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Cómo dar una segunda vida a las sobras de la barbacoa

Ensaladas, bocadillos, timbales, pimientos rellenos y otros consejos para convertir pinchos, verduras o pollo a la brasa en cenas apañadas para la semana

Sobras de barbacoa

Cada vez que hacemos barbacoa en casa, repetimos el mismo error de cálculo: echamos a las brasas pinchitos como para alimentar a un batallón; por si fuera poco mambo, añadimos pimientos, berenjenas, cebolla en tiras, tomates y todo lo que suene a vegetal parrillable. En nuestra cabeza suena fenomenal, como si fuéramos a pasar un examen de aptitud para el plato de Harvard. En la vida real, nuestros amigos son españoles y mucho españoles y en una barbacoa le hacen la cobra a todo lo que no sea hincar el diente en algo que suene a carnaca.

A fuerza de acumular sobras de la barbacoa, hemos aprendido a darles vidilla. La clave está en que al pasar por la parrilla, cogen ese sabor tan especial a brasas que realza cualquier plato donde tengas a bien incorporarlas. Lo primero es organizar las sobras con disciplina prusiana: quitar los pinchos y guardar la carne –ternera, cerdo, cordero– en un táper. El pollo marinado, en otro. Si hubiera pinchitos de sepia, calamar o gambas, a otro táper. Las hortalizas braseadas componen otro táper y, finalmente, chorizos, panceta y morcillas van a un quinto táper que llamamos cariñosamente “el táper del colesterol”. Según se perfile la semana, unos irán a la nevera, mientras otros se etiquetarán convenientemente, y acabarán en el congelador como fondo de batch cooking para las cenas de la semana.

Ensalada de espinacas con pollo marinado y yogur en cinco minutos

Tras la tempestad, llega la calma; o lo que es lo mismo, después de ponerte como el Tenazas en la barbacoa y comer como si viniera un holocausto zombie, te apetece algo más ligero y llega la hora de la moderación. Perfecto para empezar la semana con un menú suave y fácil de preparar. Ni fuego, ni microondas: pon una base generosa de hojas de espinacas frescas ya lavadas, unos 100 gramos por persona –también sirven si las compras en el mercado y las lavas tú mismo– y añade otros 100 del pollo marinado de los pinchitos en dados pequeños (el tamaño de los tacos de pollo para los pinchos suele ser algo basto para una ensalada de diario). Puedes completar con tomate, pepino, pimiento, manzana o lo que prefieras. Cúbrelo con una salsa de yogur natural mezclado con zumo de limón, sal y aromáticas al gusto. El toque final: si te gusta, unos trocitos de cebolla frita de supermercado.

Una receta ligera

Un kebab casero y rico

Mucho antes de que los anglosajones nos colaran la moda del finger food, los mediterráneos ya sabíamos disfrutar con la ‘manaza food’, entendida como prepararte algo con estructura de bocata para comer con las manos y engorrinarte sin pudor. Manos a la obra, que las sobras de la parrilla se prestan para preparar un kebab majestuoso. Ideal si entre los restos hay pinchitos de cordero, pero no nos pondremos sibaritas si lo que tenemos en el táper son tacos de ternera o cerdo.

La tarea es sencilla: para cada kebab, lo primero es extender un pan de pita de los de verdad, que encontrarás en las tiendas de alimentación árabes. ¿Vale usar una tortilla para tacos grande, de las que venden en el supermercado? Puede, pero al añadir el yogur, se pone blandengue y acaba por romperse antes de tiempo. Ponemos una primera capa generosa de hojas de lechuga ya lavadas y escurridas, de bolsa o cualquier hortaliza fresca de hoja: canónigos, espinacas, rúcula o una mezcla de todas. Añadimos un tomate en medias rodajas (o medio, si es grande), y los trozos de cordero/carne/lo que sea que antes estuvo en un pinchito, entre 100 y 150 gramos. Cubrimos con salsa de yogur, ajo, comino, limón, hierbabuena y sésamo casera, enrollamos y listo para comer a mano alzada.

Quinoa a la barbacoa en menos de 20 minutos

Las hortalizas braseadas tienen un saborcillo especial a verano; más si antes de servirlas se aderezan con un chorretón de aceite de oliva virgen y unas hojas de romero fresco (merece la pena sabe mucho más que el seco de bote). Tienen alegría para dar, tomar y regalar, por eso mismo son el complemento ideal para un plato facilón y rápido de quinoa, pasta o cuscús; mi favorito por lo rápido que se cuece. Tres básicos famosos por ser bastante planos en lo del sabor, pero aceptar de mil amores los matices ajenos.

Tardas en prepararlo exactamente el tiempo que necesitan para su cocción los alimentos antes citados. Añade un par de minutos más para cortar en tiras tus deliciosas hortalizas y otros dos más para darle a todo una vuelta por la sartén a fuego medio para que la quinoa/cuscús/pasta se contagien de ese sabor braseado tan peculiar. Para elevar aún más el sabor, podemos aderezar con un poco de sal en escamas o hierbas frescas o secas. Si quieres convertirlo en un plato único y ya no puedes con la carne, tira de huevo duro, tofu o queso fresco.

Puedes convertirlo en un plato completo

Chutney de pimientos y calabacín

Las hortalizas asadas pueden dar pie a preparar un chutney de pimientos y calabacín, que podríamos llamar chutney de Ratatouille. Lleva un poco más de elaboración, pero merece la pena: en un cazo a fuego lento ponemos una manzana y una cebolla cortadas en daditos, añadimos un chorretón de vinagre, azúcar y un poco de mostaza. Lo llevamos a ebullición y dejamos que cueza a fuego lento unos diez minutos. En ese rato, picamos bien unos 200 gramos de las hortalizas sobrantes de la parrilla y las añadimos al chutney. La mezcla agridulce con el ahumado queda bárbara, y aporta un toque original a un bocadillo de queso fundido, patatas asadas o; resumiendo, casi todo.

Hamburguesa con aderezo exprés de verduras picantes

Las consignas de una alimentación saludable recomiendan no pasarse con la carne roja, y aquí estamos hablando de hamburguesa. En su defensa diremos que es un plato consistente, fácil de preparar y puede ser de pollo o vegetariana. Al lío: cortar en juliana las hortalizas braseadas –unos 125 gramos por ración– y pasarlas por la sartén con un poco de aceite de oliva para que adquieran una textura más blanda y jugosa. Si te gustan las hamburguesas pringosas es el momento de añadir un poco de tomate triturado y salpimentar y especiar al gusto (el chile o cualquier salsa que tengas a mano le dará el picante que da nombre a la receta). Colocamos la hamburguesa ya hecha sobre el pan, con o sin queso fundido, cubrimos con generosidad con las verduras y tapamos con la otra parte del pan.

Verduras recicladas

Pimientos del piquillo rellenos (10-30 minutos)

Para esta delicia solo necesitamos una lata de pimientos de piquillo: picamos bien las viandas cárnicas o del mar junto a las hortalizas, en la proporción que nuestros invitados nos hayan dejado, y rellenamos los pimientos. El remate dependerá de las ganas que tengamos de trabajar: se pueden servir fríos como un primero para los días de calor, aderezadas con un chorretón de aceite de oliva y hierbas aromáticas, darles un toque de mayonesa, o –mi favorita– preparar un poco de bechamel, mezclarlo con el combinado parrillero, rellenar los pimientos y servir templados. La bechamel nunca está de más: el sueño húmedo es ponerlos en una bandeja de horno, bañarlos con ella, cubrir con queso parmesano o emmental y a gratinar.

Timbales de berenjena, tomate y mozzarella

Como ya tenemos las berenjenas ya las tenemos en rodajas y asadas, solo hay que cortar también unas rodajas de tomate y otras de una bola de mozzarella. Con los tres ingredientes ya cortados, solo queda apilarlos hasta formar el timbal. Coronamos con albahaca fresca –no hay excusas, la intensidad de la hoja fresca no la encuentras ni de broma en una seca–, chorretón generoso de aceite de oliva virgen extra, sal en escamas y pimienta. Si los timbales no son muy altos, mejor servir dos, que esto entra solo.

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