La delegación mexicana de la flotilla vuelve a casa: “Esto no se trata de nosotros, se trata de los palestinos”
El canciller Juan Ramón de la Fuente recibe en la capital a los seis activistas repatriados por Israel que buscaban llevar ayuda humanitaria a Gaza en la Global Sumud Flotilla. El grupo pasó cuatro días en la prisión de máxima seguridad de Ketziot

La travesía que se convirtió en odisea llega a su fin. Los activistas mexicanos Ernesto Ledesma Arronte, Arlín Medrano, Laura Alejandra Vélez Ruiz Gaitán, Carlos Pérez Osorio, Sol González Eguía y Diego Vázquez han aterrizado la mañana del miércoles en el aeropuerto de Ciudad de México tras ser repatriados desde Israel. “Es momento de poner los ojos en Gaza. Esto no se trata de nosotros, se trata de ellos, los palestinos”, fueron las primeras palabras de Vázquez ante la prensa tras el largo trayecto de vuelta que comenzó la madrugada del martes. “Sufrimos maltrato, vejaciones, nos dejaron sin agua ni medicamentos. Aun así, lo volvería hacer”, dijo el activista, quien pasó junto a sus compañeros cuatro días en celdas incomunicadas de la prisión israelí de máxima seguridad de Ketziot, en pleno desierto.
Los seis tripulantes de la Global Sumud Flotilla fueron recibidos primero por el canciller mexicano, Juan Ramón de la Fuente, y después por sus familiares y un impaciente grupo de activistas y medios de comunicación. En la terminal 1 del aeropuerto de Ciudad de México, los esperaban con flores, abrazos y vítores propalestinos de los activistas que han tomado las calles de la ciudad en los últimos días para denunciar el inhumano ataque a Gaza y la liberación inmediata de la Global Sumud Flotilla. Las familias y allegados han tenido que hacerse paso entre la horda de cámaras que buscaban fotografiar el reencuentro de los activistas con sus seres queridos.

El periodista Ernesto Ledesma ha denunciado ante las cámaras los abusos que sufrieron por parte de las autoridades israelíes. “Fuimos víctimas de secuestro y tortura. Nos tuvieron incomunicados”, denunció Ledesma, quien aún viste las ropas de la prisión en señal de protesta. “A mí me sometieron y me tumbaron con una llave, te jalan de los hombros y te hincan la rodilla en la espalda baja. El maltrato es inaceptable”, ha añadido. El representante del medio digital Rompeviento ha asegurado que las autoridades israelíes trataron groseramente al embajador mexicano en Jerusalén, Mauricio Escanero. El diplomático visitó a los activistas en la cárcel, fue el enlace con las autoridades israelís y coordinó la repatriación de vuelta a Ciudad de México. “¿Qué explicación dará el Gobierno de Israel aquí en México?“, sentenció Ledesma.
El grupo partió desde Barcelona el 31 de agosto a bordo de la Global Sumud Flotilla para llevar por mar ayuda humanitaria a Gaza y romper el bloqueo que ha impuesto Israel a los palestinos, que sufren hambruna, no tienen agua potable ni acceso a medicamentos. Fueron detenidos por las fuerzas israelís a pocas millas náuticas de la Franja y fueron trasladados a la prisión de Ketziot. “Mientras estábamos en la cárcel escuchábamos las bombas que pasaban encima de nosotros rumbo a Gaza”, narró Diego Vázquez.
“Pido perdón al pueblo palestino por no haber podido llegar”, ha declarado Arlín Medrano, estudiante de la UNAM y periodista a bordo de la flotilla. Activistas propalestinos han subrayado que a Medrano le fueron negados medicamentos para tratar una patología cardiaca mientras estuvo detenida por las fuerzas israelíes. “Lo que nos pasó no es nada comparado con lo que está pasando en Palestina”, aseguró Sol González, una de las seis.






El vuelo de repatriación que salió el martes desde Amán, Jordania, ha tenido que hacer escala en Estambul, Turquía, donde fueron recibidos por el cónsul Alberto Fierro. Allí posaron sonrientes para una foto, algunos todavía vestidos con el uniforme gris carcelario con el que han retratado a otros activistas de regreso a sus países.
El grupo, que viajaba dividido en diferentes embarcaciones, estaba a tan solo unas 70 millas (unos 130 kilómetros) de la costa de Gaza cuando fueron abordados ilegalmente en aguas internacionales por ejército de Israel el pasado jueves. El Ministerio de Exteriores israelí informó de que había “detenido varios barcos de la flotilla”, señaló que la operación transcurrió “de forma segura” y que los “pasajeros están siendo trasladados a un puerto israelí”. Los mexicanos, junto a más de 400 tripulantes, fueron recluidos en la prisión de máxima seguridad de Ketziot, un siniestro lugar aislado y desolado en el desierto. La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, exhortó desde Palacio Nacional que fueran puestos en libertad y repatriados. “Tienen que entregarlos de inmediato porque no cometieron ningún delito”, dijo y recordó que la Cancillería había enviado cartas a Israel en las que señalaba que los tripulantes mexicanos “son personas solidarias, pacíficas y comprometidos con la paz, sin vinculación con grupos violentos”. Finalmente, la SRE consiguió las autorizaciones para traer de regreso por la vía rápida a los connacionales.

Durante esta última semana de incertidumbre y sin poder comunicarse con sus seres queridos, los familiares de los activistas usaron los perfiles de los tripulantes para expresar su duda respecto al paradero y estado de salud de los detenidos. “Recibimos esta nota de Carlos enviada a través del embajador de México en Israel y la SRE. Reconocemos su letra, pero no sabemos quiénes estaban presentes en ese momento ni bajo qué circunstancias la escribió. No podemos asumir que refleje su situación real”, escribieron los allegados de Osorio en su perfil. Señalaron que las denuncias de violencia física y psicológica en la prisión de Ketziot eran frecuentes, en tanto que el Centro de Defensa de los Derechos de la Minoría Árabe (Adalah), que asumió la representación legal de los participantes de la flotilla, divulgó un comunicado en el que denunciaba malos tratos “agresiones, amenazas y acoso” a los detenidos.
El recibimiento a los activistas mexicanos coincide con una semana de varias manifestaciones en la capital y en otras ciudades del país para denunciar el genocidio en Gaza, reclamar al Gobierno la ruptura de relaciones con Israel y para garantizar que la delegación volviera sana y salva al país. Los movimientos propalestina mexicanos insisten en el embargo militar integral, la imposición de sanciones contundentes y la ruptura del tratado de libre comercio con Israel.
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