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Acoso sexual a una alumna en Pijijiapan: “Los maestros la amenazaron para que desistiera de la denuncia”, dice la abogada

El director del centro que se hizo viral por el discurso de graduación de la víctima ha presentado su renuncia mientras siguen las investigaciones

Varias alumnas del centro Felipe Carrillo Puerto levantan la mano cuando les preguntan si han sufrido acoso. Vídeo: RR SS

Las redes sociales han sido protagonistas en un episodio extendido de acoso sexual contra alumnas de un centro de preparatoria en el pueblo chiapaneco de Pijijiapan. En el discurso de graduación, una de ellas tomó el micrófono y denunció su caso, instando a otras que hubieran sufrido lo mismo a levantar las manos: lo hicieron cinco o seis, pero la abogada de la víctima asegura que el delito alcanza a casi una treintena, aunque el miedo o los problemas no las anima a presentar una denuncia formal. Es un pueblo pequeño, dice la letrada, Lourdes Ovando Wong, y todo corre de inmediato como la pólvora. El demoledor discurso de la estudiante quedó grabado y publicado. El profesor ha sido detenido, hay una denuncia más y el director del centro, Ariel Mendoza, ha renunciado a su cargo. Lo sucedido revela, de nuevo, los obstáculos con que se encuentran las víctimas: “Los maestros la amenazaron para que desistiera de la denuncia”, dice la abogada de la joven.

La Preparatoria Felipe Carrillo Puerto ha sido testigo de la valentía de una muchacha que alzó la voz contra el hostigamiento sexual y la complicidad de parte del profesorado, “que conocía la situación y no hizo nada”. José N, de 39 años, violentó a la estudiante durante casi dos años, un infierno que comenzó cuando estaba en cuarto semestre y que continuó durante el quinto y sexto. Fue en el último curso, cumplidos los 18 años, explica su representante, cuando el acoso se agravó: “Al principio las insinuaciones eran muy sutiles, pero fueron escalando. Como ya era mayor de edad su agresor pensó que las consecuencias no serían iguales hasta que su comportamiento le provocó una afectación emocional severa. Es ahí cuando ella colapsa”.

La abogada explica que lo ocurrido durante años en el colegio de Pijijiapan “se trata de una conducta muy normalizada en todo Chiapas, desde centros de secundaria, de preparatoria hasta la universidad. “Es muy lamentable que, además de pasar dentro de instituciones educativas, donde los maestros asedian con mensajes, después la sociedad les eche la culpa, cargando en ellas la responsabilidad y no en los agresores, mayores que ellas y con una posición jerárquica”, manifiesta indignada. Y expresa su temor a que el agresor lleve el proceso en libertad.

El 26 de marzo, la víctima se acercó a una maestra para contarle lo que estaba ocurriendo. El 3 de julio, en compañía de su madre, acudió al director con el mismo objetivo. Nadie prestó atención, minimizando los hechos. Ante la actitud omisa de las autoridades escolares y ante la pretensión de hacerla responsable de las transgresiones de la que era víctima, decidió contactar con Ovando, integrante de la Red Nacional de Abogadas Digna Ochoa, abogadas feministas que trabajan con perspectiva de género y que se teje a lo largo de todo el país. “La primera vez que llegó a mi despacho estaba en estado de shock, con mucha afectación emocional. Pero, según le fui explicando a ella y a su familia el proceso legal, decidieron querellarse en contra del agresor”, cuenta la asesora jurídica.

El 5 de abril, la estudiante presentó denuncia contra su agresor ante la Fiscalía de Distrito de la zona Costa. “Cuando lo hizo, una patrulla de policías solicitó entrar al colegio para hablar con el profesor y fue entonces que se dio a conocer la situación”, relata Ovando por teléfono. Eso derivó en nuevas hostilidades por parte de los maestros y de alumnos, que la revictimizaron, añade. “Ese rechazo le generó muchos problemas; un enorme desgaste físico y emocional”, manifiesta Ovando. Pero también contó con el apoyo de otras compañeras que le contaron sus propias experiencias y le mostraron su admiración. “Ellas también querían denunciar, pero les daba miedo”, asegura la abogada, quien repite la falta de apoyo que recibió su representada por parte de la comunidad escolar. “Además del acoso de su agresor, ella tuvo que vivir violencia institucional dentro de la escuela”.

Ovando espera que el resto de alumnas sean escuchadas por la Secretaría de Educación Pública, adonde se envió una queja formal el 9 de abril que no ha recibido respuesta en tres meses. “Muchas no denuncian por no tener esta exposición en redes sociales, por temor a las represalias o porque sus propias familias no les han dado esa autorización”, lamenta Ovando.

La titular de la Secretaría de las Mujeres, Citlalli Hernández, apoyó a la joven con un mensaje en redes: “Reconozco la enorme valentía de la estudiante que alzó la voz para denunciar el acoso que sufrió y señalar que esta práctica no es normal, es violencia y no debe ser encubierta por nadie”. Pero también añadía una frase cuestionable tratándose de una autoridad estatal: “Es tiempo […] de cuidarnos entre nosotras”.

La abogada Ovando cuenta que el proceso judicial siguió desde el principio el curso correspondiente. Y que la detención de José N se ha debido a las pruebas que determinaron la presunta responsabilidad del maestro. “No fue por un video viral, hay un trabajo jurídico de por medio e investigaciones de la asesoría jurídica en conjunto con la Red Nacional de Abogadas y la Fiscalía de la Mujer”, explica. “La intención de mi representada en ningún momento fue hacerse viral. Ella solo quería cerrar ese capítulo de su vida enfrentando a las personas que han tomado parte de esa misma agresión al encubrir al profesor”.

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