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Amenazas de muerte y un asesinato a balazos: el fin de Camilo Ochoa, ‘El Alucín’, el ‘influencer’ en la lista negra de La Mayiza

La muerte del creador de contenido, que tuvo vínculos con el Cartel de Sinaloa, se produce tras meses de amenazas. De acuerdo con la Fiscalía, fue tiroteado en su casa en Morelos

‘El Alucín’
Andrés Rodríguez

La última vez que se vio con vida a Camilo Ochoa fue este sábado a través de un video en su cuenta de Instagram. El influencer, más conocido como El Alucín, se estaba probando atuendos mientras se grababa con su celular. Distendido, con el teléfono en la mano, enseñó una gorra con las iniciales JGL, en referencia a Joaquín Guzmán Loera, antiguo líder del Cartel de Sinaloa. Mientras cantaba Perlas negras, de Natanael Cano, eligió unas botas tácticas color beige, de marca, para completar su atuendo de camisa negra y pantalón plomo que decidió llevar puesto. Termina el video y afirma: “Quiero más haters, para hacer crecer más mis estadísticas. Para que siga monetizando más. Ustedes vengan a tirarme en la madre. Como si me doliera tanto. No mames. He vivido de todo. Nos vemos”. Ese mismo día fue asesinado a tiros en su casa en Morelos.

La Fiscalía de ese Estado confirmó el 16 de agosto el deceso de Ochoa, de 42 años y nacido en Culiacán. De acuerdo con medios locales, un sujeto habría irrumpido en la vivienda y disparado en repetidas ocasiones contra él, presuntamente en el baño de la casa. Su esposa habría presenciado el ataque y dio aviso inmediato a las autoridades. En pasado marzo, El Alucín fue vinculado a una presunta red de lavado de dinero para Los Chapitos, la facción de los hijos de Guzmán Loera que se disputa el Cartel de Sinaloa con La Mayiza, los descendientes de Ismael El Mayo Zambada. Ambos capos permanecen detenidos en Estados Unidos.

Su rostro figuraba en cientos de panfletos que fueron soltados desde una avioneta en Culiacán, en la que se señalaba a Ochoa, al cantante Peso Pluma y a otros influencers como parte de esa facción. “Estas personas son grandes financieros y colaboradores muy cercanos de la lacriza. Vamos por todos y cada uno de ustedes”, reza un fragmento del comunicado.

El asesinato de Ochoa, que tenía cerca de 350.000 seguidores en su canal de YouTube, se enmarca en la confrontación que sostienen los hijos del Chapo y los del Mayo, una guerra que prendió su mecha en septiembre de 2024 y que se ha extendido hasta la fecha en Sinaloa. La disputa interna por la organización criminal ha dejado más de 600 asesinatos y casi 800 desapariciones.

En los últimos 10 meses, otros creadores de contenido en Sinaloa como Leonardo Aispuro Soto, El Gordo Perucci; Juan Carlos N, conocido como El Chilango y Miguel Vivanco, El Jasper, todos mencionados en el panfleto que soltó la avioneta, fueron asesinados en Culiacán, así como Gail Castro, conocido como Gail Toys, quien fue ejecutado en Ensenada.

De una familia exitosa a líder de una plaza en Mazatlán

Carlos Ochoa, más conocido como Camilo, nació en una familia acomodada. Su padre y su tío, Jaime y Francisco Ochoa, respectivamente, son los fundadores de la popular cadena de restaurantes El Pollo Loco, que nació en 1975 en Guasave, Sinaloa, y que años después llegó hasta Estados Unidos.

Camilo creció en Nuevo Laredo, donde a sus 20 años comenzó sus primeros pasos en el negocio familiar. Sin embargo, su vida daría un giro de 180 grados a raíz de un secuestro que sufrió a manos de Los Zetas, un cartel con operación en Tamaulipas. Permaneció cautivo siete días y tras el pago de su rescate, fue liberado. Fue esa “adrenalina” la que lo impulsó a dejar la vida que conocía y enrolarse en el crimen organizado, según cuenta en una entrevista.

Comenzó a comprar cocaína en Colombia y a venderla como distribuidor independiente. En 2014, a sus 32 años, un conocido suyo lo lleva a Culiacán para que se reuniera con Dámaso López Núñez, alias El Licenciado, cofundador de la organización criminal del Chapo y que quedó a cargo de la misma cuando Guzmán Loera fue arrestado ese año. Ochoa se hizo cargo de la plaza en Mazatlán.

Tras la recaptura del Chapo, en 2016, El Licenciado les declaró la guerra a Los Chapitos. Este le ordenó a Ochoa que comenzará a secuestrar a los aliados de Guzmán Loera. El Alucín se dio cuenta a quién pertenecía el cartel y no respondió a las órdenes. Fue capturado el 15 de agosto de 2007 y sentenciado por posesión de un arma de uso exclusivo del Ejército. Mientras permaneció preso, El Licenciado, que fue arrestado y extraditado en 2017, le pidió a Ismael Zambada Siqueiros, El Mayito Flaco —líder de La Mayiza—, matarlo, pero el atentado falló.

A raíz de una enfermedad de su padre y verlo en su lecho de muerte, así como por el reclamo de sus hijas, Ochoa decidió dejar el narcotráfico y salió del penal en 2022. Desde ese entonces comenzó a crear contenido en redes sociales donde hablaba sobre su experiencia en el crimen organizado. Desde su salida de prisión, las amenazas fueron constantes. Le contó a la periodista Adela Micha, en una entrevista en pasado mayo, que le enviaron un cuerpo decapitado y que lo incluyeron en una lista de sentenciados a través de volantes.

“¿No puedes vivir sin esta adrenalina? Porque sigues hablando del tema, si han intentado matarte, a tus hijos...”, le cuestionó Micha. “Porque me duele lo que está pasando en Sinaloa. Ya estoy amenazado, ni modo que me eché para atrás. Tengo que seguirle para adelante. Me quieren matar porque les hace daño lo que hablo”, respondió.

En la misma conversación con la periodista negó que aún estuviera vinculado de alguna forma con el Cartel de Sinaloa o Los Chapitos. Sin embargo, el Mayito Flaco continuó siendo el foco de sus críticas. Lo acusó de renunciar a matar a dos menores de edad, uno de ellos en el espectro autista. Fue la última publicación en su cuenta de Instagram en la que se refirió al narco, un día antes de su muerte.

“Ya no es el Sinaloa que era antes. Ya no son los valores, los códigos y principios de antes. Su padre [El Mayo], a pesar de que era soplón —entrega gente—, trataba de mantener la paz y este... [El Mayito Flaco] pues pas pas [emula el sonido de un arma, mientras con sus manos pretende que aprieta un gatillo]”, sentenció.

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Sobre la firma

Andrés Rodríguez
Es periodista en la edición de EL PAÍS América. Su trabajo está especializado en cine. Trabaja en Ciudad de México
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