Un aviso al canciller Merz
La derrota inédita en primera ronda del nuevo líder de Alemania deja una preocupante sensación de fragilidad en la coalición


El democristiano Friedrich Merz ha empezado con mal pie su mandato como canciller de Alemania. El fracaso en la primera votación de investidura en el Bundestag, este martes, al no alcanzar la mayoría absoluta, sumió durante unas horas a Alemania en una crisis política insólita. Nunca, desde la fundación en 1949 de la República Federal, había sucedido algo parecido. Un grupo de diputados, cuya identidad todavía se ignoraba anoche y el color político al ser el voto secreto, votó en contra de su propio candidato y sembró la inquietud en un país que, hasta hace poco, se jactaba de su previsibilidad. En la segunda votación, los rebeldes se disciplinaron y Merz salió elegido.
La accidentada investidura del canciller terminó bien, para Alemania y para Europa, que necesita un Gobierno estable en su primera potencia económica y en un momento de inestabilidad global ante los desafíos de Donald Trump y Vladímir Putin. Aunque se puso en tensión la política alemana, el sistema funcionó y permitió organizar en unas horas una segunda votación y elegir a Merz.
Pero quedan señales preocupantes. La coalición de democristianos y socialdemócratas es frágil: falló en el momento decisivo y puede volver a fallar. Es verdad que, cuando se adopten leyes como los presupuestos, será más difícil para los díscolos votar en contra a cara descubierta. Pero la mayoría, con un margen de 12 diputados, es demasiado escueta como para garantizar que el susto no se repetirá.
Más preocupante es aún esta situación en un hemiciclo en el que el segundo grupo lo forma Alternativa para Alemania (AfD), que los servicios de inteligencia alemanes acaban de clasificar como “extremista de derechas” por promover ideas contrarias a la Constitución. Episodios de inestabilidad democrática como el vivido en el Bundestag pueden ser un combustible para AfD. Si el nuevo Gobierno quiere cumplir su promesa de evitar que este partido siga sumando apoyos en la sociedad, las muestras de debilidad y división son una pésima receta.
Merz, con una amplia trayectoria parlamentaria y en el sector privado, se reveló en su investidura como un líder que ni siquiera en su propio partido, y menos en su coalición, tiene asegurada la mayoría, y que cuenta con enemigos internos dispuestos a erosionarle, ahora y en el futuro.
Merz no tiene por qué estar condenado a ser desde el principio un pato cojo. El nuevo canciller es un conservador pragmático, que ya demostró en la campaña y en los meses posteriores su capacidad de reacción, adoptando por ejemplo un plan de endeudamiento de cerca de un billón de euros para invertir en defensa, infraestructuras y medio ambiente. En su primer viaje, este miércoles a París y Varsovia, debe enviar señales del su compromiso con la soberanía europea que impulsa el presidente francés Emmanuel Macron y el rearme que ejemplifica la Polonia del primer ministro Donald Tusk. Europa le espera.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.