Ir al contenido
_
_
_
_

Una tarjeta de crédito, un sobrino y una luz encendida: las claves de la detención de Hernán Bermúdez en Paraguay

El exjefe de policía de Tabasco, presunto líder criminal, se ocultó en Asunción al amparo de un sobrino, también detenido

Federico Rivas Molina

Todo comenzó con una tarjeta de crédito. Las autoridades mexicanas alertaron a los servicios de inteligencia de Paraguay el 5 de marzo que habían detectado en ese país movimientos financieros de Hernán Bermúdez. El exjefe de policía de Tabasco, alias Comandante H, prófugo desde enero de 2025 tras ser acusado de liderar La Barredora, una organización criminal vinculada al Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), bien podía estar oculto en Asunción. Difícil encontrarlo: en el servicio migratorio paraguayo no figuraba el ingreso de alguien llamado Bermúdez y nadie conocía su rostro. El rompecabezas se armó casi por casualidad varios meses más tarde, en la madrugada del 13 de septiembre, cuando miembros de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad) entraron por la fuerza en una casa en un condominio de lujo ubicado en las afueras de la capital paraguaya. Bermúdez estaba en el primer piso y se entregó sin resistencia.

La historia de Bermúdez en Paraguay no tiene fecha cierta de inicio. El jefe del Senad, Jalil Rachid, solo dijo en una rueda de prensa que “no llevaba mucho tiempo” en el país. Tras su huida de México a inicios del año, el exfuncionario estuvo en Panamá, pasó por Brasil e ingresó finalmente a territorio paraguayo por la turística Foz de Iguazú, una ciudad en la triple frontera entre Brasil, Paraguay y Argentina. La esposa de Bermúdez sí tenía residencia legal, con un visado de turista que reactivó el 27 de agosto tras cruzar la frontera durante 24 horas. No fue a través de ella que Paraguay dio con el prófugo.

El 23 de agosto, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, informaba que Gerardo Bermúdez, sobrino de quien fuera jefe de policía de Tabasco entre 2019 y 2024, cumplía arresto domiciliario en Paraguay acusado de cruzar apuestas ilegales. Los servicios de inteligencia paraguayos, que hasta ese momento no tenían idea alguna de donde podía estar Hernán Bermúdez y desconocían su parentesco con el detenido, pensaron, con sentido común, que al fin habían encontrado un hilo del cual tirar.

Montaron entonces una guardia pasiva frente a la casa donde Gerardo Bermúdez cumplía con su arresto y se dedicaron a esperar. Fue la falta de movimiento en los alrededores de la vivienda lo que llamó la atención de los investigadores, sobre todo el de un coche que llevaba días estacionado en una casa vecina. La matrícula estaba a nombre de una empresa que pertenecía a Gerardo Bermúdez. Cantaron bingo. El objetivo fue desde entonces esa casa misteriosa.

A Hernán Bermúdez lo traicionó una luz exterior encendida. Una mañana, el Comandante H salió de la casa en la que estaba oculto para apagarla. Los policías le sacaron una foto, una captura de perfil sin mucha definición que enviaron a México para su identificación. ¿Era Bermúdez quien aparecía en la imagen? Era. El sobrino había alquilado una casa junto a la suya y estaba dando refugio a su tío dentro del exclusivo complejo cerrado de Surubi’i, en un suburbio de Asunción.

Jalil Rachid recordó que Bermúdez había entrado ilegalmente al país. Lo contó a los periodistas como un dato casi anecdótico que luego resultó clave para su repatriación judicial. La legislación paraguaya permite expulsar a un delincuente solo si es atrapado en la calle, sin orden judicial mediante. No había sido este el caso.

El Senad necesitó la orden de un juez para entrar por la fuerza a la casa de Bermúdez, que quedó así automáticamente dentro del régimen de extradición, un mecanismo diplomático en el que intervienen las cancillerías de ambos países y puede demorar meses. No fue casualidad que Bermúdez se negase al beneficio de un trámite exprés, como se le ofreció. Todo se resolvió, sin embargo, muy rápido: México retiró el pedido de extradición y Bermúdez se convirtió en un ilegal. El jueves, el Comandante H llegó a México vía Chiapas y, después de un largo trayecto de más de 20 horas, ya está encerrado en el penal del Altiplano, en el centro del país.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Federico Rivas Molina
Es corresponsal de EL PAÍS en Argentina desde 2016. Fue editor de la edición América. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Buenos Aires y máster en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_