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Póntelo fácil en julio: 20 platos fríos fáciles para combatir el calor

Una sección mensual para solucionar las comidas y cenas del día a día, con consejos para sacar el máximo partido a cada preparación, ingredientes que facilitan la vida y platos de temporada

Ensalada de pollo, remolacha, cogollos y pepino El Comidista
Mònica Escudero

Cuando la ola de calor se hace más intensa que la de la canción de Rocío Jurado, el ventilador es tu mejor amigo y el cuerpo solo pide cosas frescas fáciles de preparar, tu sección mensual amiga llega al rescate para ponértelo fácil. No hace falta liarse con preparaciones eternas ni pasarse la tarde sudando en la cocina: con cuatro ingredientes de temporada y un poco de gracia, puedes montarte un festín a base de platos fríos que refresque tanto como un chapuzón (o, si tienes suerte, antes o después de darte uno).

Después de las recetas que saben a pasta -pero no lo son-, ideas para cocinar con las conservas que tengamos en la despensa, recetas primaverales con cuatro ingredientes y ensaladas veraniegas, 11 platos únicos para los que no es necesario encender los fogones, las recetas para táper, clásicos actualizados, platos de cuchara rápidos, cremas de verduras, recetas con arroz, platos únicos exprés para todos los gustos, y recetas de primavera, o aperitivos, ensaladas, primeros platos y segundos hechos con satisfryer, vamos con un arsenal de recetas frescas –desde aperitivos hasta cremas, ensaladas, platos principales y postres– para triunfar en cualquier comida veraniega.

Para acercarnos lo menos posible al fuego, usaremos ingredientes ya cocinados como legumbres, maíz enlatado o remolacha; el yogur y los quesos frescos aportarán cremosidad mientras las frutas y verduras de temporada –melón, tomates, calabacín, lechugas, pepino, frutas de hueso o fresas– toman el protagonismo. Es el momento de abrir la nevera, sacar el cuchillo, tener la batidora a mano y ponerse manos a la obra.

Aperitivos

Untable de judías y mejillones en escabeche

Escurre un bote grande de judías blancas cocidas y tritúralo con dos latas pequeñas de mejillones en escabeche -pueden ser picantes, si te gusta- con todo su líquido (reserva media docena de mejillones para emplatar). Añade dos cucharadas de pepinillos picados y mezcla bien; pruébalo y ajusta el sazón si es necesario. Deja reposar en la nevera una hora para que se mezclen los sabores y sirve con los mejillones reservados, un chorrito de aceite y un poco de pimentón. Puedes acompañarlo con crudités de verdura, pan tostado, o regañás.

Rollitos de calabacín con requesón y hierbas

Se puede montar de muchas maneras

Corta dos calabacines medianos a lo largo en láminas finas: si tienes una mandolina es un buen momento para usarla (con el accesorio correspondiente para no poner los dedos en peligro). Marca las tiras en una plancha o sartén bien caliente, hasta que cojan un poco de color. Déjalas templar y mientras, mezcla 200 gramos de requesón con ralladura de limón, albahaca, menta o la hierba fresca que prefieras picada, un poco de sal y pimienta. Enrolla y sirve con un poco más de pimienta, un chorrito de aceite y limón rallado.

Tartar de tomates con alcaparras y aceitunas

Pica medio kilo de tomates carnosos y maduros en daditos, sin las semillas ni el agua (si tienen la piel muy gruesa puedes escaldarlos y pelarlos, o usar una buena conserva). Mézclalos con una cucharada de alcaparras, otra de aceitunas negras picadas, otra de cebolleta también picada, tres cucharadas de aceite de oliva, un poco de vinagre de Jerez, sal -prueba antes si hace falta, porque las aceitunas ya tienen- y pimienta. Deja reposar en la nevera media hora y sirve con pan tostado, acompañado de unas lascas de queso.

Trío de pinchos de verano

Tres platos típicos de la temporada convertidos en pinchos: esqueixada, melón con jamón y ensalada de pimientos asados. Para los primeros, pincha en ocho palillos un trozo de bacalao ahumado, medio tomate cherry, un trocito de cebolla dulce o cebollita encurtida y una aceituna negra. Para los segundos, haz un crujiente con dos lonchas -unos 30 gramos- de jamón en el microondas -puedes seguir el mismo método que aquí con el bacon-, airfryer o a la sartén y desmenúzalo. Corta trocitos de melón, pínchalos en un palillo y aliña con el crujiente justo antes de servir. Para los últimos, coge una brocheta y ensarta en ella unas tiras de pimiento en conserva, haciendo zigzags, pon una anchoa enmedio, otra tira de pimiento y al final una aceituna verde. Un hilito de aceite y un poco de pimienta por encima y ya lo tienes.

Cremas y sopas

Sopa fría de tomate, fresas y remolacha con yogur

Esta crema llena más que el gazpacho y se prepara sin encender el fuego, ambas cosas gracias a la remolacha que venden ya cocida en cualquier supermercado. Tritura 300 gramos de fresas, 300 de remolacha y 400 de tomate maduro con un trocito de cebolla dulce con 300 mililitros de agua, dos yogures natural, vinagre, aceite de oliva, sal y pimienta al gusto. Refrigera y sirve bien frío, con una cucharada de yogur natural y más pimienta recién molida (salen unas seis raciones).

Pepino, kéfir, menta, ajo y nueces

Batch cooking

Con un poco de tarator búlgaro y algo de tzaziki griego, esta crema es desde hace años un fijo del verano en casa. Tritura hasta conseguir una textura fina seis pepinos medianos sin las puntas a los que hayas sacado la mitad de la piel a tiras, uno o dos dientes de ajo -su sabor subirá con el reposo-, un puñado de hojas de menta, otro de nueces, medio litro de kefir sin azúcar, un litro de agua y aceite, vinagre, sal y pimienta al gusto. Sirve con más nueces picadas, unas gotas de aceite y alguna hojita de menta.

Guisantes, curry y leche de coco con cebolla y pepino encurtidos

Una buena manera de dar salida a ese curry que creías que no ibas a volver a tocar hasta que vuelvan los días de poder comer guisos sin morir en el intento. El día anterior o unas horas antes, corta una cebolla roja a pluma y un pepino en rodajitas y ponlos en la nevera con vinagre, un pellizco de azúcar y un poco de sal. Cocina cuatro minutos un kilo de guisantes descongelados, enfría y tritura con 300 mililitros de leche de coco -guarda el resto para decorar-, 500 de caldo de verdura, sal y pasta de curry al gusto. Pueden parecer pocos ingredientes, pero la pasta de curry tiene un montón así que aportará muchísimos sabores diferentes; cuidado con el picante porque se potenciará con el reposo. Sirve fría con los encurtidos y unas gotas del marinado, un chorrito de la leche de coco sobrante y, si quieres, cilantro fresco.

Sopa de esquites

Como la botana, pero en crema

Convertimos una de las botanas mexicanas más famosas en una crema fresca, cremosa, un pelín picante y con un toque ácido que hace salivar antes de probarla. Tritura 400 gramos de maíz cocido desgranado, un pimiento -si es amarillo, se mantendrá el color del maíz-, una cebolleta pelada (guarda el tallo verde), 150 gramos de queso feta, un litro de agua bien fría, chile en polvo, zumo de lima, chile en polvo al gusto y sal (contención, que el queso ya sala bastante). Tritura bien hasta que quede fina, prueba y ajusta de sal o lima si hace falta, y mándala a la nevera al menos un par de horitas para que se enfríe. Al servirla, remata con un poco más de feta, rodajitas del tallo verde de la cebolleta, lima para exprimir al momento, y, si quieres, más chile por encima y trozos de galleta salada para darle un toque crujiente.

Crema de alubias

Mikel López Iturriaga nos chiva una crema fría de alubias buenísima que preparó hace unos días, con pocos ingredientes y gran resultado: con unos 500 gramos de alubias blancas cocidas, entre 600 y 800 mililitros de su caldo de cocción –si las compras ya cocidas, pon el del bote y complementa con agua o caldo-, dos cucharadas de zumo de limón, dos de vinagre, tres de aceite de oliva y más o menos lo tienes. “Como siempre, todo ajustable a tus gustos de densidad y acidez sobre la marcha”, recuerda. Lo sirvió con unas piparras picadas encima y listo: la cremosidad de esta legumbre, en las variedades que no tienen casi hollejo, da un resultado perfecto en cremas y untables.

Ensaladas

Cascaflote exprés

La versión ultra rápida de la ensalada jienense con base de salmorejo que os enseñamos en este vídeo de hace unas semanas se prepara con medio litro de tu salmorejo envasado de confianza, y cuatro huevos cocidos. Mezcla tres de las yemas aplastadas con el salmorejo, prueba y ajusta generosamente de sal y vinagre, ya que va a ser el aderezo. Remata con 800 gramos de tomates de ensalada cortados en trozos de bocado, la yema y las claras restantes, un chorrito de aceite y a comer. Si quieres más aroma a ajo, puedes frotar el bol o ensaladera donde lo vayas a servir con un diente partido por la mitad.

Ensalada de cuscús hidratado en gazpacho

Tiene sabor en la sémola y encima

Para trasladar el sabor de la sopa del verano a una ensalada exprés solo necesitaremos 200 gramos de cuscús seco y el equivalente a 1,25 veces su volumen en gazpacho: usa una taza para medirlo y ve añadiendo más hasta que la sémola esté hidratada, ya que no todos los gazpachos tienen la misma proporción de agua. Mientras, corta los ingredientes que prefieras —tomate, pepino, pimiento, cebolla, jamón, queso, huevo duro, melocotón o incluso mango— y ten a mano un buen aceite, sal, vinagre y pimienta para aliñarlos. Cuando el cuscús haya absorbido todo el gazpacho, ponle el resto de la ensalada por encima y a comer.

Lentejas, lechuga, langostinos con mayonesa de limón y perejil

Combina dos botes de lentejas cocidas (bien lavadas sobre un colador), con 200 gramos de langostinos hervidos pelados, las hojas de cuatro a seis cogollos de lechuga –dependiendo del tamaño que tengan–, 16 tomates cherry cortados por la mitad y media cebolla blanca dulce en daditos. Mezcla cuatro o cinco cucharadas de mayonesa con zumo de limón al gusto, pimienta, perejil picado y un poco de sal, aliña la ensalada y remata con más perejil, pimienta y ralladura de limón. Puedes cambiar las lentejas por cualquier otra legumbre y la mayonesa, si la vas a hacer en casa, por cualquiera de sus versiones sin huevo.

Pollo, remolacha, cogollos y pepino

Es una ensalada pero puede servir como plato único, gracias otra vez a ese procesado saludable que es la remolacha cocida. Para cuatro, corta medio kilo en trozos de bocado, un pepino mediano en rodajas, media cebolla a pluma y deshoja tres o cuatro cogollos. Trocea con las manos unos 400 gramos de pollo asado o a la plancha; a partir de aquí, manda lo que tengas a mano o te apetezca. Me gusta con algún encurtido o fruta que le aporte acidez, una vinagreta sencilla y mucha pimienta. Con col o lombarda en lugar de cogollos también está muy buena.

Segundos

Rosbif frío sin horno con salsa de mostaza

Tenemos rosbif para todos

¿Rosbif en pleno julio? Una opción perfecta para servir con unas patatas y ensalada, en bocadillo o envuelta en hojas de lechuga con encurtidos y salsa, a modo de saam coreano: todo esto sin encender el horno. Elige un corte jugoso como cadera, rabillo, espaldilla o lomo, de unos 800 gramos. Sácalo de la nevera un rato antes para que no llegue frío a la sartén. Prepara una marinada batiendo un chorro de salsa de soja, dos cucharadas de mostaza, una de miel de miel y un chorrito de aceite y embadurna bien la ternera por todas partes. Ponle un poco más de aceite y dórada un minuto por cada lado en una sartén bien caliente; si la quieres más más hecha, baja el fuego y dale dos o tres minutos adicionales por cada lado. Envuelve en papel de aluminio y déjala reposar al menos 20 minutos: lista para cortar en lonchas finas y tomar como quieras.

Salmón al microondas en 90 segundos

Seguramente la manera más fácil de cocinar salmón, y para mí también una de las más satisfactorias: por poco que controles la potencia de tu microondas, a la que la prepares dos o tres veces ya habrás encontrado el punto justo al que te gusta. Tan sencillo como coger una suprema de salmón de unos 150 gramos o una rodaja de unos 200, marinarla como más te guste y llevarla en un plato o recipiente resistente al calor al microondas a máxima temperatura. Empieza con un minuto si buscas una textura un poco parecida a la del salmón ahumado, semicocido pero con la proteína sin coagular del todo (mientras se enfría se cocerá un poco más). Queda genial para comer tal cual con alguna verdura o cortarlo en tiras o daditos para una ensalada. Si lo quieres más hecho, ponlo 90 segundos, y si quieres desmigarlo como uno de esos salmones en lata que hay ahora en todos los supermercados –pero bastante más barato–, dale dos minutos.

Las mil y una versiones del pastel frío con pan de molde

Deme diez

Recurrimos a una receta tan viejuna como infalible: el pastel veraniego con mayonesa, pan de molde y otros rellenos que tengas a mano. Aquí os dimos la receta de la versión más tradicional, con atún, huevo duro, lechuga iceberg -aquí va bien por el crujiente-, encurtidos y aceitunas rellenas, pero sus posibilidades son casi infinitas. Puedes prepararlo con la pechuga un poco seca que sobró de un pollo o pavo, porque al mezclarla con la salsita recuperará la jugosidad (también sirve para restos de pescado). Los langostinos cocidos pelados, daditos de jamón dulce o salmón ahumado son otra buena opción, igual que el pollo asado del super. En versión vegetariana, puedes ponerle escalivada con algún fruto seco picado, aunque con una buena cantidad de huevo duro, pimiento asado y variantes ya queda muy sabroso. La salsa también admite mil y un tuneos: un poquito de mostaza, alguna salsa picante tipo sriracha, un poco de Perrins o el vinagre de los encurtidos; especialmente recomendable para aligerar la textura si la vamos a mezclar con un ingrediente muy seco. Incluso puedes cambiar la mayonesa por queso de untar o mascarpone, con algunas hierbas frescas picadas, ralladura de limón o batido con un poco de queso azul.

Postres

Fruta de hueso con yogur concentrado, miel, tomillo y almendras

Prepara un labneh sin sal –solamente concentrado– con cuatro yogures. Corta en dados melocotones, albaricoques, nectarinas u otras frutas de hueso hasta tener unos 150 gramos por persona y mezcla con dos cucharadas de miel, unas hojas de tomillo, pimienta y ralladura de limón. Deja macerar un rato en la nevera y sirve sobre una base de labneh.

Flan de huevo sin horno

Sedosísimo y muy fácil

¿Te apetece un flan casero pero te fundes solo pensar en acercarte al horno? Aquí te contamos cómo prepararlo en el microondas y sin mucho más trabajo que mezclar bien, colar para evitar grumos, no pasarte con la potencia de cocción –seguramente el paso más importante– y poner un temporizador. Después de unas cuantas horas en la nevera cuenta como postre frío, y para hacerlo aún más veraniego, en lugar de con la clásica nata puedes servirlo con un helado de este mismo ingrediente, pistacho o sorbete de naranja (el flan y este cítrico se llevan muy bien).

Nieve de melón y hierbabuena

Tritura 700 gramos de melón maduro en cubos con el zumo de un limón y unas hojas de hierbabuena. Lleva a una bandeja cubierta con film o un táper tapado y al congelador. Remueve cada media hora hasta que tenga la textura de un granizado (unas tres horas). También puedes hacer polos, o ponerlo en una bandeja amplia o fuente y rasparlo después con un tenedor o una cuchara antes de servirlo. Tomadlo rápido antes de que se funda, no es el formato más duradero del mundo.

Fresas maceradas con queso fresco batido

Aprovechamos las últimas fresas de la temporada para preparar un postre rápido y fresco, que no solo se puede si no que se debe preparar con antelación así que es un plan perfecto para cuando vuelves tanto de la playa como de pasar calor haciendo cosas menos divertidas. Cortalas en cuartos o mitades, dependiendo del tamaño, y escoge una combinación de sabores que te guste: en este artículo te dimos un montón de ideas y alguna receta. Puedes usar vino o cava, vinagre, cítricos, hierbas aromáticas e incluso añadir un poco de tu endulzante favorito si te han salido un poco sosonas. Remueve bien, cubre, déjalas en la nevera entre dos y 24 horas y sirve la fruta y el jugo sobre unas cucharadas de queso fresco batido.

Más fácil todavía

  • Las fresas maceradas no solo sirven para el postre: su punto de acidez y especiado también las convierte en buenas acompañantes para carnes y pescados grasos como cerdo, pato o salmón. En una ensalada con lechuga o espinacas y unas lascas de queso curado también tienen mucho que aportar. 

  • Muchas de las cremas frías que proponemos -y otras que hagas habitualmente- podrían convertirse en una ensalada o entrante. Corta las hortalizas, elimina el caldo, agua o líquido de la ecuación, añade el yogur si lo llevan a la vinagreta o aliño y termina con los mismos toppings que lleva la sopa. 

  • También puedes coger el camino inverso: en la ensalada de lentejas puedes triturar la legumbre, lechuga, tomates y vinagreta con un poco de agua helada o caldo de verduras y parte de la mayonesa. Sirve bien fría con los langostinos y la salsa restante por encima y listo. Piensa en esta opción si queda medio bol de ensalada aliñada por comer: los mismos ácidos, aceite y sal que la dejarán pocha si duerme en la nevera, le darán un sabor delicioso si la pasas por la batidora. 

  • Cuando el día te atropella más de lo normal –pero tienes que cenar igualmente– las tostadas siempre son una buena opción. Mira qué tienes a mano para poner encima: un poco de hummus, rodajas de tomate o pepino, algunas hojas verdes o si tienes el cajón de las verduras desolado, un bote de pimientos o unas alcachofas en conserva aliñadas darán una buena base. Si lo rematas con un par de huevos cocidos entre cinco y 10 minutos, una lata de pescado en conserva, unas anchoas o algo de queso, prueba superada por hoy. 

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Sobre la firma

Mònica Escudero
Editora y coordinadora de equipo en El Comidista, web gastronómica en la que publica desde 2013 recetas y artículos para hacerte más fáciles las comidas diarias. También escribe, cocina y pone la mesa en El País Semanal, es profesora de máster en Barcelona Culinary Hub y se encarga de estrategias de comunicación y SEO en la cooperativa BitLab.
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