Mi cuñado no quiere ser un héroe
Los lectores escriben sobre los incendios forestales, los estadounidenses que han decidido vivir en España y los menús escolares

Son las nueve de la mañana y el sol ya calienta. Algunos pájaros se bañan en el estanque. El gato, sigiloso, los observa. El ruido de los motores de los aviones rasga el silencio. Tras ellos el cielo se oscurece. No son nubes. ¡Ojalá! Huele a humo. En este momento mi cuñado está ahí conduciendo un camión motobomba. Por caminos empinados y sin limpiar. Ahora no piensa en sus condiciones laborales de mierda; en sus contrataciones por meses. No piensa en cómo tendrá que buscar trabajo para el invierno. Solo piensa en la forma de atacar este fuego que lo devora todo y en seguir vivo. El camión se agarra al terreno por la pericia del conductor. Las manos aferradas al volante, el corazón palpitante. Mi cuñado arriesga su vida porque ama el monte. Aquel cuyo destino se decide en la privacidad de despachos de quienes tienen otros intereses. Escribió Camus que buscamos proponer ejemplos de comportamiento a quienes llamar héroes y propone como héroe a una persona insignificante y borrosa para dar a la verdad aquello que le pertenece y al heroísmo el lugar secundario que debe ocupar. Mi cuñado quiere pasear mientras caen las hojas de los árboles. Cuando llegue el otoño. Mi cuñado no quiere ser un héroe.
Gemma Vázquez Novoa. Amoeiro (Ourense)
No sois refugiados
Queridos refugiados de Trump en España. Siento enormemente el horror que atraviesa EE UU y el sufrimiento que habéis dejado atrás. Me alegro de que encontréis refugio en mi país, igual que yo lo encontré en el vuestro en plena crisis económica. Pero hay que llamar a las cosas por su nombre. No sois refugiados. Ser nómada digital y mudarse a España porque el coste de vida es más barato y el visado es fácil de conseguir es la definición de privilegio. En un reportaje publicado en este diario, algunos de vosotros os autodefiníais como refugiados políticos. El asilo político es otra cosa. Es maravilloso que podáis escapar de la injusticia, pero sed conscientes de que vuestra forma de hacerlo es privilegiada y tiene consecuencias para la comunidad local. Y si la sociedad española es más amable, por favor recordad que esto no ha salido gratis: es el resultado de un trabajo colectivo por la democracia al que os invito a participar. Espero de corazón que nos encontremos defendiendo los derechos democráticos y la igualdad, tanto allí como aquí.
Cristina Ruiz-Poveda Vera. Madrid
Prioridades
Nuestra hija de tres años empezará el colegio en septiembre. El centro público, en Málaga, dispone de servicio de comedor, aunque no cuenta con cocina propia (servicio de catering). Otros centros públicos, en mejores barrios, sí tienen, lo que ya de por sí representa una cierta desigualdad. No hay, según parece, dinero para alimentar bien el estómago. Por otra parte, nuestra hija tendrá que cursar la asignatura de Religión Católica. Con tres años. Para eso sí hay recursos, ya sean 20 alumnos o dos quienes soliciten esas clases. Por cierto, se oferta Religión hasta el final de Bachillerato. Hasta los 18 años. Para cebar la mente con ideas teológicas sí hay recursos públicos; para comer sano, no. Es hora de alimentar bien a los más pequeños y también de tener una escuela laica. Ofrezcan, se lo ruego, comida de verdad y no más opio para el pueblo.
Andrés Lomeña Cantos. Málaga
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