Ensalada de tomates y tartar de salmón ahumado

Aunque ya es septiembre y con el fin de las vacaciones también llega el sentimiento de “fin del verano”, todavía quedan unos días de calor y alimentos de temporada. Los tomates aún están en un buenísimo momento, y prepararlos en ensalada es una buenísima manera de convertirlos en platos sanos, sabrosos y realmente fáciles. Una buena vinagreta ya es suficiente de salida, pero si queremos ilustrar un poco más nuestro plato, el pescado ahumado y los encurtidos siempre son una opción a tener en cuenta.

Por supuesto, no es necesario utilizar exactamente esta variedad de tomates, y también pueden ser más de dos tipos; la clave está en mezclar diferentes sabores, texturas y puntos de dulzor para que la ensalada sea una bomba de sabor. Si no encontráis cebolla dulce -yo suelo comprar la de Fuentes de Ebro- o cebolleta y vais a tirar de alguna variedad un poco más agreste, podéis hacer que pierda fuerza antes durante un rato en el aliño o simplemente en agua con vinagre (o, en el caso de esta ensalada, un poco de zumo de limón). No lo añadí en el aliño porque me pareció que la combinación de tomates ya estaba bien equilibrada, pero podéis buscar la combinación que más os apetezca.

Aunque tiene infinitas aplicaciones, no caigáis en la tentación de preparar más tartar para usarlo después en otras cosas porque el salmón se cocinará -a causa del ácido y la sal de los encurtidos- y quedará un poco más seco y salado. Si queréis usarlo para unos canapés o bocadillos, para rellenar huevos -con su misma yema cocida y un poco de mayonesa o creme fraiche- o servir sobre unas patatas cocidas y queréis optimizar energías, picad más encurtidos y guardadlos en un táper pequeño, para mezclarlos con el salmón recién picado poco antes de servir.

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