La opacidad del acuerdo humanitario entre la UE e Israel siembra dudas sobre su efectividad
Bruselas debe informar a los países cada dos semanas de los avances sobre el terreno, aunque no ha proporcionado aún cifras comparativas


La UE alcanzó con Israel un acuerdo el 10 de julio para incrementar la ayuda humanitaria a Gaza, bloqueada durante meses. Se trata de un pacto opaco, que la UE dice que empieza a funcionar, pero sobre el que evita dar cifras que permitan medir esos supuestos avances. Pese a ello, el acuerdo sirvió de argumento a varios países para rechazar que se adoptaran, unos días más tarde en Bruselas, medidas contundentes contra el Gobierno de Benjamín Netanyahu en el marco del Acuerdo de Asociación bilateral, a pesar de que la Comisión Europea contaba con pruebas de que Israel ha violado los derechos humanos de los palestinos.
Ello, unido a las matanzas diarias de palestinos en la Franja en operaciones militares o en torno a los puntos de recogida de alimentos, ha hecho aumentar las críticas contra los Veintisiete por lo que muchas organizaciones consideran una muestra más de la “complicidad” de Europa con Israel.
“Israel podría garantizar que los hombres, mujeres, niños y niñas palestinos tuvieran suficiente comida, agua y medicinas mañana mismo si quisiera, pero en lugar de ello perpetúa su bloqueo. Mientras tanto, los líderes de la UE fracasan a la hora de abordar el asedio impuesto por Israel, y carecen de valentía y humanidad para presionar a las autoridades israelíes para que pongan fin a la matanza diaria de personas inocentes”, critica Médicos Sin Fronteras (MSF), que acusa a los Veintisiete de ser “cómplices del genocidio que están cometiendo las autoridades israelíes”.
Hussein Baoumi, subdirector para Oriente Próximo y Norte de África de Amnistía Internacional, afirma en un intercambio de emails que el acuerdo entre la UE e Israel da luz verde al Estado judío “para su genocidio en Gaza”. Según su opinión, se trata de “un anuncio para salvar la cara de los dirigentes de la UE que se niegan a cumplir sus obligaciones legales y morales de suspender el acuerdo de asociación, así como más muerte, hambre y sufrimiento para los palestinos de Gaza”. Como subraya Baoumi, “los dirigentes de la UE solo han recibido promesas verbales de los dirigentes israelíes, que la UE no tiene medios de hacer cumplir”. “Incluso si se aplicara el acuerdo, no solucionaría la hambruna, y mucho menos detendría las masacres diarias de palestinos”, considera.
Según la UE, se ha pactado con Israel un “aumento sustancial” del número de camiones diarios para la entrada en Gaza de alimentos y otros productos. También, anunció Bruselas, el acuerdo —que poco a poco ha pasado a calificarse de mero “entendimiento común”, lo que implica menos obligaciones— prevé la apertura de “varios” puntos de entrada en el norte y sur de la Franja y la reapertura de las rutas de ayuda por Egipto y Jordania. De igual manera, se acordó la distribución de alimentos “a través de panaderías y cocinas públicas a lo largo de la franja de Gaza”, así como la “entrega de combustible” para instalaciones humanitarias.
Una lista relativamente larga, pero, de igual manera, vaga, al no especificarse, al menos públicamente, ninguna cifra. Y eso está resultando un problema para evaluar la efectividad sobre el terreno —que al fin y al cabo era lo importante, según han subrayado instituciones y países las últimas semanas— de una medida cuyo impacto político sí ha sido claro e inmediato: Israel ha logrado, como se vanagloriaba el propio ministro de Exteriores, Gideon Saar, antes de la cita de los ministros europeos, que no se le imponga ninguna de las sanciones posibles en relación con el incumplimiento del Acuerdo de Asociación. Y gana así, una vez más, un tiempo precioso, porque aunque Bruselas insista en que las sanciones “siguen sobre la mesa”, su más que difícil implementación no se producirá, en cualquier caso, en las próximas semanas o hasta meses.
“Europa decide no castigar los continuos crímenes de guerra de Israel y permite que el genocidio en Gaza continúe sin tregua”, lamentó el antiguo jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, la incapacidad de los ministros europeos de Exteriores de consensuar ninguna de las diez medidas sancionadoras propuestas por su sucesora, Kaja Kallas.
Cuántos camiones entran en Gaza no es una cifra que lo explique ni resuelva todo, porque también tienen que poder llegar a su destino y que la ayuda humanitaria se distribuya entre quienes lo necesitan —prácticamente toda la población gazatí— y de forma segura, con garantías para los trabajadores humanitarios que también han sido víctimas de los bombardeos. Con todo, desde que comenzó el conflicto, esa cifra ha servido de baremo: desde que Israel puso fin a la tregua con Hamás a mediados de marzo, apenas entraban en la Franja una veintena de camiones diarios, cuando antes de que estallara el conflicto, en octubre de 2023, ingresaban cada día más de 500 vehículos con insumos básicos para la población gazatí, y aun así se consideraba insuficiente.
Aunque ni los Estados miembros han recibido formalmente aún cifras concretas, se estima que tras el acuerdo con Bruselas han entrado de media unos 80 camiones, aunque algunas fuentes europeas habían cifrado en unos 160 vehículos el objetivo acordado, que visiblemente está aún muy lejos de cumplirse (y de ser suficiente).
Kallas ha explicado que se informará cada dos semanas a los Estados miembros sobre la evolución de la situación. El primer repaso a la situación debería tener lugar este miércoles. Pero un problema añadido es que la UE no está sobre el terreno, por lo que, para medir cualquier avance, debe basarse en las estimaciones de fuentes externas y, también, del propio Gobierno israelí.
“Al no publicar los términos exactos del acuerdo, [Kallas] se lo ha puesto increíblemente fácil al Gobierno [de Israel] para retrasar, diluir y negar sus propios compromisos”, advertía el diario israelí Haaretz en un análisis del pacto.
El viernes, un portavoz comunitario insistía, como había hecho la propia Kallas al comienzo de semana, en que se han visto ya “señales positivas” sobre el terreno en materia de cumplimiento por parte de Israel. “Vemos más camiones y provisiones llegar a Gaza. Vemos que se abren más puntos de entrada. También vemos que se están reparando líneas de electricidad y tuberías de agua por parte de Unicef”, enumeró, nuevamente sin dar cifras concretas. “¿Es suficiente? Obviamente, no y la alta representante [Kallas] ha sido muy clara sobre ello: necesitamos más y necesitamos que Israel dé más pasos concretos para mejorar la situación humanitaria sobre el terreno”, resumió el portavoz. “La UE seguirá de cerca la aplicación, la evaluación y el seguimiento de la forma en que Israel ponga en práctica el acuerdo común que hemos alcanzado y los compromisos, y actualizará periódicamente la evaluación”, aseveró.

Mientras, sin embargo, más palestinos mueren cada día bien bajo bombardeos israelíes o durante los desesperados intentos por hacerse con algo de comida de los centros gestionados por la controvertida organización privada Gaza Humanitarian Foundation (GHF), creada por Israel y Estados Unidos, que la UE ha excluido ahora de su acuerdo. Según denunciaba Naciones Unidas el mismo día en que los ministros europeos no lograban consensuar medidas contra Israel, casi 900 personas han muerto en las últimas semanas tratando de llegar a la ayuda de esta organización. Solo este fin de semana, varias decenas más murieron en zonas próximas a puntos de distribución de comida en Rafah y Beit Lahia.
El vicedirector del Programa Mundial de Alimentos de la ONU, Carl Skau, insistía el viernes ante periodistas de lo desesperado de la situación: “Es peor de lo que he visto nunca. El hambre se extiende. Lo que realmente necesitamos es un alto el fuego”, reclamó sobre una medida que la UE apoya y exige, pero en la que, hasta el momento, no ha tenido apenas influencia. La tregua sigue sin llegar, pese a que Washington ha afirmado que estaba cerca.
Más allá de las evaluaciones quincenales, la primera fecha que se baraja para que los ministros europeos de Exteriores analicen si Israel está cumpliendo su palabra será a finales de agosto, durante el encuentro informal que realizarán en Dinamarca. Un mes largo que promete hacerse más largo aún para la población civil palestina que sigue sin ver una salida a una guerra, que pronto cumplirá dos años.
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