La ONU asegura que el mercado de fentanilo cae en Norteamérica debido a las incautaciones de precursores en México

El mercado de fentanilo enfrenta un decrecimiento global. Al menos así lo ha hecho conocer la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés) en su último Informe Mundial sobre las Drogas 2025. El documento, publicado en Suiza, informa que en 2023 se incautaron 19,5 toneladas de esta droga sintética a nivel mundial, sobre todo en Estados Unidos, donde las confiscaciones realizadas durante el período 2022-2024 se originaron principalmente en México. El organismo señala que el consumo de fentanilo ha disminuido en Canadá y EE UU como efecto de los aseguramientos de precursores en el país.

El tráfico de precursores de fentanilo, indica el informe de la UNODC, ha disminuido en 2023 debido a las incautaciones realizadas por el Gobierno de México, que en 2023 aseguró más de 5 toneladas de este opioide sintético.

No obstante, el crecimiento de las incautaciones se ha desacelerado considerablemente y es posible que ahora se esté estabilizando, mientras que las muertes por sobredosis asociadas con el fentanilo han comenzado a disminuir. Según las últimas estimaciones, en Estados Unidos las muertes por sobredosis relacionadas con opioides sintéticos disminuyeron un 36% entre 2023 y 2024. En Canadá, los fallecimientos por toxicidad aparente por opioides disminuyeron un 12% entre enero y septiembre de 2024, en comparación con el nivel de enero a septiembre de 2023.

“Las autoridades estadounidenses informaron indicios de una disminución del mercado del fentanilo en 2024, con una pureza decreciente y un menor número de incautaciones de pastillas. Estos cambios se han atribuido a una menor accesibilidad a los precursores en México, lo que refleja una mayor conciencia entre los proveedores de sustancias químicas sobre el control internacional aplicado a estas sustancias”, apunta el documento.

En México, en cambio, el fentanilo provocó un aumento significativo en el número de casos de personas en tratamiento y atención por trastornos por consumo de drogas entre 2018 y 2023, señala el documento de la UNODC.

El consumo de opioides, según las Naciones Unidas, sigue siendo elevado en América del Norte, donde el 2,75% de la población adulta, unas 8 millones de personas, declaró haberlos consumido en 2023. “En los últimos diez años ha aumentado considerablemente el número de personas en tratamiento por trastornos por consumo de metanfetamina en América del Norte, más recientemente en México”, relata el informe.

La fabricación de metanfetamina a gran escala sigue concentrándose en centros subregionales clave, como México en América del Norte y Myanmar en Asia oriental y sudoriental, indica el informe.

A juzgar por los datos disponibles, en la última década se ha producido un aumento de las cantidades incautadas de metanfetamina fabricadas a partir de precursores de la P-2-P, sustancia se utiliza en la fabricación de metanfetamina y anfetamina, de lo que se desprende que ha aumentado la importancia de las importaciones de esa droga procedentes de América del Norte, concretamente de México, ya sea directamente o a través de Estados Unidos.

Narcotráfico y crimen organizado

El informe explica el vínculo entre el narcotráfico y el crimen organizado, y subraya que constituye la principal fuentes de ingresos para los delincuentes. Si bien no hay una cifra global, los datos regionales permiten hacerse una idea de la situación: solo en Estados Unidos, el mercado minorista de drogas generó 146.000 millones de dólares en 2016. En México, el tráfico de cocaína, metanfetamina y heroína generó, en conjunto, generó más de 12.000 millones anuales.

El informe también analiza los grupos especializados en narcotráfico, que no operan bajo el mismo patrón. Algunos se estructuran como organizaciones centralizadas, con jerarquías estrictas, roles definidos y un fuerte control interno. Este es el caso del Cartel de Sinaloa en México, la Camorra napolitana en Italia o el Primeiro Comando da Capital (PCC) en Brasil, que imponen normas internas, ejercen control sobre territorios y usan la violencia de forma generalizada para proteger sus operaciones y reputación.

En estos grupos, la toma de decisiones está concentrada en puntos clave de la jerarquía, lo que los hace más vulnerables si son correctamente identificados y desarticulados. La detención de los mandos intermedios, según el reporte, suele generar más problemas que eliminar a los líderes visibles, cuya ausencia puede desencadenar guerras internas y un aumento de la violencia. Como contraste, otras organizaciones descentralizadas operan en red, con estructuras más horizontales y una lógica orientada al comercio más que al control territorial.

En vez de imponer el control mediante la violencia, priorizan el flujo de mercancías y la evasión de controles estatales con una especialización por tareas, en la que unos grupos se encargan del transporte, otros del almacenamiento, otros del lavado de dinero o la distribución de la droga. Esta fragmentación permite a las organizaciones criminales reducir su exposición, diversificar riesgos y mantenerse activas incluso cuando una célula es desarticulada.