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El PKK kurdo inicia un histórico proceso de desarme

Militantes del grupo armado queman sus armas en Irak, en lo que el Gobierno turco considera un avance “irreversible” del camino a la paz

Miembros del PKK entregan sus armas para ser quemadas, en un acto en Suleymaniya, en el Kurdistán iraquí, este viernes.Vídeo: EPV
Andrés Mourenza

Con una ceremonia de entrega y de quema de armas cargada de simbolismo, el grupo armado Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) ha iniciado su desarme: un paso clave en el histórico proceso negociado con el Gobierno de Turquía para poner fin a más de cuatro décadas de conflicto que han segado más de 40.000 vidas. Fuentes del Ejecutivo turco consideran que el proceso de paz entra así en una vía “irreversible”de resolución.

El acto se celebró este viernes junto a una cueva en la provincia de Suleymaniya, de la región autónoma del Kurdistán iraquí, adonde acudieron una treintena de militantes del PKK, entre ellos varios comandantes que, bajo la supervisión de efectivos de la seguridad iraquí, depositaron kaláshnikov, lanzacohetes y otras armas largas en un pebetero y les prendieron fuego. “Destruimos nuestras armas voluntariamente, ante vuestra presencia, como una muestra de buena voluntad y determinación”, afirmaron en un comunicado leído en turco por la comandante Bese Hozat y, en kurdo, por el dirigente del grupo armado Nedim Seven, en el que subrayan el apoyo al llamamiento por la paz hecho en febrero por el fundador y líder ideológico del PKK, Abdullah Öcalan, encarcelado en una isla-prisión turca desde 1999.

Los comandantes recordaron que esto es un paso dentro del cambio de la lucha armada por “métodos legales y democráticos” de hacer política, y a cambio del cual esperan que el Gobierno turco ponga en marcha leyes que favorezcan la “integración democrática” de los kurdos. “Dado el aumento de la presión fascista y de la explotación en todo el globo, y el baño de sangre que se vive en Oriente Próximo, nuestro pueblo necesita más que nunca una vida democrática, igualitaria, libre y pacífica. En tal contexto se enmarca la grandeza y la urgencia del paso que hemos dado”, añade el comunicado.

Al acto también acudió una nutrida delegación de miembros de la sociedad civil y del Partido de la Igualdad y la Democracia de los Pueblos (DEM), la principal formación prokurda legal de Turquía.

La preparación del proceso de desarme está siendo supervisada por los servicios secretos turcos en cooperación con sus colegas de la seguridad iraquí y kurdoiraquí, con cuyos gobiernos Ankara mantiene una buena cooperación. Y el acto de este viernes fue cuidadosamente coreografiado para evitar que el grupo armado se sienta humillado en lo que a todas luces es una rendición pactada: Ankara no se ha comprometido a nada en concreto a cambio de la disolución y desarme del PKK, pero a los militantes kurdos no les quedaban muchas más opciones después de que, en la última década, el ejército turco haya neutralizado prácticamente toda la actividad del PKK en Turquía gracias a sus avances en la industria militar.

Si bien el liderazgo del grupo armado aceptó por unanimidad la disolución en su congreso de mayo, es sabido que dentro del PKK hay quienes recelan del proceso, por lo que siempre existe el peligro de escisiones, más aún cuando Israel se ha ofrecido a apoyar la lucha armada de los kurdos en Siria y Turquía para debilitar a sus adversarios, tal y como advirtió Öcalan en una reunión con una delegación del DEM en abril (cuyas notas fueron filtradas a la prensa).

Por otro lado, también se quieren evitar lo que los medios turcos califican de “show” o “provocaciones” para no espolear al nacionalismo turco, ya que una parte de la sociedad de Turquía no ve con buenos ojos las negociaciones con una organización considerada terrorista. Y menos en una semana en que 12 soldados turcos han muerto por una intoxicación de metano en una cueva del norte de Irak donde buscaban el cuerpo de otro militar fallecido en 2022 en una operación contra el PKK.

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, calificó el acto del PKK de “paso importante” hacia el objetivo de “una Turquía libre de terrorismo” en una publicación en la red social X, en la que también rogó a Dios ayuda en un proceso cuyo objetivo -dijo- es “garantizar la seguridad” del país y el establecimiento de “una paz duradera en la región”.

Fuentes del Gobierno turco afirmaron que este inicio de la entrega de armas marca “un giro irreversible” en el proceso y que Turquía está “comprometida con todos los esfuerzos del desarme, estabilidad y reconciliación duradera en la región”. Dentro del plan del Ejecutivo, este desarme es el tercer paso, tras el llamamiento a negociar hecho por la coalición gubernamental en otoño y el llamamiento a la disolución del PKK realizado por Öcalan en febrero (respondido positivamente por el Congreso del PKK).

El proceso de “desarme y decomiso” de los arsenales del PKK y de “disolución de sus estructuras armadas” llevará varios meses, según estima Ankara. A ello seguirán otros dos pasos de reintegración de miembros de la guerrilla kurda y, más a largo plazo, de reconciliación de las comunidades afectadas.

El Gobierno ha instado a los miembros del PKK a que se entreguen, ya que aquellos militantes que no tengan delitos de sangre serán perdonados y no deberán cumplir penas de cárcel. Otra cuestión más delicada es qué ocurrirá con los que sí, pues Turquía pretende juzgarlos, si bien medios cercanos al Gobierno de Recep Tayyip Erdogan han aventurado la posibilidad de que se les ofrezca refugio en terceros países.

La evolución del PKK

El PKK fue fundado en 1978, pero no se levantó en armas contra el Estado turco hasta 1984, una vez hubo acabado con otros grupos kurdos rivales y su líder, Abdullah Öcalan, se puso a resguardo en Damasco (Siria). En un inicio, el grupo exigía la independencia del Kurdistán —un territorio que se extiende por Turquía, Irán, Irak y Siria—, aunque con el paso de los años fue abandonando estas demandas; primero por una autonomía, luego por el vago concepto del “confederalismo democrático” y más actualmente por la promesa de una “sociedad democrática” que integre a los turcos y kurdos de Turquía como pueblos “fundadores” de la nación.

De la guerra de guerrillas inicial, el PKK pasó a los atentados en ciudades, a lo que el Gobierno turco respondió con tácticas de tierra quemada —desalojando cientos de localidades y desplazando a sus habitantes— y guerra sucia, lo que ha provocado decenas de miles de muertos y miles de desaparecidos en cuatro décadas de conflicto. El PKK también utilizó la inestabilidad en la región para extender sus bases al norte de Irak —tras la Primera Guerra del Golfo— y crear filiales en Irán (el PJAK) y Siria: el PYD y sus milicias YPG, muy activas durante la guerra civil de ese país y que, en paralelo al proceso de paz en Turquía, han iniciado ahora conversaciones con el nuevo Gobierno de Damasco para integrarse en el Estado sirio.

El PKK, sus filiales y organizaciones hermanas (civiles y armadas) se organizan en un organigrama de varias capas y centros de decisión, si bien la estructura jerárquica y el culto a la personalidad de Öcalan, herederos de su origen maoísta, han permitido que el fundador mantenga una fuerte influencia sobre los seguidores y simpatizantes del PKK, lo que le hace ejercer un importante papel en las negociaciones de paz pese a su encierro en prisión desde 1999.

Esta no es la primera vez que se intenta un proceso de paz entre Ankara y el grupo armado, pero sí es en la que más lejos se ha llegado: en anteriores intentos no se llegó al punto de aprobar la disolución ni la entrega de armas.

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Sobre la firma

Andrés Mourenza
Periodista en el Mediterráneo Oriental desde 2005. Trabajó para EFE y El Periódico de Catalunya en Estambul y Atenas y, desde 2015, escribe en EL PAÍS sobre Turquía, Chipre, el Cáucaso y Oriente Próximo. Licenciado en Periodismo por la UAB y experto en Cultura y Religión Islámica. Ha escrito los libros 'La democracia es un tranvía' y 'Sínora'.
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