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La familia de Erick Omar Chávez: “Todavía no sabemos por qué lo detuvieron ni por qué lo mataron”

Los parientes del joven de 21 años, detenido de forma arbitraria y que falleció por los golpes recibidos por la policía, exige que al menos otros dos agentes involucrados sean llevados ante la justicia

Erika Rosete

Hay flores frescas y velas encendidas rodeando el retrato de Erick Omar Chávez Díaz. En medio del bullicio del mercado de La Merced, en el corazón de la capital mexicana, un laberinto de puestos de productos de todo tipo conducen hacia un pequeño espacio, habilitado con sillas y mesas para recibir a los vecinos, familiares y amigos del joven comerciante de 21 años, que la noche del pasado 4 de noviembre cerró su puesto en ese mismo sitio y se dirigió a su casa, para después salir a pasear a su perro Cabo. Esa noche fue interceptado por al menos cinco policías de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) de la capital. Por videos, ahora se sabe que Chávez fue arrestado de forma arbitraria, recibió una golpiza, fue arrastrado por el suelo y encontrado muerto un par de días después. En el tercer día de oraciones por su muerte, su familia denuncia: “Todavía no sabemos por qué lo detuvieron ni por qué lo mataron”.

Itzel Díaz Hernández, una de las siete tías de Chávez, lidera la guardia familiar que da la bienvenida a los asistentes. Da instrucciones aquí y allá y se sienta en una silla mientras otros sirven comida y los niños juegan alrededor. Itzel, que es comerciante como todas sus hermanas, recuerda cada uno de los lugares que ella y su familia recorrieron la tarde y noche del 5 de noviembre, cuando muy temprano, la pareja de Chávez les avisó que no había vuelto a su casa. “Él de aquí salió a las 23.00 horas como de costumbre. Él no hacía eso de no llegar”, dice.

Fueron a varias agencias del Ministerio Público ubicadas en la zona, buscaron en hospitales sin encontrarlo. Incluso, preguntaron en la Fiscalía de Justicia de Ciudad de México (FJCDMX), en donde la negativa se repitió. Más tarde, cuando los videos de testigos se comenzaron a compartir en redes y empezaron a aparecer en medios de comunicación, esa misma dependencia le informó a la familia que el cuerpo de Chávez sí estaba en su poder. “No hay nadie registrado con este nombre ni con esas características”, les habían dicho antes.

Además, Díaz asegura que ellos buscaron al jefe de la policía asignado a la zona para pedirle colaboración en la búsqueda de Chávez, cuando aún no sabían lo que le había pasado y creían que estaba desaparecido. Ese mismo funcionario fue el que horas más tarde se comunicó con ellas, tras darse a conocer los primeros videos. “El jefe del sector nos contactó y nos citó para decirnos que teníamos que levantar un acta en la Fiscalía de asuntos internos porque los policías habían hecho ‘una apuesta de cadáver’ anoche. No sé realmente qué sea eso”, insiste.

Aunque la familia recibió el cuerpo de Chávez la mañana del 7 de noviembre, fue la tarde anterior cuando el mismo jefe del sector, el responsable de los oficiales implicados, les notificó sobre la muerte del joven. “No vimos dónde quedó el cuerpo o dónde lo encontraron. Los mismos policías fueron los que lo entregaron”, dice Díaz. “Nosotros ya lo vimos adentro, en el ataúd. Solo lo fuimos a reconocer. Se le veía el cuerpo golpeado, morado, verde, la ceja abierta de una herida, también la nariz y la cabeza. Las manos las tenía pisadas, como aplastadas. Las muñecas se le veían lastimadas”, describe.

Los videos, pruebas de la violencia policial

La familia del joven asegura que gracias a que una vecina y dos personas anónimas les hicieron llegar tres videos desde distintas perspectivas de la golpiza, fue que pudieron hacer que el caso de Chávez no cayera en el olvido. Apenas este martes, exactamente una semana después de los hechos, la SSC informó que tres de los policías implicados fueron detenidos el viernes 7 de noviembre y vinculados a proceso el lunes. “Las investigaciones continúan para determinar el actuar policial y deslindar responsabilidades”, dijo la Policía capitalina en una tarjeta informativa. La institución también comunicó el cese del director encargado de supervisión de los agentes. Aunque su tía sospecha que ha sido solo movido a otra ubicación. “Gracias a Dios que aparecieron esos videos”, dice.

En uno de los materiales compartidos de la noche de la detención —de siete minutos de duración— se ve cómo los policías, que se bajan de al menos tres patrullas, suben a una de ellas a Chávez y se escuchan varios diálogos que sostienen entre ellos: “No es el que estaba hasta allá, ¿verdad?”, y otro le responde: “No, este wey no estaba ahí”. Para después, mientras mantienen al joven dentro de uno de los vehículos, uno le lance: “No te vayas a desmayar otra vez, ¿eh?”. Uno de los agentes también lo acusa de haber arrojado algo a los arbustos y se lo ve acercarse para buscar algo. Sin tener éxito.

Erick Omar Chávez en la captura de un video compartido por su familia.Foto: CORTESÍA | Vídeo: CORTESÍA / RR SS

Itzel Díaz ha relatado que el día en que velaron a su sobrino, en ese mismo lugar donde ahora se llevan a cabo los rezos por su muerte, al menos tres patrullas de la policía llegaron al lugar, supuestamente porque se les había solicitado protección: “Nosotros no pedimos ningún apoyo. Ellos querían ingresar, quién sabe para qué, pero no los dejamos pasar”, recuerda.

Chávez tenía como pasatiempo favorito jugar fútbol en su equipo Real Merced. Había emprendido su pequeño negocio de postres junto con su pareja, para mantener a su familia, de la que también forman parte sus dos hijos de 3 y de 7 años de edad. Según ha recordado su familia, el joven era alegre, tenía muchos amigos y quería tener su propio canal en YouTube.

Pese al luto y la tristeza, su familia, que todavía no es notificada sobre la razón por la que inicialmente Chávez fue detenido, se mantiene unida y fuerte, dicen que tienen todavía mucho por mostrar, que hay videos que no se han dado a conocer y que esperan que eso ayude a que los policías implicados —todos ellos y no solo los tres que ya han sido detenidos— sean llevados ante la justicia. “No vamos a dejar que esto quede impune. Si los dejan libres vamos a cerrar calles, porque no se nos hace justo. No vamos a parar”.

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Sobre la firma

Erika Rosete
Es periodista de la edición mexicana de EL PAÍS.
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