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Red de redes
Columna
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Cuando el anciano de Torre Pacheco solo es la excusa

Para conocer cómo se gestó una acción coordinada racista contra inmigrantes es imprescindible navegar por X

Agentes de Policía Local y Guardia Civil durante los altercados en Torre Pacheco el sábado.
Rebeca Carranco

Cualquiera que circule por X está acostumbrado a conducir por una carretera suspendida en el espacio sideral con forma de muelle a la que le llueven bombas con bulos, comentarios racistas, machiruladas e ideas conspiranoicas. Es cierto que todavía quedan usuarios de los que aprender y con los que charlar, pero suele hacerse por DM para evitar interactuaciones tóxicas de terceros con ganas de brega. Es como vivir permanentemente instalados en un clima en el que uno dice “¡hola!” y al otro lado responden “¡y tú más!”. Un mundo desnortado y hostil en el que es mejor adoptar un perfil bajo si se quiere sobrevivir.

La otra opción es irse. Aquí se ha defendido con cierta vehemencia, lo admito, escapar de X, huir lejos y alcanzar la felicidad entre el cartón piedra de Instagram o con los vídeos adictivos de TikTok en los que ya casi nadie baila. Pero lo cierto es cuando ocurre una acción coordinada racista contra inmigrantes con la excusa de un anciano al que un indeseable le han propinado una paliza, es imprescindible navegar por X para conocer cómo se gestó.

Porque allí viven instalados los amantes del odio, esperando cualquier excusa para agitar la colmena. Ya han aprendido que atacar directamente a una persona o un colectivo por su origen, religión u orientación sexual puede suponer un delito de odio. Y como son racistas, pero no necesariamente poco avispados, encuentran un camino más sutil, que suelen enmascararse en la información, supuestamente aséptica. Explicar cualquier delito, aparejarle al autor un origen latino o del Magreb, sea o no verdad, y, de coletilla final, añadir un mensaje del tipo: “¿Hasta cuándo lo vamos a permitir?”. Y así un día tras otro, hasta lograr que prenda la mecha.

El caso de Torre Pacheco (Murcia) es un claro ejemplo. Una búsqueda en X arroja que la primera información del anciano golpeado (por un magrebí, según su propio relato) la difunde el 9 de julio (cuando ocurre) el concejal de Vox de la localidad Jose Garre. “Mientras progres, rojos, charos y demás patulea social-comunista inventan bulos sobre la cantidad de inmigrantes que @vox_es quiere deportar, esto pasa en 2 días en #TorrePacheco”, escribe, acompañando su post con una foto del hombre herido, y una entrada de la página oficial de Facebook de la policía local. “¿De verdad no vamos a salir a la calle? ¿A qué esperamos?”, se puede leer sobreimpreso en la imagen. La cuenta de Vox de Torre Pacheco y concejales del partido de Murcia o de lugares tan lejanos como Sant Cugat del Vallès también se hacen eco. Y con ellos, empieza la viralidad.

Al día siguiente se suma un habitual de cualquier movida populista: Daniel Esteve, de Desokupa. Sube un vídeo en el que asegura que no se quita “de la cabeza” las imágenes del abuelo ni el “vídeo donde salen humillándole” (que resultó ser de otro lugar y otro anciano). “Estaremos, yo el primero, para daros apoyo y para salir a pasear a ver si tengo la suerte de encontrarme a alguno de esos valientes y nosotros les contaremos cuáles son nuestras costumbres… Los abuelos no se tocan y os lo vamos a enseñar, pero bien”, avisa. Unas horas después sube otro vídeo y ahí ya dice estar muy cabreado. “La inmigración no está relacionada con la delincuencia. ¡No! ¡Qué va!”, grita. “¡Voy a cazar anchoas!”, acaba. El viernes sube algunos vídeos más, y no vuelve a salir en pantalla hasta ayer lunes, después de un fin de semana de disturbios. “Nosotros no vamos a subir con bates de béisbol a perseguir marroquís por la calle y al primero que se nos cruce pegarle un palizón. ¿Qué tenéis en la cabeza?”, les grita a sus seguidores.

Una vez el fuego ya arde, todo es freno de mano y marcha atrás. Hasta la próxima excusa con la que seguir azuzando el odio.

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Sobre la firma

Rebeca Carranco
Reportera especializada en temas de seguridad y sucesos. Ha trabajado en las redacciones de Madrid, Málaga y Girona, y actualmente desempeña su trabajo en Barcelona. Como colaboradora, ha contado con secciones en la SER, TV3 y en Catalunya Ràdio. Ha sido premiada por la Asociación de Dones Periodistes por su tratamiento de la violencia machista.
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