Ir al contenido
_
_
_
_
Ultraderecha
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

¿Daremos la batalla cultural? Ka’t

Como un efecto de la Revolución Mexicana, cuyo influjo ideológico sigue vigente en la opinión pública, la ultraderecha extrema está conjurada en este país

Yásnaya Elena A. Gil

En las dinámicas políticas para hacerse del poder estatal, la formación de entramados narrativos son fundamentales y, en muchos casos, determinantes en la formación de la opinión pública. Para intentar darle forma a esta opinión (que a la larga determinará el sentido del voto), distintos actores entran a una arena en la que debaten y se enfrentan intentando ser los que moldeen, a su imagen y semejanza, eso que llamamos la opinión pública, un conjunto de ideas siempre en movimiento, siempre amasado y transformado por la discusión y por las dinámicas del poder. No todas las ideas pueden entrar a la arena en la que se forma la opinión pública; la voz, los idiomas y las ideas que provienen de segmentos oprimidos de la población rara vez son aceptadas; es importante decir, pues, que la arena en la que se forma la opinión pública no está abierta para todas las tradiciones de pensamiento, es el lugar de la hegemonía; colocar ahí una idea para su debate no es posible para todos los pueblos aunque nunca se deje de luchar por ello. Para transformar la realidad es necesario transformar el mundo de narraciones que la sustenta.

Las ideas y los relatos que se colocan en la arena que forma la opinión pública son aquellas que una parte importante de la sociedad considera aceptables para debatir. Hace unos años, la despenalización del aborto, no entraba a la arena del debate y, por lo tanto, ni siquiera se podía discutir, era impensable siquiera plantearlo en el debate. Eso cambió, se colocó la idea en la arena de lo público, y ha tenido a la larga como consecuencia la despenalización del aborto en muchos estados del país. Al conjunto de ideas que entran en la arena y que pueden ser sujetas de debate se le conoce en ciertos ámbitos como la “ventana de Overton” llamado así en memoria de una persona que estudió el funcionamiento de la comunicación política.

En el proceso mediante el cual las ultraderechas se hacen del poder en diversos países del mundo, la inclusión de sus ideas en la discusión pública es fundamental. Para la ultraderecha, es necesario colocar ideas que creíamos ya impensables o superadas en la arena del debate; como tienen poder, irrumpen en la discusión con la pretensión de ensanchar la ventana de Overton y estirarla más hacia la derecha; intentan colocar ideas tan radicales que las opiniones de la derecha tradicional comienzan a parecer sensatas. A este proceso, sus ideólogos lo llaman “dar la batalla cultural”, intervenir en la narrativa para disputar la opinión pública; todos los líderes de ultraderecha llaman insistentemente a dar esa batalla.

Como un efecto de la Revolución Mexicana, cuyo influjo ideológico sigue vigente en la opinión pública, la ultraderecha extrema está conjurada en este país. Sus ideas no tienen base popular, el abanico léxico que usan personajes como Eduardo Verástegui aún no forma parte del universo léxico que se usa en la arena del debate público, ninguno de ellos puede competir en popularidad con Claudia Sheinbaum y Morena; su movimiento, si es que podemos llamarlo así, aún nos provoca burlas y risas. Viendo el viraje internacional hacia una derecha más extrema, es importante estar conscientes de que la ultraderecha en México es insignificante, aunque intente ser ruidosa; pero también fue risible en muchos lugares del mundo en donde ahora gobierna o tiene escaños legislativos. En esos países, pasaron de reírse de ellos a preocuparse por ellos. ¿Qué fue lo que sucedió? ¿Cómo podemos evitar el ascenso de un Milei o un Trump mexicano?

Una parte fundamental de la respuesta tiene que ver con el propio funcionamiento del partido en el poder. Por otro lado, del lado que nos toca, en el estado actual de la ultraderecha en México es fundamental no darles la batalla cultural. Observo con gran preocupación el modo en el que, sin ninguna necesidad, ciertos sectores de la izquierda están subiendo al ring mediático a un personaje como Ricardo Salinas Pliego, ávido de colocar sus ideas y su espectro léxico en la arena pública. No le demos batalla cultural, esa frase ya ha sido capturada por ellos, no diseminemos sus ideas por más absurdas que parezcan, no le debatamos, no le demos densidad mediática ni presencia en nuestras redes sociales, no los hagamos sujetos de interlocución pública. Si ya Salinas Pliego cuenta con su decadente Fuerza Informativa Azteca, ¿es necesario darle los micrófonos de la conferencia mañanera aun cuando sea para desacreditarlo? No permitamos que Salinas Pliego ensanche hacia la ultraderecha la ventana de Overton. Lo que se merecen es el silencio, no hay que dar esa batalla cultural porque, al hacerlo, corremos el riesgo de legitimarlos como adversarios.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_