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Crianza
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Preguntas que debes hacerte antes de dejar a tu hijo solo en casa

¿Qué puede pasar en 10 minutos? Si eres un padre optimista, pensarás que nada. Si eres de los que se preocupan, imaginarás un montón de escenarios llenos de complicaciones. Lo mejor es valorar la situación lo máximo posible

No hay una edad concreta en la que un hijo puede quedarse solo en casa, cada niño es un mundo.
Martín Piñol

Llega un momento en la vida de cualquier niño en que quiere ser como Macaulay Culkin y quedarse solo en casa. De hecho, no solo sueña con ese momento, sino que lo exige a toda hora sin ningún disimulo. Y llega un momento en la vida de cualquier padre ajetreado, sobre todo si tiene mascotas que pasear, en que cada vez ve con mejores ojos que su hijo se quede solo. Es que sería tan práctico para todo el mundo… Pero al mismo tiempo, por poco que haya visto programas de tarde de cadenas privadas, sabe que la desgracia puede acechar en cualquier momento. Y entonces se plantea con pros y contras a qué edad pueden quedarse solos los niños. Vayamos, pues, a examinar un poco la situación, sin dejar que entren muchos pensamientos intrusivos.

A nivel etimológico, quedarse solo los niños lo pueden hacer a cualquier edad, basta con que un adulto los deje allí y se largue y no haya nadie más en el piso. Pero aquí analizaremos la edad donde una criatura pueda quedarse sola de manera consciente y responsable.

A veces, algunos niños se quedan solos durante los paseos de perro mañanero o nocturno si solo hay un adulto en casa. Si te has encontrado en esa situación, habrás dudado entre llevarte contigo a los críos, aunque sea muy temprano o muy tarde, incluso en invierno, o dejarles durmiendo o con la tele.

¿Qué puede pasar en 10 minutos? Si eres un padre optimista, pensarás que nada. En cambio, si eres de los que se preocupan imaginarás un montón de escenarios llenos de complicaciones. No hace falta que sean tragedias domésticas. ¿Te acuerdas del apagón que afectó a todo el país durante horas? ¿Y si justo en ese momento habías entrado en el ascensor para hacer un simple recado de tres minutos, como tirar la basura, y te quedas encerrado, sin posibilidad de avisar a nadie, y esos tres minutos se convierten en horas para una criatura sola en un edificio a oscuras sin posibilidad de llamar a nadie?

En cualquier caso, sobre la edad concreta en la que quedarse solos en el hogar, cada niño es un mundo. Si preguntas a familias amigas, seguramente te dirán que a partir de los 8-10 años han dejado a sus críos solos algún ratito, que a los 11-12 se fían más, y que a partir de los 13 hay barra libre para quedarse en casa sin supervisión adulta. Lo más habitual es que si van solos por la calle puedan quedarse solos en casa.

¿Cuánto tiempo estará solo y a qué hora? ¿Hay adultos? Son algunas de las reflexiones que puedes hacerte para dejarlo solo.

En cualquier caso, vamos con varias reflexiones que igual te ayudarán a decidir cuándo autorizar a tu hijo a dominar el reino doméstico en solitario.

  1. Una cosa es la edad del DNI y la otra la experiencia vital y la madurez de cada niño. Hay hermanos mayores que desde pequeños se ven obligados a ser más responsables que un adulto, y, en cambio, estudiantes de Bachillerato incapaces de apañarse en su casa si no encuentran un tutorial en YouTube. ¿Tu hijo se espabila bien? ¿Es proactivo y se acordará de comer y beber o lo encontrarás deshidratado y desnutrido a tu vuelta de media hora porque no se atrevía a entrar en la cocina? Y, sobre todo, ¿es sensato? ¿O le dará por ponerse a hacer experimentos de química o montar un MasterChef con tres fogones en marcha y cuchillos de cerámica?
  2. ¿Tiene la altura suficiente para abrir puertas y cerrojos si pasara algo o agarrar un teléfono para llamar? Que el metro 40 no es solo importante para las atracciones en un parque, sino porque a veces no llegas (y sí, pueden buscar una silla y subirse, pero si hay una situación de alarma igual no se le ocurre al crío).
  3. ¿Cuánto tiempo estará solo y a qué hora? ¿Se queda 10 minutos viendo la tele o durmiendo o tiene que ir solo desde el cole, abrir la puerta, espabilarse con la merienda y la cena hasta que llegues?
  4. ¿Hay adultos cerca a los que pedir ayuda o consejo? Quizá tienes un portero atento, o varios vecinos en el mismo rellano con los que os lleváis de maravilla y pueden estar más o menos pendientes por si acaso… O quizá vives en una casa aislada, en una urbanización con vecinos alejados, tu piso está lleno de apartamentos turísticos con turistas fiesteros que no son de fiar… O directamente, como pasa en muchas partes, no sabes ni quiénes son tus vecinos o quizá os tenéis bastante manía y no moverán un dedo a menos que se esté quemando la finca…
  5. ¿Puedes monitorizar la situación en tiempo real y resolver dudas o problemas si surgen? Con una webcam encendida, una cámara de seguridad, una llamada con el fijo en manos libres…
  6. ¿Se trata de un único menor quedándose solo un rato de manera lúdica un día o por sistema se queda solo, a cargo de hermanos pequeños y con tareas domésticas? Porque entonces, en vez de darle independencia, le obligas a madurar antes de tiempo y a encargarse de tareas y responsabilidades que no le corresponden.
  7. ¿Le apetece al niño quedarse solo y te lo pide con insistencia? ¿O se lo exiges tú porque lo necesitas o te va mejor a ti? Porque en el primer caso estará más tranquilo y a gusto.
  8. ¿Habéis establecido normas claras sobre abrir la puerta cuando llame alguien, acercarse a ventanas, fuegos y cuchillos, cómo actuar ante incendios, alarmas y apagones…?

Si no ves a tu hijo preparado y se enfada por no poder quedarse solo en casa, recuérdale que esa no es una oportunidad única en la vida. Tendréis cientos de ocasiones para practicar y mejorar con responsabilidad, seguridad, tranquilidad y confianza mutua.

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Sobre la firma

Martín Piñol
Escritor, humorista, guionista de televisión y profesor de escritura y comedia. Autor de 35 libros, varios de ellos premiados y traducidos, escribe como colaborador en la sección Mamás&Papás de EL PAÍS desde 2016. En lo relativo a la crianza, no es ni pediatra ni psicólogo ni experto en nada, pero tiene dos hijos y se fija mucho.
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