Silvia Álava, psicóloga: “El juego es un factor protector de la salud mental en la infancia”
La autora y miembro del Observatorio del Juego Infantil desarrolla la importancia de que los menores disfruten del tiempo al aire libre para mejorar sus habilidades socioemocionales


Más allá de la parte lúdica y educativa de las pantallas, la preocupación de la mayoría de los padres se mueve más por los aspectos negativos que puede generar un tiempo elevado de uso de los dispositivos móviles, las redes sociales o el scroll infinito. La psicóloga Silvia Álava, parte de los nueve miembros que forman el Observatorio del Juego Infantil —un grupo de expertos del juego que promueve investigaciones sobre el tema y realizan iniciativas para favorecer lo que es un derecho recogido en la Convención de los Derechos del Niño—, pone el foco en otro detrimento asociado a las pantallas: la falta de juego y de tiempo al aire libre. “El 45% de los niños y niñas de 0 a 12 años está menos tiempo en la calle o en los parques del que recomiendan los expertos, y en concreto en la franja de 10 a 12 años pasan de media en el exterior 52 minutos“, explica Álava, señalando así los datos del Instituto Tecnológico de Productos Infantiles y Ocio.
La especialista en psicología educativa es también directora del área infantil del centro de psicología Álava Reyes en Madrid, y a lo largo de sus 23 años de experiencia ha publicado libros como Queremos hijos felices (2014, JdeJ Editores), Queremos que crezcan felices (2015, JdeJ Editores), Dani quiere ser mayor (2021, Marcombo), El arte de educar jugando (2021, JdeJ Editores), ¿Por qué no soy feliz? (2022, HarperCollins) o Inteligencia emocional en familia (2023, Síntesis).
PREGUNTA. Sostiene que los adultos tienen que recuperar el valor del juego como algo esencial, no como algo accesorio. ¿En qué momento cree que se olvidaron de la importancia que tiene?
RESPUESTA. Creo que como adultos quizás hemos perdido el valor que tiene la importancia del juego en la infancia y nos olvidamos de lo más importante que tienen que hacer los niños cuando son más pequeños. Son tres cosas muy básicas: comer, dormir y jugar. Porque a través del juego se consolidan múltiples procesos cognitivos que son muy importantes. Por ejemplo la memoria, el razonamiento lógico, el razonamiento abstracto, la capacidad de lenguaje, todas las habilidades más de tipo socioemocional.
P. ¿Qué desempeñan las pantallas en todo esto?
R. Cuando dejamos a los niños que hagan esa parte de juego libre, ellos planifican, organizan, van supervisando el juego y además están manteniendo la atención sostenida. Sin embargo, cuando es un juego en la pantalla, es mucho más pasivo. Tú tienes que hacer lo que dice la pantalla. No estamos favoreciendo función ejecutiva ni estamos favoreciendo atención sostenida.
P. ¿Por qué es tan importante que jueguen?
R. El juego es un factor protector de la salud mental en la infancia, porque cuando los niños juegan, a través de esos diálogos que tienen con los muñecos, con los juguetes, lo que están construyendo, están integrando la realidad de lo que les está ocurriendo. Por eso hay que respetar ese espacio de juego durante todo el año. Ahora en verano, que tienen más tiempo, todavía más, dejarles ese espacio de juego libre. Si bien es cierto que hay factores que son complicados de cuestionar, como la conciliación, que en verano no es fácil. Además, tenemos muchas pantallas en las vidas de los menores que están haciendo de canguro digital.
P. ¿En verano se debería restringir incluso más el uso de pantallas a los hijos?
R. Restringir suena como una amenaza. Tenemos que pensar en añadir. ¿Qué otras cosas podemos hacer que no sean las pantallas? Evidentemente, es una época buenísima para jugar al aire libre, quitando las horas centrales del día cuando hace mucho calor. Que los hijos puedan jugar con más niños, con su familia, ya que jugando se crean esos vínculos de calidad. Hay que decirles que hay muchas más opciones que no son las pantallas. La playa, o rescatar el juego tradicional, como jugar con el balón, el escondite, el pilla-pilla... son opciones viables. Además, cuando a los menores se lo ofreces se lo pasan realmente bien.

P. ¿Es necesario estipular límites para el uso de pantallas?
R. Es importante que pongamos unas horas limitadas de uso de tiempo en pantallas y también del momento en el que se va a usar, es decir, pues durante la comida no, a esta hora la vamos a apagar y sobre todo, decirle: ‘Tienes estos minutos de tiempo, lo tienes que gestionar. Si no, lo vamos a gestionar nosotros’. Y poner una restricción porque si no fagocitan ese otro tiempo de juego al aire libre.
P. ¿Qué actividades recomienda?
R. Todas las actividades de verano, las que sean, actividades al aire libre, piscina, playa, clases de natación… Todas son especialmente recomendables.
P. ¿Qué consecuencia a largo plazo podría tener que un niño no tenga el tiempo necesario al aire libre?
R. Por ejemplo, algo que es muy básico, que no aprenden técnica de negociaciones. Si tú y yo quedamos a jugar, da igual que sea en el parque, en la plaza del pueblo, donde sea, tenemos que negociar. ¿A qué vamos a jugar? ¿Qué es lo que vamos a jugar? A lo mejor, si ayer decidiste tú, hoy me toca a mí. Cuando no les estamos dando esa oportunidad de estar interaccionando con otros niños, otra consecuencia es que el desarrollo de las habilidades, más de tipo socioemocional, se quedan un poco menos desarrolladas. No hay una correlación ni una relación causa-efecto, pero sí hay que entender que todo eso se entrena a través del juego. También jugando se les enseña una lección importante: ‘¿Qué pasa cuando me salto las normas?’. Si resulta que hacen trampas, las personas perjudicadas se van a enfadar. Y no es lo mismo aprender eso cuando me salto las normas de pequeña en el parque, que enseguida la situación se repara, a hacerlo cuando ya eres más mayor, y a lo mejor la reparación no es tan fácil. O sea, jugar es un proceso donde se procesa ese aprendizaje de forma natural.
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