Paola Roig, psicóloga perinatal y escritora: “Se trata de ir abrazando, entendiendo y cuidando la madre que eres, no la de las redes o la que te has imaginado”
La cofundadora del ‘podcast’ ‘La vida secreta de las madres’ publica su primera novela, ‘El café frío, la cerveza caliente’, en la que aborda la ambivalencia y el hastío de la responsabilidad maternal desde una perspectiva crítica y humorística


La psicóloga perinatal Paola Roig (Barcelona, 35 años) es uno de los referentes de la maternidad actual. Su propia experiencia como madre le ha llevado a acumular más de 200.000 seguidores en su cuenta de Instagram; fundar su proyecto Pell a Pell, centrado en el acompañamiento psicológico individual a la maternidad y la crianza, desde una mirada holística centrada en la psicoterapia relacional y perinatal; publicar dos ensayos y cofundar un podcast, La vida secreta de las madres, con Andrea Ros. Ahora afronta un nuevo reto. El pasado 3 de abril publicó El café frío, la cerveza caliente (Bruguera, 2025), su primera novela, en la que habla sobre la ambivalencia y el hastío de la sempiterna responsabilidad maternal desde una perspectiva crítica y humorística.
Sentada en una sala de la sede de la editorial en Madrid, junto a dos ejemplares de su libro, Roig recibe en su segunda tanda de entrevistas de presentación de la novela, después de una primera ronda en Barcelona. Admite estar feliz, aunque “nerviosa” por esta nueva aventura profesional. “En el libro quería explicar algo con lo que la mayoría de mujeres, madres y no madres, se pudiesen sentir identificadas. Tiro mucho de lo que veo en mi entorno, en mí, en mis amigas madres o en las mujeres a las que acompaño”, explica.
PREGUNTA. ¿Cree que la aparente ausencia o desinterés paternal es más común de lo que parece?
RESPUESTA. Este tipo de padre es bastante habitual. No es ausente como los que fueron en mi generación, que solo estaban en el trabajo y se encargaban de traer dinero… No es eso, pero tampoco hemos llegado a una corresponsabilidad real en la mayoría de casos. A los padres, a veces, les cuesta saber encontrarse, dónde está su lugar… Lo que le pasa un poco al personaje del libro es que siente que nunca llega a lo que se espera de él.
P. La protagonista lo ve muy conformista y poco atento. Al principio tenía mucha conexión, pero después no es la persona que ella quería que fuera.
R. Esto es algo que observo en parejas. Cuando nace un bebé hay una crisis, pero crisis puede querer decir crecimiento también, no solo destrucción. Sí observo que el bebé hace obvias las dificultades que la pareja ya venía teniendo de antes, igual la carga mental de antes de tener hijos no es la misma.
P. ¿Cuál cree que es un tema de la crianza del que no se habla mucho y que también es importante?
R. Una de las cosas que más cuesta de entender o integrar cuando eres madre es la ambivalencia que te generan tus hijos. El amor feroz que siente la protagonista por sus criaturas y cómo se quiere escapar por momentos sin mirar atrás. Y esto, a veces, genera mucha culpa en las madres. El simple hecho de sentirlo o de imaginarse cómo sería.
P. ¿Qué consejo le daría a una madre primeriza que está notando por primera vez la soledad?
R. Mi recomendación sería: busca mujeres que estén transitando la misma etapa que tú. Me gusta mucho comparar la maternidad con la adolescencia. Yo imagino una adolescente transitando la adolescencia sin otros adolescentes y me parece dramático. Sin embargo, muchas madres atraviesan la maternidad sin otras madres.
P. Aparte de esta novela, tiene también otros proyectos: su podcast y Pell a Pell. Los creó pensando en unir a madres y ayudar a que no se sientan tan solas. ¿Qué es lo que más le ha llamado la atención de cosas que creía que estaban normalizadas?
R. Una vez hablamos sobre irse de fin de semana con amigas y yo recibí mensajes diciéndome: “Pero, cuando eres madre, ¿te puedes ir de viaje con amigas?”. Me sorprendió mucho. Hay personas para las que esto aún es inconcebible. La información está, pero necesitamos mucho hablar y compartir.
P. Para aquellas madres que no siguen tanto las redes sociales o el podcast, ¿qué otras maneras hay de socializar, aparte de en un ambiente escolar?
R. En el colegio se da de manera natural. Pero antes de llegar al cole, no hay un espacio pensado para esto. Nosotras desde Pell a Pell ofrecemos grupos online y presenciales de embarazo y postparto para hablar. Mi socia del podcast, Andrea Ros, tiene el Refugi de las mares en Barcelona, que se dedican básicamente a hacer grupos de acompañamiento. No hace falta ir a un espacio concreto, o hacer un grupo, sino intentarlo con las madres del cole o del parque, o con las que te encuentras en la preparación al parto.
P. ¿Por qué parece que perdemos la capacidad de ser sociables?
R. Vivimos en un sistema que nos vuelca a la soledad y nos condena a trabajar. Ya no hay tiempo para todo. Si tú tienes que criar y trabajar, con eso ya se te ha comido el día. Siempre digo que no podemos cambiar el sistema, o no ahora, pero podemos cambiar nuestras tardes. Hay muchos cambios micro que podemos hacer y que repercuten.
P. Nadie nace sabiendo, y a veces menciona el término de “madres suficientemente buenas”. ¿Debe la sociedad normalizar el derecho a errar?
R. Siempre ha habido mucho peso encima de las madres. Aunque ahora tengo que ser una buena trabajadora, pero a la vez, una madre que hace el pan casero y que hace no sé qué. Nuestra generación se tiene que dedicar un poco a entender que no hay una sola manera de ser madre. El camino se trata de ir abrazando y entendiendo y cuidando la madre que eres, no esa de las redes o la que te has hecho tú en tu cabeza.
P. ¿Cómo se educa sin gritos y sin castigos? De una manera menos agresiva.
R. Es la crianza respetuosa, pero yo creo que educar sin gritos es imposible. Gritamos todo el rato, y más culturalmente en España. Si tu hijo te viene por detrás y te da un golpe, a mí me parece natural que te salga un grito. Ahora, un grito no es una falta de respeto. Estamos aprendiendo a criar de otra manera y queremos que nos salga a la primera. Nosotras estamos criando de una manera que no hemos vivido.
P. ¿Qué le diría a las madres que se arrepienten de serlo?
R. Para mí es diferente arrepentirse de ser madre que echar de menos no ser madre. Todas, en algunos momentos, pensamos “si lo sé, no vengo”. Y eso no te hace mala madre. Hay momentos en la crianza de mucha intensidad. Para mí eso es echar de menos. Y luego está el arrepentimiento de ser madre. ¿Nos arrepentimos de ser madres o de serlo en este sistema? Si en el acompañamiento a la crianza el sistema no te obligase a trabajar ocho horas, a tener que pagar no sé cuánto por un alquiler… no sé si nos arrepentiríamos tanto de ser madres.
P. En algunas ocasiones ha mencionado que el sistema capitalista invitaba a una crianza hostil.
R. ¿Alguien se ha planteado reducir las jornadas de los padres de adolescentes para que puedan estar más en casa con sus hijos? ¿Qué tal si empezamos a invertir en prevención? Cuando a ti te obligan desde los cuatro o cinco meses de tu bebé a estar trabajando ocho horas fuera de casa y a tu pareja también… ¿Cómo se cría?
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