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El grupo armado kurdo PKK anuncia su disolución tras 40 años de lucha armada

La organización, considerada terrorista por Turquía, la UE y EE UU, cumple así con la petición hecha a finales de febrero por su líder, Abdullah Öcalan, hoy en prisión

Un grupo de manifestantes portaba un foto del líder histórico del PKK, Abdulá Ocalan, en una marcha en Diyarbakir, en Turquía, el pasado 27 de febrero.
Andrés Mourenza

En un hecho histórico que puede poner fin a un conflicto que se ha cobrado más de 40.000 vidas en las últimas cuatro décadas, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) ha anunciado este lunes su disolución y el abandono “del método de la lucha armada”. La decisión fue adoptada en el congreso celebrado la semana pasada por el grupo obedeciendo al llamamiento hecho el pasado febrero por su líder y fundador, Abdullah Öcalan, encarcelado en una isla-prisión en Turquía, donde lleva meses negociando con emisarios del Gobierno y del movimiento nacionalista kurdo legal.

“Hoy hemos superado una importante barrera. Caminamos con paso firme hacia el objetivo de una Turquía sin terrorismo”, afirmó el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, tras el Consejo de Ministros en el que se evaluó el comunicado del PKK y los pasos a seguir. Una vez acabado el terrorismo, “se abrirán las puertas a nueva etapa” y “los ganadores serán todo el pueblo y el país”, dijo el mandatario, a la vez que afirmó que los servicios secretos turcos están siguiendo atentamente el proceso “para evitar accidentes”. Ya antes, el portavoz del partido gobernante AKP, Ömer Çelik, prometió mejoras democráticas y nuevos derechos una vez se haya certificado la aplicación concreta y completa de la “disolución” y la “entrega de armas”.

El grupo armado —incluido en la lista de organizaciones terroristas de Turquía, la UE y EE UU— ha explicado en un comunicado publicado por la agencia Firat que tomó esta decisión siguiendo las directrices del “Líder Apo” (como se refieren a Öcalan) y tras concluir que el PKK “ha cumplido su misión histórica” y que “el conflicto kurdo ha llegado a un punto en que puede solucionarse mediante la política democrática”. “Esto no es un final, el objetivo es abrir el camino a nuevas modos y oportunidades”, subrayó durante el congreso Duran Kalkan, uno de los principales comandantes del grupo, según el medio kurdo Mezopotamya.

La realidad es que, desde el fracaso del anterior proceso de paz (2012-2015), la superioridad militar de Turquía había neutralizado prácticamente la presencia del PKK en territorio turco y había reducido al mínimo su capacidad operativa para atacar a las fuerzas de seguridad o llevar a cabo atentados. También ha influido la coyuntura internacional, con el triunfo de los rebeldes en Siria, que ha forzado a las milicias kurdo-sirias (estrechamente vinculadas al PKK) a negociar con Damasco su reintegración en la administración siria; la retirada de las fuerzas estadounidenses de la zona kurda de Siria; el debilitamiento de Irán y Rusia en la región y la única opción de Israel como apoyo regional de los kurdos.

El PKK celebró su 12º congreso entre los días 5 y 7 de mayo en medio de un gran secretismo en la montañosa frontera entre Irak e Irán, donde se encuentran las bases centrales de la organización. Tuvo lugar “en dos áreas diferentes” de forma simultánea, con la presencia de 232 delegados que representaban a diferentes ramas del grupo y que aprobaron las conclusiones por unanimidad. El PKK es fuertemente jerárquico, de inspiración maoísta y, desde sus inicios, la disensión ha sido atajada mediante purgas y asesinatos. Durante el congreso se permitió que Öcalan hiciese llegar mensajes, según algunos medios kurdos por vía telefónica, una de las condiciones puestas por la organización armada.

Entrega de armas

En el comunicado final, se hacen varios guiños al actual Gobierno turco, como la referencia a uno de los primeros intentos de poner fin al conflicto en los años noventa, negociando con el entonces presidente, Turgut Özal, en quien se ve reflejado Erdogan, y cuyo fracaso atribuye a conspiraciones del “Estado profundo”.

El grupo armado asegura que el “honorable pueblo [kurdo] comprenderá la decisión de disolver el PKK” y “asumirá los deberes del periodo de lucha democrática”. También lanza la pelota al lado turco, apuntando al Gobierno, el principal partido de la oposición y el Parlamento turco para que contribuyan al proceso, al hacer un llamamiento para reformular la concepción de la República de Turquía como “patria común” de la que “kurdos y turcos son pueblos fundadores”. La mayoría de los partidos políticos turcos ha dado su apoyo al proceso de paz, a excepción de algunas formaciones ultranacionalistas.

Aunque no se han puesto como condiciones previas, el DEM (las actuales siglas del partido de la izquierda nacionalista kurda en Turquía, al que algunos acusan de ser el brazo político del PKK) espera que el nuevo proceso de paz se traduzca en mejoras de los derechos culturales de los kurdos, en una mayor democratización y en la liberación de los miles de políticos kurdos encarcelados durante la última década. Mehmet Uçum, uno de los principales asesores de Erdogan, aseguró que “se da por hecho que se realizarán reformas integrales en los campos de la democracia y el derecho” y, en la línea del comunicado del PKK, incidió en que “los kurdos son un componente principal de la nación turca” y que “la República de Turquía es también el Estado nacional de los kurdos”.

Sin embargo, antes de dar pasos, el Gobierno quiere esperar hasta que se certifique la disolución del PKK y la entrega de las armas. Estos son los puntos más delicados. Según el diario Sabah, muy ligado al Gobierno de Erdogan, para certificar la entrega de armas se establecerán puntos en Turquía, Siria e Irak “supervisados por el MIT” (el servicio secreto). En la cadena NTV, varios analistas cercanos al Ejecutivo turco subrayaron que, durante la visita del primer ministro iraquí, Mohamed Shia al Sudani, la pasada semana, se trataron estas cuestiones. También que se involucrará a los peshmerga del Kurdistán iraquí, con cuyo gobierno autónomo Ankara mantiene buenas relaciones.

Qué ocurrirá con los en torno a 5.000 combatientes con los que cuenta el PKK en Irak es otra cuestión espinosa. Según los medios turcos, se barajan cambios en la ley de enjuiciamiento para permitir la reintegración en Turquía de aquellos que no tengan las manos manchadas de sangre, pero los en torno a un centenar de dirigentes de la organización deberán ser alojados en un tercer país. Lo que no quiere permitir Turquía es que marchen a Siria a reforzar las milicias YPG, la organización hermana del PKK que controla el tercio noreste del país. De hecho, Erdogan insistió este lunes en que el Gobierno turco considera que el desarme compete a “todas las extensiones del PKK”, incluidas las milicias kurdo-sirias, si bien el PKK no ha hecho ninguna referencia a ellas en sus decisiones.

El PKK fue fundado en 1978 por Öcalan y se levantó en armas contra Turquía en 1984, cuando el fundador ya se había puesto a resguardo de la represión turca en Damasco (Siria). La organización ha mantenido siempre una férrea estructura jerárquica y un gran culto a la personalidad de Öcalan, lo que ha favorecido que este mantenga una fuerte influencia sobre todos los seguidores y simpatizantes del PKK pese a su encierro en prisión desde 1999.

No es la primera vez que se lleva a cabo una negociación para poner fin al conflicto kurdo, pues ya se produjeron intentos en 1993, en 2009 y, el más serio hasta ahora, entre 2012 y 2015, cuando se llegó a aprobar la retirada de los combatientes del PKK de territorio turco. Pero, a diferencia de los anteriores, esta es la primera ocasión en la que el PKK llega tan lejos como para aprobar su disolución y desarme.

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Sobre la firma

Andrés Mourenza
Periodista en el Mediterráneo Oriental desde 2005. Trabajó para EFE y El Periódico de Catalunya en Estambul y Atenas y, desde 2015, escribe en EL PAÍS sobre Turquía, Chipre, el Cáucaso y Oriente Próximo. Licenciado en Periodismo por la UAB y experto en Cultura y Religión Islámica. Ha escrito los libros 'La democracia es un tranvía' y 'Sínora'.
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