quedado solo”, relata sin querer dar su nombre por miedo a represalias. La pareja se mudó al chalet hace cuatro años, según otro residente. Antes, habían vivido en otra zona del mismo pueblo, una localidad con más de 15.000 habitantes, ubicada en la sierra madrileña y que es un lugar residencial y acomodado, con una renta disponible media de algo más de 30.000 euros anuales, según la Agencia Tributaria.

El hijo mayor, Diego Ródenas, de 30 años, se marchó de casa con 18 años y volvió hace un mes, aunque no vivía con ellos, explican otros vecinos. A David, el menor, lo conocen más porque juega al fútbol después de clase. “Ella casi no salía, y él estaba enfermo”, cuenta Juan, que pide figurar sin apellido, desde un bar junto al Ayuntamiento, donde este lunes se decretó luto oficial y se convocó un minuto de silencio en memoria de la mujer asesinada.

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Sobre la firma

Lucía Franco
Es reportera de la sección de Madrid. Anteriormente trabajó en EL PAÍS Colombia y en El Confidencial. Es licenciada en Comunicación Social por la Universidad Javeriana de Bogotá y máster en Periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y EL PAÍS. Ha recibido el Premio APM al Periodista Joven del Año 2021.
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