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El presidente del Senado brasileño proclama públicamente su inocencia

Calheiros se defiende en la tribuna de las acusaciones de corrupción

El presidente del Senado brasileño, Renán Calheiros, la cuarta autoridad del Estado, rebatió ayer una a una las acusaciones de corrupción lanzadas contra él la semana pasada por la revista de información Veja, calificándolas de "infamia e ignominia de los medios de comunicación". Calheiros pertenece al Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), el más importante de la coalición de Gobierno.

El PMDB también ha perdido recientemente un ministerio, el de Minas y Energía, cuyo ex titular Silas Rondeau dimitió de su cargo, acusado por la Policía Federal de recibir sobornos por presuntas concesiones irregulares de contratos para la realización de obras públicas.

El presidente del Senado es uno de los mayores colaboradores del presidente de la República, Luiz Inácio Lula da Silva. Su nombre ha aparecido en las investigaciones de la policía sobre la llamada Operación Navaja. La revista Veja reveló la semana pasada que la constructora Mendes Junior, una de las mayores del país y que realiza obras públicas, pagaba el alquiler de un apartamento en Brasilia usado por Calheiros, además de una pensión para una hija de tres años que el legislador tiene fuera del matrimonio. Según Veja, los pagos sumaban 16.500 reales (unos 8.250 dólares) mensuales.

Antes de subir ayer a la tribuna del Senado para defenderse de las acusaciones, el presidente Lula había declarado que consideraba a Calheiros "inocente hasta que no se pruebe su culpabilidad". En su discurso ante el Senado, Calheiros, un tanto nervioso, achacó las acusaciones contra él a las maniobras de sus enemigos políticos. Lamentó tener que confesarse en público de un pecado que debía haber quedado en el secreto del confesionario y de haber tenido que hablar de algo cuyo secreto le garantiza la Constitución y que afecta a su honra personal.

Quiso dejar constancia de que su esposa legítima había querido estar presente en aquella "hora de calvario personal y familiar". Y pidió perdón públicamente a ella, a sus hijos y a toda su familia. Dijo que quería asumir, como siempre lo había hecho en sus 30 años de vida política, todas sus responsabilidades y entregó una serie de documentos que, según él, demuestran la falsedad de las acusaciones. Aseguró que toda la trama se debe a "especulaciones políticas". Con voz dura condenó que, mediante el calvario al que ha sido sometido, se haya mancillado "la sacralidad de la familia y el derecho a su intimidad".

Renán Calheiros, ayer durante su defensa ante el Senado.

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