Cervantistas
Uno se hace escritor porque ha sido un lector apasionado, y luego las palabras propias se convierten en un ejercicio de lectura

Estamos en junio de 2025 y leo con la tranquilidad del calor y del aire acondicionado El verano de Cervantes (Seix Barral) de Antonio Muñoz Molina. La temperatura que puede vigilarse a sí misma permite el abrazo de los sentimientos y las razones. Uno se hace escritor porque ha sido un lector apasionado, y luego las palabras propias se convierten en un ejercicio de lectura, un modo de entender y preguntarse por lo que se está escribiendo. El deseo es así una forma de vigilancia, una ética de la vocación respetada. Don Quijote ejerce una impostura que sólo puede tener éxito con personas ignorantes, escribe Antonio, porque su vocación no es quijotesca, sino cervantista, y su forma de ser busca, desde hace años, separarse de los visionarios, los parlanchines de la cultura y la política, los buscabocas, las querellas del bulo y de los fanatismos. Busca también separarse de las coronas de laurel de algunos poetas. Leer el Quijote supone para Antonio leer su vida, revivir la historia familiar, pensar en los necesitados, los caballeros, los escuderos, las pastoras y los gobernadores de hoy. Escribir supone conversar con la vida, no encerrarse en una academia de sabiduría torpe e independentista.
Estamos en junio de 1984. Tres jóvenes, un novelista, un poeta y un pintor, pasean por las calles de Granada y se repiten que es necesario acercar el arte a la gente si queremos que la gente se interese por el arte, por lo que pueden decirnos un piano, un cuadro, una novela, un poema o unas colaboraciones en la prensa. Pisan el mundo, se encierran a leer y escribir, abren los ojos a Galdós y las ventanas a Machado. Tenía razón Cervantes, la vida humana corre a su fin más ligera que el tiempo. Pero hay cosas que fueron hace mucho tiempo y son ahora mismo. Es una suerte emocionarse con el talento y el éxito de los amigos, no ser Quijote, preferir a Cervantes, sentir a la gente, conversar con la vida.
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